Habló Guido Manini Ríos y ardió la pradera política
No era la primera vez que el general se pasaba de rosca.
Desde la frase: “Nadie podrá poner al Ejército de rodillas”
hasta su participación de uniforme en una misa católica.
El presidente lo sanciona con treinta días de arresto a rigor.
Como de costumbre se comunica mal las decisiones del
gobierno y alguno sale a decir que fue porque violó la
Constitución y otros por infringir el Reglamento militar.
No importa el motivo, el Presidente lo puede hacer.
Ahora bien, ¿alguien cree que el general no sabía lo que
hacía y que simplemente se desbocó en su declaración?
El mensaje era para la interna militar porque se amenaza
algunos privilegios por la propuesta de reforma jubilatoria,
y al igual que el mono del refrán, por la plata baila el milico.
Y no exactamente por los soldados que ganan chirolas.
Pero el tema preocupante de esta situación, son las
reacciones que tuvo gran parte de la oposición política.
Otra vez la cantinela del revanchismo y ojos en la nuca.
Se habló de escarnio y de humillación a los militares.
Hay un tufillo demagógico electoral flotando en el aire.
La “familia militar” parece ser un bocado apetecible para
comerse en el 2019 y sus votos pueden ser decisivos.
No le hace bien a nuestra democracia jugar esta carta.
Es un intento mezquino de capitalizar ciertos descontentos.
Se podrá compartir o no la decisión presidencial, pero no
se puede socavar la institución atribuyéndole intenciones
poco menos que de venganza por los años de la dictadura.
Esperamos una lucha electoral limpia y con argumentos
para elegir al futuro gobierno y no campañas sucias.
Sería bueno ir elevando el nivel de la discusión desde ya
y no caer en chicanas, que poco aportan a la república.