La semana tuvo lugar el primer debate entre los candidatos a rector.
Fue el primero de los rounds que se van a suceder de aquí en más.
No es poca cosa, se elige al conductor de la Udelar por cuatro años.
La cuestión es cómo hacer que tal evento no se vuelva endogámico
La Universidad de la República es demasiado importante para el
país para que solamente quede en manos de los universitarios.
Hay muchos temas que cuestionar y muchas preguntas por hacer.
¿Tiene lógica mantener la ley orgánica como se aprobó en 1958?
¿No es hora de cambiar el cogobierno universitario?
¿Es necesario que los egresados participen en la dirección?
¿Por qué hay tanto voto en blanco en las elecciones universitarias?
¿No habría que elegir al rector por voto directo y universal?
¿No hay que limitar el ingreso en algunas carreras de grado?
¿Por qué hay cupos en algunas especializaciones y postgrados?
¿Necesitamos por ejemplo, miles de estudiantes que ingresan a
medicina, sicología, escribanía o derecho, que luego abandonan?
¿Podemos brindarle educación de calidad a esa masa estudiantil?
¿No es hora de adaptar las carreras a las necesidades del país?
¿Debe invertir la sociedad tanto dinero en profesionales frustrados?
¿No es imprescindible abrir otro espectro de opciones educativas?
¿Debe ser gratuita la universidad para todos sin tener en cuenta la
realidad socioeconómica de quiénes se anotan para estudiar ?
¿No sería conveniente establecer alguna prueba de admisión?
¿Tienen los pobres verdadera chance de entrar en la universidad?
¿Cuántos graduados universitarios hay de los quintiles más bajos?
¿No es hora de mandar el Hospital de Clínicas para ASSE?
¿Hasta cuándo se va a mantener ese elefante blanco en la Udelar?
¿Cuánto está aportando la Universidad al futuro desarrollo del país?
¿Creación de conocimiento e investigación o formación ciudadana?
¿Tienen que ser universitarios todos los uruguayos en el futuro?
¿Cuánto debe vincularse la universidad con el mundo empresarial?
¿Sirve para algo la extensión o es una liturgia mística de los 60?
Estas son algunas de las interrogantes que se nos ocurren,
seguramente hay muchísimas más y con mayor fundamento.
Lo que sí está claro, es que la discusión en la universidad no puede
tener orejeras ideológicas de ningún signo y debe ir hasta el fondo.
Porque la Universidad es el país y la educación terciaria no debe
ser dogmática y muchos menos idolatrar vacas sagradas.
Amén.
Alfredo García
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