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Fracaso electoral de la ultraderecha por Ruben Montedonico

Fracaso electoral de la ultraderecha por Ruben Montedonico
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Dedicado con emoción a mi amigo Antonio Peredo Leigue, revolucionario. 

La inquietud por lo que serían los resultados electorales se incrementó desde el pasado sábado cuando la autoridad comicial boliviana, el Tribunal Superior Electoral, suprimió el conteo rápido. La medida repercutió sobre la compulsa esperada ante la anulación un año atrás -que acabó en un golpe de Estado cívico-militar y el nombramiento de presidenta interina a la senadora Jeanine Áñez- transformándose en un clima de incertidumbre.

La divulgación de datos preliminares tenía por objeto ofrecer cifras iniciales a los partidos, medios de comunicación y público, una finalidad común de esta práctica adoptada como instrumento electoral por muchos países. Se trata de un elemento que fortalece los comicios, dotándolos de mayor transparencia y credibilidad. Esta herramienta es la primera prueba real -no estadística, ni hecha sobre una muestra o estimando cálculos de resultados- el mismo día de la elección y presentado por la autoridad al cierre de las urnas.

La revelaciòn hizo que se incrementaron miedos que desembocaron en compras de pánico de alimentos y combustibles ante la posibilidad de estar impedido hacerlo posteriormente por eventuales movilizaciones tras giros postelectorales.

A eso hay que sumar las opiniones reproducidas por el diario neoyorquino NYT (“Bolivia está cada vez más cerca de un régimen militar”) y acciones intimidatorias el domingo contra periodistas y veedores, falta de urnas en ciertas comunidades indígenas y rasurado de padrones, incluyendo algunos de los 30 en el exterior. Por otra parte, se debe agregar la del Ejecutivo usurpador, marcadamente Jeanine Áñez y Arturo Murillo, ministro de Gobierno. Este co-dirigente atribuyó al gobierno argentino -al kirchnerismo en particular- la profusa votación del MAS e intentó asociar -al dar esa explicación- al genuflexo Luis Almagro. De su lado, Áñez reconoció el triunfo en primera vuelta de la fórmula masista Arce- Choquehuanca: en la madrugada del 20 de octubre en Twitter escribió que «Aún no tenemos cómputo oficial, pero por los datos con los que contamos, el Sr. Arce y el Sr. Choquehuanca han ganado la elección. Felicito a los ganadores y les pido gobernar pensando en Bolivia y en la democracia”.  

La “interina” no se sustrajo a mentir cuando escribió que en el momento de redactar no había cifras definitivas: mundialmente se sabía que Arce había aplastado con 52.4% de los votos al 31,5% del conservador Carlos Mesa. Estos porcentajes le aseguran al MAS la mayoría en ambas ramas del Legislativo de 130 diputados y 36 senadores.

En la elección los ganadores -en este conteo- obtuvieron un porcentaje mayor (7.12%) al que un año antes llevaba Evo, mientras Mesa perdió un 6,66%, aproximadamente, de lo que tenía cuando se detuvo aquel, tras lo cual sobrevinieron los hechos de dominio público. Los comicios demostraron el constante apoyo a la gestión -que se dio con momentos autárquicos- de 14 años de Morales y la intención de la mayoría de los electores al cortarle al régimen de facto toda aspiración de continuar con sus despachos desde el Palacio Quemado.

De aquí en adelante quedan cuestiones administrativo-políticas que deberán determinar, por ejemplo y a la brevedad, el fin del periodo de facto, la anulación, retiro o archivo de actos judiciales acusatorios y persecuciones de la dictadura, inicio a la remoción de los funcionarios políticos de representación (incluyendo personal en el extranjero), con la intención de retornar lo antes posible a la plena vigencia de la Constitución del Estado Plurinacional.

Los resultados electorales obtenidos por el MAS frente al conjunto de los exponentes de la derecha -empezando por los filofascistas de intención pendular entre el secesionismo y la promoción dictatorial- y a la que en lo fundamental adhirieron las expresiones conservadoras, en la práctica se convirtieron en laderos de los segregacionistas, discriminando en el caso a la mayoría indígena o mestiza y a los trabajadores en general que protagonizaron las protestas, la impugnación (lo que políticamente heredamos del Mayo 68) la contestation.

Una tarea difícil será acabar con acciones subversivas posiblemente por posibles émulos en las fuerzas armadas de Williams Kaliman, sin descuidar a los rumiantes co-responsables de la asonada contra la legítima elección de 2019 que se integraron al golpismo e instalaron la dictadura.

Mientras, parece que el MAS deberá guiar el gobierno de Lucho Arce, quien tiene ante sí la tarea de dar los primeros pasos como gobernante. Pese a un PIB per cápita inflación, sin embargo -con Arce en Economía- tuvo una suba modesta de 2.2% aunque el índice de desarrollo humano se mantuvo reducido. Por otra parte, logró abatir el desempleo al 4%; la pobreza pasó del 60% en el 2006 al 34.6% en 2019; la expectativa de vida aumentó de 65 a 70 años y el país -en promedio anual- creció 4,3%.

Según el analista político Carlos Cordero, el MAS “seguirá siendo un partido político influyente en los próximos 10 o 15 años». La pandemia, que se extendió en dictadura, exhibió múltiples falencias en el sistema de salud y el país tuvo la peor caída del PIB en 40 años; estallaron escándalos de corrupción y conflictos internacionales, sobre todo, con Argentina y México. El partido con que gobernó Evo durante casi 14 años alcanzó avances en economía, más el proceso de inclusión social de sectores populares del campo y los entornos urbanos depauperados: «El MAS sigue siendo el partido de los pobres” y «Está claro que el movimiento popular va más allá del líder«, refirió el vocero partidista, Sebastián Michel. Los trabajadores e indígenas asumieron que «pueden gobernarse a sí mismos«, vigilando reivindicaciones sustanciales en materia de salario, estabilidad laboral, identidad y no discriminación.

Se espera que Arce aplique cambios que beneficien a los más y mantenga la independencia soberana, con o sin Evo moviendo los hilos del próximo gobierno.

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