Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.
El arzobispo Sturla puso el grito en el cielo por las bolsitas con pintura roja que ensuciaron la fachada de la iglesia del Cordón el 8 de marzo, pero no ha dicho nada sobre las declaraciones del ex Comandante en Jefe Guido Manini Ríos que enchastraron la Justicia y la República. Tabaré sacó a Manini. Todo el mundo opinó. La iglesia no. ¿Por qué ese silencio atronador?
Manini proviene de familia colorada y riverista. Su abuelo Pedro fue ministro de la dictadura de Terra. Su tío Carlos fue embajador durante la dictadura del 73 y ministro del interior de Sanguinetti, quien auspició la Ley de Caducidad que ampara la impunidad de los asesinos, torturadores y violadores que Manini defiende hoy. Esa ley tuvo como uno de los principales redactores a Martín Sturla, hermano del arzobispo. ¿Mera casualidad?
Manini ha estado vinculado a la Logia de los Tenientes de Artigas, quienes tuvieron un papel importante en el golpe de estado de 1973 y es licenciado en Historia en la Universidad Católica. ¿Esto también será casualidad?
En mayo de 2016, declarándose profeso de la religión católica, Manini estuvo vestido de militar en una misa por el Día del Ejército, en la catedral de Montevideo, en donde el arzobispo ejerce como tal desde febrero de 2014. Durante el evento se dijo que los militares católicos son como «soldados de Cristo» y Manini obsequió a Sturla un cuadro «en nombre del Ejército Nacional». ¿Esto también será casualidad?
Manini no sólo es católico sino que alentó el catolicismo en las propias Fuerzas Armadas, dirigiendo mensajes a sus subordinados a propósito de las celebraciones de Navidad, conducta que está reñida con sus condición de funcionario público de jerarquía en un Estado laico como el uruguayo. Todo el mensaje tuvo un sentido religioso y católico, aunque me permito cuestionar si acaso también tuvo un carácter cristiano en el sentido más hondo y profundo del cristianismo original que dudo que sea el de Manini. Sturla estuvo del lado del general aduciendo que se puede profesar la religión sin alterar la laicidad y acusando de “mentalidad anacrónica” a los que profesamos el estricto cuidado de asegurar la laicidad del Estado en todas sus estructuras. ¿Esto también será casualidad?
La realidad es que hoy Manini sale en defensa de violadores de los Derechos Humanos de la talla de los militares Jorge «Pajarito» Silveira Quesada, José «Nino» Gavazzo y Luis Alfredo Maurente Mata, famosos por sus destacadas actividades delictivas en la dictadura, con proyección internacional en el marco del Plan Cóndor. Su defensa se basó en un ataque al Poder Judicial y su independencia en un Estado democrático y republicano. La iglesia no dijo ni pío sobre esta cuestión que ha sido uno de los hechos políticos más relevantes de los últimos tiempo.
Manini violó la Constitución y su discurso tuvo un sesgo de amenaza nacida de la impunidad que aún se mantiene. Pero además mintió. Dijo que “no ha habido juicios imparciales cuando los acusados fueron militares” o que “muchos de los imputados han sido condenados sin pruebas”.
Decenas de testimonios en Uruguay y en Argentina dan fe de la participación de los acusados en los delitos de asesinato, robo, secuestro, privación de libertad, violaciones, torturas y secuestro de niños. Pero de esto, las jerarquías de la iglesia, nada. ¿También será casualidad?
Las manchas rojas de la iglesia del Cordón han sido quitadas y la fachada se pintó otra vez. Lo que persiste es la complicidad con el sufrimiento en el atronador silencio de las autoridades de la iglesia que poco y nada han dicho sobre estos empujes violentos y dictatoriales de uno de sus connotados feligreses. Ojalá atruenen posiciones a favor de nuestro pueblo.
En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz.
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