Con bombos y platillos se anunció el NO aumento del combustible.
Bien metida, es lógico en esta situación tomar una medida así.
El gobierno apoya de esa manera a todo el sector productivo.
También se está planteando reimplantar el impuesto a los sueldos
públicos por encima de ciento veinte mil pesos por dos meses.
Se hará de forma diferente al año pasado y se recaudará menos.
¿No sería preferible hacerlo como antes y por más tiempo?
También sería bueno extenderlo a los sueldos altos a nivel privado.
¿O acaso solo deben ser solidarios los funcionarios estatales?
Estamos en una emergencia nacional que golpea a mucha gente.
Y todos pudimos escuchar el otro día a la ministra de economía
Arbeleche: “en situaciones extraordinarias, medidas extraordinarias”
Se puede avizorar vacunas mediante, una salida a mediano plazo.
Y rescato las palabras de una amiga, votante de Lacalle Pou, que
con gran énfasis, por no decir calentura, pedía más gasto social.
Para ella no se justificaba ahora el magro apoyo del gobierno.
Y no hay motivos para seguir macheteando con la excusa de que
no se sabe cuánto tiempo durará la pandemia en nuestro país.
No es más importante el déficit fiscal que la panza de los uruguayos
Las ollas populares son la prueba fehaciente de gente en la mala.
Y duplicar las canastas o las asignaciones familiares no alcanza.
Es imprescindible afrontar la situación económica y en esto el
gobierno es mano y debe jugar un rol extremadamente activo.
Así como se logró conseguir vacunas para los uruguayos sin medir
costos, hay que apoyar económicamente a los damnificados covid.
Para combatir la crisis sanitaria hay que facilitar a que la gente se
mueva lo menos posible y eso se logra con apoyo económico.
Es fundamental desarrollar una campaña para que la gente tome
conciencia de la gravedad del momento y se entre a cuidar más.
El virus no diferencia entre bolches y fachos, entre ricos y pobres
campea en Carrasco y en el Borro, pero algunos atravesamos la
tormenta en yate y otros chapotean en el agua sin saber nadar.
Comparto la idea de la libertad responsable del presidente Lacalle,
pero para hacerla viable, ahora precisa una “pequeña ayudita de los
amigos” y es el momento de que Azucena y Alfie abran la billetera.
Alfredo García
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