Uno a veces se pregunta cuál es la noticia o qué es más noticia. Por ejemplo: ¿qué Edison Lanza se integra al equipo de asesores del reelecto intendente de Canelones, Yamandú Orsi, o el reconocimiento a nivel internacional a un uruguayo que durante seis años jugó en las “grandes ligas” como Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA y que se lució?
A Lanza no le han de haber faltado ofertas para quedarse en el exterior y a encastrarse en ese inmenso Leviatán que es la burocracia internacional, pero optó volver. A la cancha chica (cosas chicas para el mundo, pero grandes para mi, dirá Edison). Retomará sus tareas como docente en la Universidad de la República, como grado 4 de la Facultad de Información y Comunicación, según se informó. En ese campo también en el pasado cumplió destacada gestión en la Universidad Católica y la ORT.
Vuelve además como experto de probado alto nivel, como asesor, como funcionario público y ¿también como militante? En el fragor de las batallas surgirán las calificaciones, los señalamientos hacia abajo o hacia arriba, según el enmarañado maniqueísmo que caracteriza la política uruguaya.
El lo eligió así y bien por él. Bien por Orsi que lo contrata, con la recomendación, sin duda, de su asesor desde hace mucho Ernesto Tulbovitz, viejo compañero de Lanza, además de coautores de “Tabaré Vázquez: misterios de un liderazgo que cambió la historia”, en la época en que ambos trabajaban en Búsqueda.
Mientras tanto y antes de que quede inmerso en las profundidades del debate del paisito, rescatemos algo de lo que fue allende fronteras la gestión de este uruguayo. Que eso no se lo puede ni se lo debe quitar nadie. Ni tampoco los uruguayos deberíamos dejar de destacarlo por cuestiones de simpatías o militancias políticas y menos por “uruguayez”, eso de nosotros que entraña tantas cosas feas.
Al retirarse Lanza recibió muchos aplausos, pero creo que ninguno mas elocuente que el que le tributó la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que le otorgó el Gran Premio Chapultepec, quizás el mayor galardón que la casi octogenaria institución continental concede a aquellas personas o instituciones que han luchado por la libertad de prensa y han contribuido a su afianzamiento. En un premio en torno al cual se investiga mucho, se discute mucho, se analiza mucho, me consta. No se lo dan a cualquiera.
El “Gran Premio” se le concedió, según anuncio la SIP, por “su dedicación y contribución destacada y decisiva en la protección y promoción de la libertad de expresión en las Américas”.
“Nos complace reconocer el excelente trabajo de Lanza – dijo el presidente de la SIP, Christopher Barnes – quien ha contribuido de manera decisiva a profundizar el marco jurídico interamericano que protege la libertad de expresión, desarrollado por los órganos del sistema, así como por los relatores que le precedieron.”
Refiriéndose a las calidades del premiado, autoridades de la SIP resaltaron la capacidad de Lanza “de estar siempre a disposición para atender a los periodistas y otras víctimas de restricciones y graves violaciones a la libertad de expresión durante todos estos años”.
“Las puertas de la Relatoría Especial y de la CIDH han estado siempre abiertas a los periodistas y medios de comunicación en riesgo sin distinción”, dijeron.
Al entregarle el premio el colombiano Roberto Pombo , de El Tiempo de Bogota y presidente de la Comisión de Chapultepec, afirmo : “en Edison, que acaba de dejar la Relatoría desde que asumió en 2014, no solo tenemos a un relator que por su prédica a favor de la libertad de expresión se ganó la confianza de los ciudadanos, periodistas y medios de comunicación, sino también el respeto de organizaciones de la sociedad civil y, en especial, de los gobiernos de las más variadas ideologías de nuestra Américas”.
Edison Lanza es el primer uruguayo que pasa a integrar esa distinguida lista de premiados entres los que se cuentan el Newseum de Washington; Gregorio Badeni, abogado constitucionalista, Argentina; Alberto Ibargüen, presidente de la Fundación John S. y James L. Knight, EE.UU.; Catalina Botero, ex relatora especial para la Libertad de Expresión; Fernando Henrique Cardoso, escritor y ex presidente, Brasil; Enrique Krauze, escritor, historiador y periodista, México; Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, Perú; José Miguel Vivanco, director de la División Américas de Human Rights Watch, EE.UU.; la Corte Interamericana de Derechos Humanos; Santiago Cantón, ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; Anthony Lewis, escritor y ex columnista de The New York Times; Claudio Grossman, ex presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos; Jorge Santistevan, ex defensor del Pueblo, Perú Dana Bullen, ex director ejecutivo del Comité Mundial por la Libertad de Prensa; Arthur O. Sulzberger, presidente emérito del The New York Times y Federico Mayor Zaragoza, ex director general de UNESCO.
En definitiva, siempre es mejor que lo digan otros a batirnos el parche entre nosotros. Y ahora , vueltos al ruedo, a ustedes señores.