Esta semana nuevamente saltó el tema de los pases en comisión.
A raíz de una nota en el programa “No toquen nada” se hizo público algo que muchos ya sabíamos sobre el periodista Jaime Clara.
El colega está al servicio del senador Mieres hace varios años, así
como antes fue asesor en el Ministerio de Educación de Ehrlich.
Se podrá compartir o no su decisión, pero él nunca lo ha ocultado.
Pero en épocas electorales todo se tiñe con color partidario y
salieron de ambos lados a atacar o defender a Mieres y a Clara.
La cuestión es quién puede hablar libre de pecado, porque en los
dos mil pases en comisión existentes, hay de todo como en botica.
Y hay muchos funcionarios rentados por el Estado que usufructúan
esas situaciones y hacen muy poco para sus ocasionales jerarcas.
Así como también hay de los otros, que laburan duro y parejo.
Sin ir más lejos, conozco al secretario de un candidato que debe
añorar su trabajo original, porque le sacan muy bien el jugo.
Así como abundan los ñoquis, también están los asesores serios.
La cuestión es si el sistema es correcto o tenemos que abolirlo.
Esto me hace acordar a la discusión de las tarjetas corporativas.
El problema es el mal uso que se hace de la herramienta, que de
por sí, puede ser muy buena, si se utiliza correctamente por todos.
Ahora bien, quemar en la hoguera a un adversario político por el
uso equivocado del pase en comisión mientras hacemos la vista
gorda con los funcionarios “compañeros”, huele a demagogia.
Lo mejor es transparentar todas las situaciones, sin distinción
de color político y que se sepa quién es quién en esta jungla.
Hay que llevarle la contra al programa de Joel y el Sueco
y con los pases en comisión: “Hay que tocar a todos”
¿Le dará la nafta al sistema político para hacerlo?
Alfredo García
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