La denuncia judicial por ofensas no es algo nuevo en Uruguay.
Recuerdo que años atrás la actual presidenta del FA en Canelones
denunció a Gabriel Pereyra por una declaración sobre los hospitales
Fue cuando presidía ASSE, de donde fue sacada acertadamente,
como chicharra de un ala, por el entonces presidente Vázquez.
También ocurrió que el director de Aduana llevó a juicio a Ignacio
Álvarez por un programa que hizo sobre un puerto en Colonia.
Me encuentro un millón de veces más cerca ideológicamente de
Canon que, de Álvarez, pero no vacilé en salir de testigo de Nacho
por algo que considere un atropello contra la libertad de expresión.
Ahora la que se sube a los pedales es la fiscal Gabriela Fosatti y
hace cinco denuncias por que se sintió agraviada en su honor.
Demandar al máximo dirigente de un partido político por emitir
opiniones o críticas es grave, tiene connotaciones antirrepublicanas.
Rechazo visceralmente la práctica del periodismo chatarra, pero
considero que hasta esos pseudo periodistas que lo realizan, tienen
la libertad de hacerlo, si queremos tener una democracia completa.
Llevar a juicio a usuarios de redes sociales por comentarios, por
parte de un funcionario, raya en lo ridículo y es perder el tiempo.
¿No banca mucho la presión la fiscal y en esto se le fue la moto?
¿Otra muestra de que le gusta más la fama que el dulce de leche?
El tema de fondo es que cuando personajes con poder intentan
acallar las críticas con denuncias penales, entramos en un juego
peligroso, que puede generar miedo en los ciudadanos de a pie.
Se corre el riesgo de coartar la libertad de opinión con casos
ejemplarizantes, para que otros no se atrevan a decir nada.
Los personajes públicos, ya sean gobernantes, funcionarios o
cualquier otra cosa están expuestos al escrutinio de la gente.
Y si no bancan comentarios adversos, le erraron a la profesión.
Todos parecen de cristal y no toleran que se les cuestione nada.
¡Ojo! La judicialización de la política atenta contra la democracia.
Alfredo García
POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES
Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.
Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.
Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.
Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo.
Conozca aquí las opciones de apoyo.