Por todos los medios nos inundan de forma constante con un discurso centrado en la propagación del miedo. Por un lado, vemos periodistas convencidos de que desempeñan una labor altruista que salva vidas. Sin embargo, ayudan a facturar a los noticieros y periódicos para los que trabajan, los cuales hasta hace poco estaban en vías de extinción. Por otro, oímos a políticos desplazados del poder o en riesgo de caer en la irrelevancia, que parecen desesperados por llamar la atención de estos medios a través de posiciones extremistas. Este fenómeno no afecta a un único partido, canal, emisora o diario, sino que se ha generalizado.
Como se debe empezar por casa, voy a decir sin rodeos que, mi partido, el Colorado, se está convirtiendo en el partido del miedo. Los dos grandes contendientes de la última interna y quien fuera su líder durante diez años, Ernesto Tavi, J. M. Sanguinetti y Pedro Bordaberry, o no están o se encuentran de salida. En definitiva, solo se escuchan las voces de dirigentes secundarios que disputan un lugar bajo el sol, y en algunos casos mendigan un micrófono haciendo declaraciones incompatibles con un partido respetuoso de las libertades.
Estamos presenciando un viraje inconsulto de las políticas del Partido Colorado y son varios los artífices que están empeñados en esta labor. En primer termino, el diputado Felipe Schipani, electo por Ciudadanos, sector que nació para impulsar la fracasada candidatura de Talvi. En las internas se presentó con una lista que fue distribuida de forma masiva en casas y edificios. La 1600 se anunciaba como la lista de Talvi y lucía la foto de este y la de Ope Pasquet. La estrategia de Schipani era que su lista fuera identificada como la lista oficial de Talvi o en su defecto como la de Pasquet, pero nunca como la suya. El gran publico, si acaso lo individualizaba, no tenía mayores motivos para votar por él en particular. Los votantes no lo recordaban por ningún proyecto de ley, debate público, discurso o publicidad relevante. Quien llegó bajo el paraguas de Talvi, hoy, sin consultar a nadie, hace polémicas declaraciones y un tour mediático. Promueve un proyecto de ley de su autoría que pretende recortar libertades individuales y segregar a la población no vacunada. En cada programa al que va se lo presenta o identifica como un representante del Partido Colorado y en particular de Ciudadanos. En el mismo sector político, aparecen de forma más discreta Adrián Peña y Pasquet solicitándole al gobierno de manera pública medidas que restrinjan aún más la movilidad de los uruguayos.
Por otra parte, la campaña del miedo cuenta con la colaboración del otrora fiscal Gustavo Zubía, un novel y mediático dirigente, con un peso electoral menor en la interna del PC, pero famoso por reivindicar un discurso de “mano dura” en un contexto de delincuencia creciente. Zubía se ha posicionado como uno de los defensores acérrimos de otro proyecto de ley que busca recortar libertades individuales y colectivas, en este caso por medio de sanciones penales a quienes no acaten normativas sanitarias. La ley que defiende no determina cuáles en concreto son los delitos, pero él se encargó de señalar algunos ejemplos. En el programa del 23 de abril de Esta Boca es Mía, conducido por Victoria Rodríguez, sostuvo que una persona con covid que se acerque a otra, la abrace y le de un beso puede ser acusada de tentativa de homicidio. Incluso considera que debe ser punido el que se le acerca a una persona y mantenga una distancia cercana teniendo covid, como si fuera posible saber en todo momento si uno mismo tienen o no el virus. Curiosamente no se manifestó sobre cómo se debiera organizar a el transporte público a luz de sus dichos. Miles de personas viajan a diario unas junto a otras sin saber si son portadores o no del famoso agente patógeno y poco se hace al respecto.
Zubía habló de un abuso de los derechos humanos e individuales, incluso denigró con el mote de “la caterva de los derechos humanos” a quienes plantean reparos al proyecto de ley que defiende. Arguyó que el uso obligatorio del tapaboca, la distancia social y el uso correcto del tapabocas pueden ser reglamentados y su incumplimiento castigado por la justicia. Su discurso es tan radical, efectista y simplista que incluso preguntó en el mismo programa: “¿de qué mueren 77 uruguayos al día?” “Mueren porque otro ser humano se les acercó y les respiró.” Dice que hay gente atentando adrede contra la vida de otros uruguayos. Prosigue: la culpa es de los jóvenes, que se concentran. “¿Quién contagió al abuelo? Alguien de su núcleo familiar que fue absolutamente negligente, que se contagio afuera y vino y le dio un beso al abuelo y lo mató.” “¡Alguien mató a esos abuelos!”. Solo faltaba que pidiera presión preventiva para los jóvenes.
Más allá de los personajes en cuestión, ¿en este momento critico para el país, el PC quiere ser recordado como el partido del miedo y las restricciones? El miedo un día termina, pero la gente recuerda a quienes intentaron sacar réditos políticos o económicos de él, aún a expensas de las libertades de todos. El tema merece un debate a la interna de este partido, no declaraciones rimbombantes de figuras de escasa representatividad. Hasta Cabildo Abierto, el partido que muchos identifican con el ejército y la derecha, puso peros a la aprobación de ley que algunos apoyan sin miramientos; por no hablar de los penalistas de renombre que la calificaron de “fascista”. Es una pena que el PC no ha tenido nada que decir a la hora de ser garantista con nuestros derechos constitucionales.
No se trata de cuál sea el partido con que uno se sienta identificado o a quién votó. Suspendamos momentáneamente las diferencias políticas y apoyemos a quienes quieren salvaguardar las libertades fundamentales, lo que está en juego es esencial. A conciencia se alimenta y explota el miedo para utilizarlo contra quienes abogan por ser cuidadosos a la hora de afectar la libertad y el sustento material del pueblo. Quieren hacerlos responsables de las muertes, pero… ¿se harán cargo ellos de los muchos suicidios, cuadros agudos de depresión, divorcios, peleas familiares, familias caídas en la pobreza o indigencia y problemas de salud no atendidos? Recordemos al médico que fue apuñalado al principio de la pandemia por no usar tapabocas. Hoy la campaña del miedo esta en su pico máximo ¿Quién dará la cara si algún desequilibrado vuelve a emplear la violencia contra otra persona? Nadie nos puede garantizar que las leyes que se aprueben se derogarán en un futuro cercano, el hecho es que hoy ya aparecen los primeros detenidos tras una manifestación pública. Cuidado con lo que deseamos, una vez que se le abre la puerta de la jaula al león no es tan fácil volverlo a entrar, el partido del miedo ruge.
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