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El amor, el destino y los universos paralelos

El amor, el destino y los universos paralelos
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En el 2005 Sergi Belbel, de la mano de Gabriel Calderón y Martín Inthamoussu, se instalaba con gran éxito en la Sala 2 del Teatro Circular con Morir (o no), espectáculo que presentaba una serie de historias conectadas por la muerte y que ponían foco en la incomunicación familiar, en los excesos, en la violencia o en la desintegración de los vínculos. Casi veinte años después Alfredo Goldstein vuelve a traer al autor catalán a la misma sala del Circular pero con una historia que, al menos al comienzo, parece casi la antítesis de la que ganara el Florencio a mejor espectáculo en 2005.
Si no te hubiese conocido nos coloca frente al living de la casa de Eduardo y Elisa, una pareja de profesionales que atraviesa una madurez “feliz”, de esa felicidad casi de manual de películas norteamericanas de los años cincuenta. Casados, con hijos que tienen un buen desempeño en sus estudios, sus diálogos rutinarios los llevan a recuerdos de la niñez y la adolescencia que señalan el inicio, o no, de la relación que décadas después los mantiene unidos. Dos momentos se disputan el privilegio de ser el más relevante, un baile durante la niñez, o una cita ya al final de la adolescencia. En la disputa se cuela una suerte de “definición de felicidad” que sería más o menos como “el momento en que ya se tiene todo resuelto en la vida, y solo falta ver crecer a los hijos”. No es extraño que la música de fondo para estas escenas sea Unforgettable, de Frank Sinatra. Pero un suceso trágico, que no vale adelantar aquí, cambia bruscamente la situación ¿o no?

¿Qué hubiera pasado si en vez de estudiar artístico hubiera estudiado científico?, se preguntaba Elisa al comienzo, y eso disparaba al pasar ciertas disquisiciones sobre la posibilidad, científicamente fundada, de que existan multiversos o universos paralelos. Más allá de la discusión científica, la posibilidad de que existan realidades paralelas ha sido ampliamente retomada por creadores literarios, cinematográficos y teatrales para desarrollar sus ficciones. Recordemos, por ejemplo, El gato de Schrodinger de Santiago Sanguinetti para la Comedia Nacional en 2016 . Belbel se vale de esa posibilidad para retomar a sus personajes iniciales y volverlos a encontrar, o desencontrar, en algunos momentos clave de sus vidas. Oscar y Clara, personajes secundarios, sirven a Belbel para jugar con diversas posibilidades de configuración de parejas, pero lo cierto es que, casi que fatalmente, en todas las variantes algo parece reunir a los personajes principales. Esto tiene cierta explicación, si recordamos el encuentro “fundamental” ha quedado a resguardo en todos los universos.

El juego es ingenioso y nos propone varias posibilidades de interpretarlo. La escena inicial, que proponía una casi arquetípica familia feliz ¿es la historia original? ¿O es lo que se imagina una mente delirante luego de un shock traumático? ¿Cómo jerarquizar a cada uno de los posibles universos que se nos plantean? El juego además tiene consecuencias, porque los personajes, particularmente Eduardo, desarrolla una personalidad bastante negativa en alguno de los universos en que no se encuentra con Elisa. Y mientras tanto se desarrolla otra discusión, que no parece ser inocente. Los personajes que se dedican a las ciencias duras, y en menor medida a la Economía, aparecen privilegiadas respecto a quienes se dedican a la música o al arte. Incluso se señala que es desaprovechar capacidades si pudiendo estudiar ciencias se opta por las artes. Esta es una discusión menor (en la obra), pero que no deja de estar presente en todos los universos posibles que nos propone Si no te hubiese conocido.

Volviendo al inicio, y más allá de las posibles lecturas, Belbel se detiene en el vínculo principal y propone a la platea que se pregunte sobre sus elecciones, sobre las posibles trayectorias que quedan por el camino al tomar determinadas elecciones. Y Goldstein con su elenco hace que creamos en el juego. Paola Venditto y Gustavo Bianchi, interpretando a Elisa y Eduardo, hacen un gran trabajo para que esa “felicidad” cotidiana inicial se convierta casi en el norte inconsciente que guía el comportamiento de Eduardo en el resto de las escenas. La platea empatiza con esos personajes, espera escena tras escena que se vuelvan a encontrar y disfruta de los equívocos que se generan mientras tanto. Ignacio Estévez tiene a un personaje difícil, que aparece a la sombra de Eduardo y por momentos tiene comportamientos casi bufonescos. Pero el actor logra transitar ese trillo con sobriedad, sin excederse nunca. Soledad Gilmet, que luego de esta temporada con Si no te hubiese conocido se integrará a la Comedia Nacional, se complementa a la perfección con Estévez para disputar el protagonismo de los “enamorados” sin lograr nunca que el “destino” los separe. El elenco todo se mueve con precisión para que las historias se sucedan al ritmo de una música “sofisticada”, que es otra gran protagonista del espectáculo.
En definitiva, y más allá de la propuesta de Belbel, Si no te hubiese conocido nos pone ante un conjunto de actuaciones de esas que invitan al teatro por sí mismas. Este fin de semana culminó la primera temporada, esperemos pronto podamos volver a experimentar esta historia y sus variantes.

Si no te hubiese conocido. Autor: Sergi Belbel. Dirección: Alfredo Goldstein. Elenco: Gustavo Bianchi, Paola Venditto, Ignacio Estévez y Soledad Gilmet. Escenografía y vestuario: Hugo Millán. Ambientación sonora: Fernando Ulivi. Diseño de luces: Pablo Caballero. Fotos: Alejandro Persichetti.

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.