Si lo más destacable del llamado a comisión del ministro Heber
fueron los enfrentamientos entre senadores, estamos en el horno.
La seguridad pública es demasiado importante como para que se
reduzca a un mero ajuste de cuentas entre los partidos políticos.
Priorizar la búsqueda de culpables y/o responsables es errar fiero.
Si aceptamos que los parlamentarios griten, insulten y descalifiquen
generamos descreimiento y que surjan pichones de Milei locales.
Hay problemas que nos preocupan a todos los uruguayos por igual,
por encima de ideologías, extracción social o pertenencia partidaria.
Inseguridad, educación, pobreza, empleo y seguridad social son
algunos temas para los cuales precisamos políticas de Estado.
No es fácil, pero no imposible y hoy queremos focalizarnos en el
tema de la imprescindible y urgente reforma de la seguridad social.
Todos los expertos coinciden en que el sistema jubilatorio en
nuestro país tiene un déficit endémico que viene de años.
A esto se suma que la demografía uruguaya no colabora, ya que
hay menos nacimientos y ha aumentado la expectativa de vida.
En definitiva, nos encontramos en un callejón sin salida a corto
plazo, y es ineludible busca los mecanismos para solucionarlo.
La cuestión es que nadie quiere pagar el precio político de ser el
padre de la reforma, por el costo electoral que pueda tener.
Hablemos claro, en este tema se precisa paternidad compartida y el
responsable último debería ser todo el sistema político partidario.
Hay situaciones en que se deben tomar medidas que quizás no
sean populares o generen resistencia de algunos sectores.
Pero el bien común de toda la sociedad, debería estar por encima
de los intereses corporativos o de mezquindades partidarias.
¿Le dará la nafta para encararlo al establishment político?
Alfredo García