Educación: ¿Quién gana la pulseada?
La semana se vio conmovida por el conflicto del IAVA, donde el salón del gremio estudiantil hizo que estallara un conflicto con los estudiantes. Luego se agregó el sumario al director del instituto por no acatar las órdenes de las inspectoras y ardió Troya en la educación pública con paro por 48 horas. ¿Justifica el traslado de un local gremial tanto alboroto? ¿Deben meterse la central sindical y el Frente Amplio en un conflicto estudiantil? ¿Se utilizó esta situación para seguir la resistencia a la transformación educativa en curso? ¿Le preocupa a los gobernantes el bienestar estudiantil o se trata de una estrategia de polarización buscando rédito político? ¿Tiene lógica un paro general de la educación por este hecho? ¿Lo que está en juego es quien manda en la enseñanza pública? ¿Fue autoritaria la actuación de las autoridades? ¿Fundamentar en principio la decisión de sancionar al director con la figura de insubordinación a las jerarquías, deja en evidencia el talante autoritario que los habita? ¿Se ha vuelto gimnasia ocupar el IAVA, sabiendo que va a ser desalojado?
Un ratón uruguayo por José Luis Perera
El conflicto que conmovió la semana pasada, es sin duda una montaña que parió un ratón. Ya desde el inicio –un pasillo utilizado por un gremio estudiantil- y que pidió ser desalojado para construir una rampa de acceso. Pero también lo que vino luego: el sumario a un director que se negó a cumplir órdenes de sus superiores y los paros posteriores en la educación pública.
Sin dudas hay temas en el tapete que merecerían que ardiera Troya, pero que ni siquiera han provocado un chispazo. Pensemos solamente en la reforma jubilatoria y en la respuesta popular que provocó en Francia, y la carpita con unos sindicalistas tomando mate que –hasta ahora- parece ser la única reacción popular en esta penillanura levemente ondulada y adormecida.
Qué los estudiantes hayan logrado ese pasillo, para sus actividades gremiales ¿es normal? No lo creo; en mi época de estudiante las asambleas las hacíamos en los patios. Los edificios públicos tienen sus fines específicos, y no son precisamente el desarrollo de actividades sindicales, para lo cual los sindicatos suelen tener sus sedes y si no las tienen utilizan las de otros sindicatos. En este caso, se suma además que el edificio está declarado monumento histórico, y el estado en que lo tenían los estudiantes era realmente deplorable por lo que se puede apreciar en las fotos que han aparecido.
El director del Instituto tiene sin duda todo el derecho del mundo a solidarizarse con los reclamos de los estudiantes, y nada le impedía hacerlo. Pero también, tenía la obligación de cumplir con las órdenes superiores, como corresponde en toda institución –pública o privada- sometida a grados y escalafones en donde unos mandan y otros obedecen. Tal vez quería enseñarles a sus estudiantes lo bueno que es no aceptar órdenes de nadie y hacer lo que a cada quien le viene en gana.
¿Se pueden desobedecer las órdenes cuando a uno le parecen que van contra sus principios y convicciones? Por supuesto que sí. Pero hay que saber que eso tiene consecuencias y que atreverse a contravenir el orden establecido conlleva sanciones. Y no parece muy buena cosa mostrarles a los estudiantes que se puede tranquilamente desobedecer la autoridad en esta sociedad simplemente porque no te gusta. En todo caso, lo que comprenderán los estudiantes es que, si no les gusta el orden establecido en esta sociedad, deberán luchar contra él hasta cambiarlo. Y que esa lucha es larga y que habrá logros y derrotas.
El otro punto es la politización de todo en nuestra sociedad, y los réditos político partidarios que puedan obtenerse de cada cuestión que surge en la agenda. Y de eso no se salva nada ni nadie. Los que ayer no se inmutaban cuando su gobierno desalojaba estudiantes – y en ese entonces el conflicto en reclamo de aumentos salariales para los docentes y del gasto total que se dedica a la educación pública, y no por un corredor pintarrajeado- hoy sienten que están ante el resurgimiento del nazifascismo.
La mala administración por Pablo Caggiani
Los sucesos del IAVA de la semana pasada no son episodios aislados, han sido una constante de esta gestión de gobierno. Abonan en un estilo de gestión que genera problemas, perjudica a los estudiantes y docentes y no resuelve los desafíos de nuestra educación.
La realidad vs la ficción
El liceo ya tiene una rampa, también cuenta con un ascensor que permite acceder al primer piso que está roto, el gremio de estudiantes tiene un salón gremial. No hay licitaciones ni compras para hacer la rampa, no hay gestiones frente a la Comisión de Patrimonio para hacer la obra. Es decir que estamos ante un extraño conflicto por algo que todavía no tiene indicios de acontecer y que además no resuelve el tema de la accesibilidad al liceo. Descontado está que sería muy bueno resolver este tema.
Las formas de administrar el conflicto
Las autoridades mandaron desocupar el salón gremial. La dirección actual y las anteriores no veían un problema en el espacio para los estudiantes, los estudiantes tampoco veían un problema allí. La orden se repitió y la dirección señaló con buen tino que no era procedente.
Esta situación terminó en un director con sumario por insubordinación y la movilización de los estudiantes y los docentes en defensa de cosas muy razonables. Hasta aquí lo que hay es un conflicto como tantos otros que hay en una institución educativa y que parece mal administrado.
La deriva autoritaria
Los sumarios son investigaciones y son la forma de dar garantías a las partes de que se pueda aclarar qué fue lo que sucedió. La separación del cargo y la retención de la mitad del sueldo es una de las posibilidades y en este caso es un sin sentido. La separación del cargo tiene que ver con preservar a alguien o las pruebas de lo que se investiga, en este caso parece ser una forma poco elegante de sacar al director. Lo mismo sucede con la intervención policial cuando el liceo no estaba ocupado, o dejar sin llaves durante la ocupación a estudiantes en su mayoría menores de edad, o cerrar el liceo como sucedió luego del desalojo de la ocupación. Toda una definición de hacer un conflicto por parte de la administración.
Lo político por encima de lo pedagógico
Las voces de la administración y del oficialismo le están dando un tenor político partidario al tema llevándolo de lo pedagógico, y como se encaminan situaciones con estudiantes de educación media, a una especie de Troya donde la conversación es de adultos y básicamente se refiere a la tensión entre autoritarismo y libertad. Varios son los actores que están advirtiendo que se provocó un conflicto por acciones de las autoridades de la educación y además con consecuencias para el director del liceo y para los estudiantes. La democracia se achica con este gobierno porque se entiende que existía demasiada democracia. Los estudiantes y el director quedaron presos de las órdenes al estilo cuartel con que se pretende administrar lo educativo, lejos de los problemas de accesibilidad, lejos de los problemas del liceo. A esto debemos sumar que para una parte de nuestra sociedad está bien amenazar o burlarse de un vocero estudiantil de 16 años y esa parte está integrada por comunicadores, políticos, dueños de medios y algunos anónimos en las redes. En fin, la mala administración de la cosa pública.
Los insubordinados de siempre por David Rabinovich
Jennifer Cherro, Directora de Secundaria, Robert Silva, Presidente del Codicen y el Ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira son las actuales autoridades de la enseñanza. Para dejar bien claro que están dispuestos a hacer uso y abuso de “la autoridá” provocaron un nuevo conflicto en la educación que abarca a estudiantes, docentes y padres. Sus consecuencias no son fácilmente predecibles. Esta política -estrategia de dominio sobre la sociedad- se repite a lo largo y a lo ancho de la administración herrerista con beneplácito de sus socios en la republicana coalición que –hasta donde puede- nos subyuga.
No se trata del mero traslado de un local sindical estudiantil, tampoco de ‘emprolijar’ el funcionamiento de las organizaciones de estudiantes y de trabajadores. Acá están en juego políticas sociales que son la otra cara de aquella moneda “los malla oro no se tocan”, que mostró el Presidente ensoberbecido. Es claro que el tema justifica la alarma y la intervención de las izquierdas y de las organizaciones sociales. Porque debemos darnos cuenta, con total seriedad, que se trata de despedazarlas.
Esta situación es parte indisoluble de los enfrentamientos que genera la lucha de clases en Uruguay, en la región y en el mundo. Como bien dijo Warren Buffet: «hay una guerra de clases y la estamos ganando los ricos»1
Las transformaciones que impulsa el gobierno son una parte de esa guerra de los ricos contra los demás (contra todos los demás). ¿Qué tiene de raro entonces que las enfrentemos de todas las formas posibles? Nosotros también queremos cambios, transformaciones profundas, sólo que en un sentido bien diferente a las que se impulsan desde el actual gobierno.
Hay cosas que deberían estar claras: En el capitalismo la democracia molesta al sistema; y la libertad, en toda la extensión imaginable del concepto, simplemente no puede existir sin cambiar el sistema.
“Una mujer de iniciales C.M.P fue condenada a cuatro años de prisión en régimen de cumplimiento efectivo por haber intentado ingresar 11 gramos de marihuana a la Unidad 24 del INR, cárcel de Mercedes.”2
Una de las consecuencias (anunciadas y cumplidas) de la LUC fue el aumento de las condenas a mujeres en situaciones como la del ejemplo (setiembre de 2020). Todos los partidos parecen estar de acuerdo en que hay que cambiar, corregir esa salvajada. Pero, para la Coalición eso no es ‘prioridad’ en la agenda parlamentaria. Antes, por ejemplo, hay que aprobar una ley para que los padres abusadores no pierdan el derecho de estar en contacto con sus hijos abusados. ¿Las consecuencias para ellos? No parece preocupar a los ‘republicanos’ de la coalición.
Sobran los ejemplos que avalan lo que afirmo en materia de cuáles son las prioridades para el gobierno: disciplinar, prohibir, castigar a los rebeldes u opositores. A confesión de parte relevo de pruebas… (Lo digo por las declaraciones públicas de Cherro, Silva y da Silveira sobre el conflicto en el IAVA).
1 https://www.tercerainformacion.es/opinion/25/06/2020/warren-buffet-hay-una-guerra-de-clases-y-la-estamos-ganando-los-ricos/
2 https://www.montevideo.com.uy/Noticias/4-anos-de-prision-efectiva-a-mujer-que-quiso-ingresar-11-gramos-de-marihuana-en-carcel-uc763837
Una necesaria cadena de diálogos por Celsa Puente
Durante más de una década fui directora de un liceo público de Montevideo. En ese tiempo de ardua y exigente labor aprendí mucho sobre diversas áreas, pero por sobre todas las cosas aprendí que no hay gestión posible sin un diálogo constante entre todos los actores de una comunidad educativa. El o la directora/a tienen su esencia allí, en esa vocación de diálogo con docentes, familias, estudiantes, un intercambio que construya escenarios de desarrollo para los más jóvenes, que brinde confianza y seguridad, un encuadre en el que exploren sus talentos y ensayen una ciudadanía que en colectivo los hará más fuertes para encontrar su lugar en el mundo.
¿En qué cabeza cabe que pueda llegar alguien súbitamente a dar una orden cuyo fundamento es por demás ilógico y pretender sin más que la misma sea cumplida en silencio como acto de obediencia irrestricta? Sin dudas, eso solo puede existir en la cabeza de la gente con una concepción totalitaria de la vida, la idea de una verticalidad rotunda que pensábamos superada en el Uruguay y que tiene expresiones en estos últimos dos años que nos alertan del peligro acerca de aquellos que prefieren manejar títeres en lugar de convivir con ciudadanos.
El IAVA es un centro educativo con una larga historia de luchas y expresiones creativas a nivel del gremio estudiantil. Fue el primer liceo con un baño inclusivo a propuesta de los estudiantes, es el que nos ha sorprendido instalando el “pollerazo” para poner en discusión las cuestiones de género y las prescripciones sociales. Los “gurises del IAVA” son también los que hace un par de años organizaron un desayuno con la gente que está en situación de calle y siempre merodea en los alrededores, además de que armaron un perchero solidario para ayudarlos a pasar las inclemencias del invierno, porque buscan acompañar a los más desamparados, sean o no alumnos de la institución. Pretender presentarlos como jóvenes insensibles ante la discapacidad por la defensa de su espacio gremial so pretexto de la construcción de una rampa (a todas luces innecesaria sin un ascensor en funcionamiento que conecte los tres pisos del edificio) es por demás perverso, entendiendo que la perversidad viene de quienes en lugar de cumplir con el deber de protegerlos y acompañarlos en su desarrollo los exhiben y exponen ante la opinión pública intentando desmerecerlos.
Fui mil veces al IAVA y NUNCA encontré el salón gremial cerrado. Al contrario, siempre lo hallé vibrante, lleno de vida, de discusiones, de planificaciones, de trabajo. Cuando no estaban creando un ciclo de cine foro, estaban imaginando una intervención para conmemorar el 20 de mayo o el día del medio ambiente. SIEMPRE fue un espacio pleno de vida creativa. Y estoy segura de que si los adultos a cargo hubieran actuado con la lógica del diálogo que respeta al interlocutor, que lo reconoce como un otro interesante y valioso, jamás se hubiera disparado la reacción natural de defensa que estos chiquilines desarrollaron: cerrarlo y expresarse con frenesí para defender su espacio como símbolo.
Conozco al Director Leonardo Ruidiaz, un docente formado, sensible, comprometido con los y las adolescentes y sus familias. Sé que coincidimos en que la gestión es una cadena de diálogos, y fue eso lo que hizo: conversar, evitando la grosera verticalidad que desconoce el valor de los otros y pretende arrasarlos en forma desmañada.
Nuestro Eduardo Galeano dijo con acierto: “Ojalá podamos ser desobedientes cada vez que recibamos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común”. Leonardo lo hizo, manteniéndose fiel a sus convicciones. La acción autoritaria, llevada adelante con una rapidez inusitada -que no parece propia del sistema que dirige- lo separó del cargo. Los mismos que dicen que hay que dialogar se encargaron de quitar del escenario al único interlocutor que dialogaba. No puedo evitar volver a Galeano, siempre tan presente: “Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano”. Ojalá.
Las autoridades necesitan dar muestras de grandeza por Mauro Mego
En 2007 un grupo de estudiantes en el CeRP del Este hicimos una movilización ante la visita del Dr. Yarzábal, entonces presidente del CODICEN. Allí se disponía a exponer respecto del plan único de Formación Docente en ciernes con el que no estábamos de acuerdo ni nosotros ni los docentes. La movida que hicimos fue simple: leímos unas proclamas e hicimos un poco de barullo, pancartas. No rompimos nada, no agredimos a nadie. Más allá de si estuvimos tácticamente bien o no, aquello no cayó bien en las autoridades de nuestro gobierno. Era lógico que las autoridades sospecharan de algo fraguado en aquellos centros “hijos del más oscuro neoliberalismo”, por lo que tuvimos luego que declarar administrativamente frente a un grupo de abogados de CODICEN. La hipótesis que manejaban era que aquella asonada habría sido concertada entre docentes y estudiantes y que fuimos conducidos a aquello (¿les suena?). Nadie dio pelota a aquello, nadie nos dio una mano y todo se diluyó. Y eramos un grupo de canarios en Maldonado, sin la entidad que tiene todo lo que pasa en Montevideo. Y eramos veinteañeros.
Sin pretender comparar una cosa con la otra, es algo común en las autoridades legítimas sentirse amenazados cuando se dispone algún tipo de mecanismo de lucha. Nadie quiere que le digan que quizá no tiene razón, nadie quiere sentirse vulnerable. En los sucesos del IAVA hay varios elementos que vuelven muy lamentable todo lo ocurrido. Por un lado, es absolutamente lógico que las instituciones públicas están sujetas a reglas y a formas de funcionamiento y que ellas derivan de una cadena de responsabilidades. En definitiva, son sitios públicos. Si el hecho en discordia es la permanencia o no del legítimo salón gremial en relación a la posible rampa de acceso las cosas pudieron ser diferentes, pero existe una discordia latente de fuerte aversión ideológica que, intuyo, precipitó los hechos. Resolver conflictos de convivencia o accesibilidad son cosa de todos los días en los centros educativos, pudo resolverse dialogando allí mismo. Las autoridades son más grandes cuánto más presentes están, no se pierde autoridad, al contrario, se gana. Pudo evitarse esta situación exagerada, el sumario con retención de haberes para el Profesor Director parece desproporcionado. No habrá demasiados cambios ya que las posiciones se radicalizan por razones de fondo. Se está a tiempo de charlar entre los actores que hacen al centro-familias incluidas-para dar solución a algo que es parte del hecho educativo: resolver conflictos, darnos lugar a todos. No se pierde fortaleza ideológica por sentarnos juntos a buscar una solución, ahí las autoridades tienen mayor responsabilidad, estén a la altura.
Políticamente incorrecto por Esteban Pérez
Los estudiantes de Secundaria irrumpieron en la realidad nacional escandalizando a la burguesía y su coalición de gobierno recibiendo ésta un ejemplar cachetazo por parte de un joven negro, con caravanitas, pelo y vestimenta “raros”, transformándose en un tremendo puñetazo a la reforma educativa y a sus autoritarios impulsores quienes no midieron las consecuencias de apretar la soga. También los gurises pegaron una bofetada a la izquierda timorata, la que acuñó la paralizante frase de “lo políticamente correcto” para justificar transas y aplacar las olas por temor a perder votos, tratando de alcanzar el próximo gobierno o, por lo menos, conservar los carguitos obtenidos. Hasta el día de hoy no conocemos el para qué dicha izquierda quiere el gobierno; no se conoce el programa, pero sí la carreta colocada delante de los bueyes proclamando candidatos que no se sabe que impulsarán ni si calzan los puntos para ese programa que aún no existe. Los hechos del IAVA también nos nutrieron con la dignidad y el coraje del profesor Leonardo Ruidias, quien fue sumariado por “insubordinación”. El botija “políticamente incorrecto” y el director “insubordinado” han regado la fértil tierra de los estudiantes y el pueblo en general despertando a miles de “insubordinados y políticamente incorrectos”, que parecían aletargados por la resignación y la falta de un horizonte de lucha y esperanza. Aquellos que quieren imponer a prepo una enseñanza basada en la obediencia a ciegas y el temor a las sanciones, han generado la ejemplar resistencia de los docentes y la valiente actitud de los estudiantes. En este contexto no nos queda más que sumarnos a este amanecer declarándonos “insubordinados y políticamente incorrectos”. ¡Bienvenida la eterna rebeldía de los jóvenes!
Reflexiones lavando la vajilla por Leo Pintos
La sociedad uruguaya ha decidido utilizar la educación como campo de batalla para dirimir diferencias políticas partidarias. Acostumbrados ya a esta lógica de trinchera que afecta a todos los ámbitos de la sociedad con la lógica perversa de demonizar al otro, asistimos a este patético espectáculo que se ha vuelto rutinario.
Superada ya la bipolaridad de la guerra fría, el mundo asiste a pequeñas batallas fronteras adentro de cada país. La inmigración, la tenencia de armas, los movimientos extremistas, incluso el impacto de la inteligencia artificial son temas que dividen a sociedades del primer mundo. El hambre, las enfermedades, la lucha por la libertad es cosa de los pueblos olvidados por la globalización.
Así pues, a falta de esos problemas, en Uruguay hemos elegido jugar con explosivos justo en la cimentación para poner a prueba nuestra existencia misma como nación. Tenemos en proceso una reforma educativa que no es tal, improvizada y llevada adelante a los ponchazos. Es difícil no caer en la manida frase «vivimos tiempos de cambios vertiginosos», como justificación del caos reinante en la educación, pero es evidente que nadie parece saber qué es lo que hay que hacer. Entonces, si las autoridades políticas de la educación se ven desbordadas por la realidad, y los docentes no tienen claras las herramientas y estrategias pedagógicas a aplicar, tampoco podemos esperar de los estudiantes actitudes y reacciones positivas ante el acto educativo.
El conflicto del IAVA es apenas un incidente más, y me atrevo a decir el menos grave, respecto a lo que está sucediendo en el ámbito de la educación. A muy pocas cuadras de ese instituto hace un par de semanas supimos del suicidio de un alumno víctima de hostigamiento en medio de denuncias de violencia entre grupos de estudiantes del Liceo Zorrilla y el liceo 5. Al mismo tiempo se suceden casi a diario denuncias de violencia en otros tantos centros educativos en todo el país. Violencia entre estudiantes. Violencia de estudiantes a docentes. Violencia de padres o madres hacia docentes. Está claro que la educación es la caja de resonancia de lo que ocurre puertas adentro de nuestras casas. Y también de lo que ocurre puertas adentro de las instituciones que elegimos para gobernarnos.
Hoy hablamos del salón de un instituto educativo como detonante de un conflicto insólito. Seguramente no estemos lejos en el tiempo de algún hecho de violencia que, vaya a saber si por azar o mandato divino, no ha sucedido y que, a la luz de los niveles de violencia que imperan hoy en Uruguay, tarde o temprano ocurrirá. Insisto, los estudiantes no son culpables de nada. Ni de la apatía que parece dominarlos. Ni de la radicalización que puedan mostrar una parte. Ni del bajo nivel que puedan mostrar en las pruebas evaluativas. Solo son víctimas de nuestra inoperancia proverbial. Ellos no decidieron bajar las exigencias para ser promovidos para tener mejores índices. Ellos no elaboraron los pobres documentos teóricos que sustentan esta transformación educativa. Ellos no eligieron a quienes deben llevarla adelante. Ni tampoco formaron a sus docentes. Ni mucho menos resolvieron someterse a la prescindencia de sus padres.
El que escribió esto no terminó el liceo. El que escribió esto tiene dos hijos adolescentes que no saben por qué estudian. El que escribe esto no tiene ni idea de educación. Pero al menos tiene la tranquilidad de que no parece ser el único que experimenta esta realidad.
Llueve sobre mojado por Cristina De Armas
Le recuerdo al buen lector: estamos en campaña política rumbo a 2024.
El hecho, – en este caso el dato menor- es que secundaria ha querido realizar una rampa en un sector con puerta a la calle del liceo IAVA, puerta hasta el momento inhabilitada. Este sector en el momento era utilizado por los estudiantes para sus reuniones gremiales. El director del liceo hace llegar lo solicitado por secundaria a los adolescentes solicitando llave de acceso que le es negada aún cuando se les informa que tendrán otro lugar donde reunirse. Los jóvenes solicitan que representantes de secundaria vayan a negociar con ellos por la llave. Cuando el director responde lo decidido por los adolescentes y en acuerdo con ellos, secundaria lo separa del cargo y le retiene el cincuenta por ciento del sueldo.
De inmediato los jóvenes ocupan el liceo, secundaria envía a las fuerzas del orden a desalojar y allí; el gremio de la educación (Fenapes), la oposición política y el circo mediático.
Se escuchan muchas voces enojadas con el gremio de adultos de la educación, pero no podían perder semejante oportunidad que se les abre para reclamar, como esencia de cualquier gremio; un mayor presupuesto, denunciar carencias, faltas y lo que consideran atropellos. No hacer eso sería ir en contra de su obligación de ser, obligación que han esgrimido ante todo gobierno y con especial ahínco en los gobiernos frenteamplistas porque es verdad; la lucha social, los sindicatos siempre han estado de alguna manera a la izquierda política pero cuando ésta llegó al gobierno luego de tanto batallar era de esperar que fuera dadivosa, especialmente indulgente, sin embargo, fue en gobierno de Tabaré Vázquez que se decretó la esencialidad.
Por otro lado, la izquierda política que no puede desentenderse, pero tampoco puede ir directamente al choque cuando está tratando de convencer a ese sector de desencantados residuales que cada gobierno deja para sumar caudal electoral.
La prensa; encontró un oasis informativo, un lío que es político en su trasfondo pero que no tiene que ver con narcotraficantes, pedófilos, corrupción y todas esas incomodidades.
Las autoridades de secundaria. Han actuado completamente desentendidas del momento político en que se encuentra el país y el gobierno al que también representan. Este momento va más allá de las razones y la gestión, no es verdad que la gestión se desentiende de políticas. Más allá de que en lo legal, lo institucional tenga la razón y más allá de que una parte de la sociedad se enoje con los gremios o con la izquierda, la sociedad en mayoría entiende que lo actuado sobre el director de la institución fue excesivo y exagerado. De no haber mediado esa resolución no se hubiera llegado a la situación de paro de actividades que es lo que realmente afecta a todos, educandos, profesores, padres e instituciones. Dentro de la legalidad siempre se debe buscar el mal menor o el bien mayor. Que el director debe ser sancionado no es duda para nadie porque quien está sujeto a una jerarquía está sometido a ella, pero la medida disciplinaria debe ir en consecuencia con la falta.
Ahora se ha convertido en una situación meramente política que negociarán entre adultos con intereses. Los adolescentes pensaban volver a clases, pero se han encontrado con que continúa el paro de Fenapes, los docentes quieren que se restituya al director destituido. To be continued…
Estudiantes enfrentan desmantelamiento de la educación por Andrea Revuelta
El conflicto del IAVA, es mucho más que el desalojo de un salón gremial. La actitud los estudiantes ante el atropello de sus derechos no es desmedida ni un “capricho” juvenil, tampoco el paro realizado por los docentes en apoyo a sus reclamos primero, y luego en respuesta a la sanción al director, acusado de insubordinación, por no expulsar a los estudiantes, incumpliendo la orden de inspección.
El salón gremial del Iava es en un pasillo, creado con la reforma de 2009, cuando también se instala un ascensor para brindar accesibilidad a todos pisos: subsuelo, planta central, primer piso y observatorio. El problema es que éste no funciona desde hace más de cuatro años, aunque se paga un servicio mensual de mantenimiento.
El primer argumento para solicitar el desalojo fue que allí se construirá una nueva rampa, a metros de la existente. Es bochornoso que esta sea la prioridad, mientras los techos de las galerías están revestidos de malla de alambre para evitar que los cascotes caigan sobre personas. Los informes técnicos sobre los riesgos que presenta la construcción avalan los sistemáticos reclamos de mejorar las condiciones edilicias.
Entonces; ¿por qué el capricho de sacar a los estudiantes de ese espacio? ¿Cuál es la verdadera razón? ¿Por qué la premura? La rampa es solo una excusa pueril para desalojar el gremio estudiantil, no obedece a una necesidad real.
A partir de la separación de cargo del director, se suceden paros, ocupación y movilizaciones en rechazo a la sanción y a la represión al gremio estudiantil. La respuesta de las autoridades: desalojos, presencia policial, falta de diálogo e intransigencia. El argumento pasa a ser el respeto a las jerarquías y a la autoridad. Sobre las necesidades de los centros educativos, tanto de infraestructura como de personal, no hay respuesta.
Para imponer la transformación educativa, rechazada masivamente por docentes y estudiantes, tienen que liquidar a los gremios y sindicatos que constituyen la herramienta colectiva para frenar esta ofensiva. Porque la reforma no solo reduce los contenidos académicos, sino que es un profundo recorte de presupuesto que se traduce en los problemas de infraestructura, pérdida de horas docentes, grupos superpoblados, falta de equipos multidisciplinarios, de personal auxiliar, etc. En este contexto, el recorte de derechos en la tercera pata de la transformación.
Ades Montevideo resolvió en su asamblea, el pedido de renuncia de Robert Silva y de JeniferCherro por negligencia, autoritarismo y represión, y aunque está claro que no es un problema de nombres, conquistar este reclamo constituye un golpe formidable a un gobierno empantando, que marca un camino para avanzar en los reclamos de fondo ahora. En este sentido, la burocracia sindical, jugada a no hacer olas para garantizar un recambio ordenado de gobierno y el triunfo del FA en 2024, pone las barbas en remojo. Recordemos sino el derrotero de la lucha educativa con las huelgas de 2013 y 2015, la esencialidad o el desalojo violento del Codicen.
El ahorro presupuestal de 151 millones de dólares es un ajuste en regla contra la educación pública estatal y contra los trabajadores en general, que amerita una respuesta de conjunto de todo el movimiento sindical ya que está en juego la educación de los hijos de los trabajadores, la formación de la mano de obra futura y hacia dónde va la riqueza fruto de nuestro trabajo y que administra el estado, si a la educación púbica o a las patronales y los bancos.
Conducir no es mandar por Juan Pablo Grandal
En un intento de demostrar autoridad hacia el exterior, hacia las cámaras, las autoridades dejaron al desnudo la debilidad del gobierno a la hora de conducir el país, generando un problema a nivel nacional cuando era una situación particular de un liceo.
En primer lugar, quiero decir que efectivamente no es de mi agrado la estética del salón gremial del IAVA y considero que debía estar más cuidada. Pero no diré más nada de esto ya que no es relevante a las razones del conflicto.
El conflicto surge porque las autoridades de Secundaria buscaban construir una rampa de acceso para silla de ruedas a la institución, que requería que el gremio cediera su salón gremial, el cual anteriormente funcionó como una entrada lateral. Desde el gremio se argumenta que el interés era expulsarlos del salón, no facilitar el ingreso a estudiantes con dificultades de movilidad, ya que mantienen el reclamo hace años de que el ascensor que permitiría libre acceso a todos los pisos no funciona.
El director de la institución hizo lo que cualquier figura de autoridad que se precie de ser tal debe hacer: mediar. Buscar una solución pacífica que mantuviera tanto a las autoridades nacionales como al gremio si no felices, al menos satisfechos. Desde mi parte, considero que lejos de castigarlo por buscar negociar, armonizar posiciones contrarias, se lo debería felicitar.
Pues se eligió destituirlo. Como consecuencia: paro de docentes y ocupación del IAVA. Las autoridades de Secundaria argumentaron que esto sucedió porque el director incumplió la orden de desalojar al gremio del salón, que habría recibido antes de Semana Santa. Políticamente, se convirtió en un hecho de alcance nacional y con claros tintes político-partidarios.
Y no es justo ni legítimo que el gobierno se queje de que figuras del Frente Amplio hayan respaldado públicamente al gremio del IAVA. Ya que las autoridades de Secundaria, respaldadas luego por el Codicen y el MEC, hicieron de esto por sí solas un conflicto político-partidario. No fue el GEI ni el FA ni el PIT-CNT ni nadie más que ellos quienes escalaron la situación. El rechazo a la mediación, la negociación y el diálogo a favor del tribuneo, el mostrarse “duro” ante la tribuna, es francamente vergonzante de parte de cualquiera que se plantee liderar una nación.
No es un tema de “autoritarismo”, el ejercicio de la autoridad es perfectamente legítimo, pero gobernar no es “yo hago lo que quiero y todos me tienen que hacer caso”, para que una sociedad funcione de la forma más armoniosa y “aceitada” posible se necesita aceptar que cualquier gobierno va a encontrar resistencia a sus políticas, buenas, malas o discutibles, y al menos debe BUSCAR la negociación y el diálogo. Claro, capaz que es más difícil y lleva más trabajo. Si las autoridades de Secundaria se hubieran mostrado dispuestas a dialogar y hubiera sido el GEI el que se ponía en una posición intransigente, claro que no tendría problema en que ahí sí se tomaran estas medidas. Pero ni se buscó el diálogo. Se vió en el Gremio del IAVA un “enemigo”, asociado con “la izquierda”, a quien atacar públicamente para que simpatizantes del gobierno aplaudan. Ese fue el único objetivo. Quizás se cumplió con dicho objetivo. Ahora, pobre futuro le espera a la tan celebrada por parte del oficialismo “transformación educativa” si así se la va a llevar a cabo.
Yo a esta altura me pregunto si a algunos actores del oficialismo les importa realmente conducir el país y promover el bienestar de nuestro pueblo (de formas que pueda compartir o no) o si les importa más generar material para que los aplaudan en redes sociales. Es una pregunta real. Eso sí, ojo, con manijear permanentemente estos enfrentamientos. No solo el gobierno es culpable de esto, pero aquí, en este caso, sí tienen responsabilidad de hacerlo. Somos una sociedad pacífica, pero no siempre lo hemos sido, es más probablemente lo contrario sea más común a lo largo de nuestra historia. Cuidemos el ser un país donde todos los actores políticos y sociales se pueden juntar a negociar y dialogar, es un gran valor. No sea que nos despertemos un día y la realidad sea otra.
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