Recurrentemente identificado con el cine de aventuras, el cual revitalizó con la saga del famoso arqueólogo Indiana Jones, el talentoso director norteamericano Steven Spielberg ha sabido destacar en variados géneros, como la comedia, la ciencia ficción, el drama, el cine bélico o la animación. La presencia en carteleras uruguayas de “Los Fabelman”, su más reciente filme autobiográfico, pretexta una mirada sobre las más de cinco décadas de trayectoria de uno de los íconos del llamado Nuevo Hollywood.
No sabemos con certeza si la primera película que vio Steven Allan Spielberg en su vida, como se muestra en “Los Fabelman”, fue “El espectáculo más grande del mundo”, drama circense de 1952 dirigido por el gran Cecile B DeMille y protagonizado por emblemas del séptimo arte como Dorothy Lamour, James Stewart y Charlton Heston entre otros. Pero sí sabemos de su temprana pasión por el cine.
Su primera experimentación con el género fue en la adolescencia. Utilizando la cámara portátil de su padre, filmó en 8 mm un corto que incluía la escenificación de un accidente ferroviario que había observado en la pantalla, el cual reprodujo valiéndose de una maqueta de tren que le habían regalado.
A los doce años, se convirtió en Boy Scout, y ganó su medalla al mérito filmando un corto de nueve minutos de duración del género western, llamado “Duelo”.
Un año después, ganó un premio por la creación de una película de guerra llamada “Escape a ninguna parte”, que se basaba en una batalla registrada en el este de África.
Ulteriormente, a los dieciocho años, escribió y dirigió su primer largometraje: una aventura de ciencia ficción de 130 minutos titulada “Firelight”, que más tarde inspiraría su legendaria “Encuentros cercanos del tercer tipo”.
Esta película, cuyo presupuesto fue de quinientos dólares, se estrenó en un cine local y recaudó un dólar más de lo que se había invertido en su producción. También filmó, más o menos en la misma época, diversos cortometrajes inspirados en acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial que le fueron relatados por su padre.
Desde sus primeros visionados en concurridas salas de barrio, el futuro cineasta profesional desarrolló una avidez por narrar historias centrándose en los personajes, a lo cual se sumó su singular talento para filmar secuencias de acción.
Su primer cortometraje para ser exhibido en salas llegaría en 1968 con “Amblin”, cuyo nombre utilizó posteriormente para bautizar a su productora, Amblin Entertainment.
En los años 70, fue contratado por la compañía Universal para dirigir episodios de algunas series como “Marcus Welby M.D” y “ Columbo”, entre otras.
El éxito de su telefilme “Duelo”, en 1971 y de su primer largometraje comercial “The Sugarland Express”, en 1974, motivó a la productora a confiar en él para asumir la dirección de “Tiburón” (1975), su primer éxito comercial, que se convertiría en uno de los filmes más taquilleros de la historia.
De los años setenta data también la amistad entre Steven Spielberg y George Lucas, de quien se volvería además socio comercial. Los dos inquietos cineastas, admiradores de los seriales de aventuras de los años 20 y 30, escribieron lo que luego sería el germen del personaje de Indiana Jones.
Spielberg dirigiría en la década del ochenta las tres primeras entregas de las aventuras del intrépido arqueólogo, y la renombrada “E.T”, una de sus producciones más taquilleras y emblemáticas, que coadyuvó a cimentar su fama como director de elite en el género de aventuras.
Además, incursionaría con éxito en el drama, con su emotivo alegato anti racista “El color púrpura”, en 1985, y con “El imperio del sol”, en 1987.
Si bien en los años noventa el realizador continuó cultivando el género de aventuras con la olvidable “Hook” (1991), y con las dos primeras entregas de “Jurasic Park”, ensayó un crucial viraje en su carrera dirigiendo en 1993 una obra maestra como “La lista de Schindler”, filme que le valió su primer Oscar como Mejor Director, el drama histórico “Amistad” y el removedor relato bélico “Rescatando al soldado Ryan”, en 1998, que le valiera su segunda estatuilla dorada como mejor realizador.
En el siglo XXI, Spielberg se mantendría creativamente activo y con éxito de taquilla, con títulos como “Inteligencia artificial”,
“Minority report”, “Atrápame si puedes”, “Munich”, “La terminal”, “La guerra de los mundos”, nueva versión de la novela clásica de H.G. Wells, y la cuarta entrega de la saga de Indiana Jones.
En los últimos años, conservó su auge creativo con propuestas de impecable factura artística como “Lincoln”, “Puente de espías” y la animación “Las aventuras de Tintín: el secreto del unicornio”, producción basada en los comics del personaje homónimo creado por el artista belga Hergé.
Capítulo aparte merecería su trayectoria como productor de exitosas películas como “Poltergeist”, “ Los Goonies”, o
“Volver al futuro”, entre otras.
En “Los Fabelman”, su más reciente largometraje, Spielberg retorna en clave autobiográfica, ofreciendo un emotivo relato inspirado en su infancia y adolescencia, en un filme nostálgico, que, sin dudas, resultará atractivo para los admiradores incondicionales del célebre cineasta.
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