Home Política El rol de los ejércitos privados por Ernesto Kreimerman
0

El rol de los ejércitos privados por Ernesto Kreimerman

El rol de los ejércitos privados  por Ernesto Kreimerman
0

En el mes de mayo ocuparon las portadas de los diarios del mundo, de los importantes y de los intrascendentes. En general, se refería a esta organización sin más explicaciones que “Grupo Wagner”. En algunos casos se le agregaba el nombre de su principal referente. Yevgeny Prigozhin.
Así pasaron de perfectos desconocidos a actores obvios de un conflicto que, para las comunidades de inteligencia y los especialistas en seguridad internacional, no sorprendía, pero para el mundo ajeno a estas cuestiones fue noticia.
El primer antecedente abierto, es decir, que fue público y notorio, y por la vía de los hechos noticiado, es el que involucró a los Estados Unidos en la segunda guerra de Irak. En esa ocasión, el segundo ejército más importante fue el de las empresas privadas. El primero, aún, el de los Estados Unidos.
Desde entonces, la tendencia de los gobiernos centrales que fueron involucrándose en guerras o en enfrentamientos de menor profundidad, fue la de recurrir a proveedores privados. Se comenzó a procesar una suerte de “privatización de la guerra”. Ello constituye una renuncia muy profunda a la propia definición de un estado, que es ceder ante los particulares el monopolio de la capacidad de coerción. Para decirlo en palabras más convencionales, a ceder el control y gestión de la capacidad coercitiva del estado, un monopolio “clásico”, privativo, del estado moderno.
Hay antecedentes más atrás en el tiempo, obviamente. Más allá de las enfrentadas campañas de marketing que rodeó este conflicto internacional, la participación de los gurkas en la guerra de las Malvinas dio lugar a miles de crónicas de prensa. Daniel Kon, autor del libro Los chicos de la guerra, recoge testimonios de soldados argentinos que dan cuenta de la ferocidad de aquellos mercenarios, que aún no eran referidos como “ejércitos privados”, una denominación que elevó su estatus y presentación en sociedad. Kon, asertivamente, remarcó que “ocho testigos ratifican y amplían estos hechos” de violencia extrema.
Seguramente, a la propia violencia de sus acciones, las diarias operaciones psicológicas exaltando esa crueldad, multiplicaban el impacto: diarios ingleses como el Daily Express tituló, en medio de las acciones de recuperación de Puerto Argentino o Stanley, “Los cuchillos de los Gurkas están sueltos”. Luego, minando el ánimo combativo del enemigo, daban cuenta de que los soldados argentinos se rendían sin combatir por temor a los feroces Gurkas”
(https://www.infobae.com/sociedad/2017/03/27/la-sangrienta-historia-de-los-gurkas-en-la-guerra-mito-o-realidad/).
Grupo Wagner y Putin
Las empresas militares y de seguridad privadas, las EMSP, han abierto un camino de exploración complejo para los estados, donde se incorporaron rápidamente nuevos ítems a las negociaciones, requisitos que no surgen necesariamente de las empresas sino de las personas contratadas por las EMSP. Por ejemplo, son estándar la inclusión de seguros de salud “profesionales”, por ejemplo, psicológicos, de vida cuyos beneficiarios son los descendientes, casas de retiro por invalidez o “accidentes profesionales”. Pero hay más novedosos, como el derecho a la ciudadanía del país contratante, en algunos casos para, directamente, el contratado, pero en algunos otros casos, sólo para los hijos más el derecho a residencia para el “combatiente”.
En algunos casos, aunque sin confirmación oficial sobre el punto, se ha dejado saber de la inclusión de cláusulas de inmunidad frente a acciones penales.
Es muy claro que una parte fundamental en esas negociaciones entre estados y EMSP son los costos económicos, la definición del alcance de las metas militares y su cuantificación a los efectos remunerativos. Pero por su condición de sector en desarrollo, todavía con lagunas jurídicas casi todas ellas derivadas de que su aceptación significa una renuncia a las definiciones esenciales del estado de derecho que caracteriza a cualquier y todo estado, todavía su contextualización está en proceso de maduración. Por ejemplo, las EMSP y las relaciones o tratamiento que se les dispensa a los trabajadores de las organizaciones humanitarias. Definiciones difíciles para organizaciones militares ambiguas, no estatales.
Hay mucha incertidumbre sobre las EMSP, pues constituyen en sí mismas, una renuncia del estado y de su capacidad jurídica. Sin embargo, y con todo lo inaceptable que significa lo ya detallado, ¿cómo es que existen y no despiertan un unánime rechazo desde la sociedad civil, desde el sistema político, desde la academia? Es cierto que ha provocado enérgicas condenas, pero no suficientes. Y quizás la base de que el rechazo no sea tan categórico radique en el hecho de que ni voluntarios ni profesionales están hoy dispuestos a perder la vida en un campo de batalla.
Pero el problema no sólo está en la existencia de las empresas militares y de seguridad privadas, también en una práctica relativamente reciente y creciente: las unidades regulares de ejércitos que actúan, operan, cual unidades irregulares. Pero no lo son.
¿Con quién estás hablando?
Tanto las EMSP y las fuerzas regulares de operativa irregular, son derivadas de un fenómeno ideológico más potente: la privatización de las fuerzas de seguridad del estado, el debilitamiento de la radicalidad del concepto de soberanía, la invisibilización de la localía de la empresa privada, y la expansión del concepto de lo offshore, e incluso su inexistencia jurídica, ya sea para fines tributarias como de cualquiera otra responsabilidad derivada de su actividad, principal o secundaria.
La responsabilidad no es solo administrativa y bélica, es ulterior. También es cierto que crece la idea de que sería mejor regular tales empresas. Pero la pregunta es, regular para responsabilizar a las EMSP y a los estados contratantes, o para desresponsabilizar a los privatizadores del monopolio de la capacidad coercitiva/bélica de los estados en beneficio de la impunidad.

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js
Semanario Voces Simplemente Voces. Nos interesa el debate de ideas. Ser capaces de generar nuevas líneas de pensamiento para perfeccionar la democracia uruguaya. Somos intransigentes defensores de la libertad de expresión y opinión. No tememos la lucha ideológica, por el contrario nos motiva a aprender más, a estudiar más y a no considerarnos dueños de la verdad.