Hay expresiones que son usadas permanentemente por diferentes voceros de izquierda y de derecha como garantías de justicia y rectitud democrática. Una de ellas es brindar igualdad de oportunidades.
Esa expresión es un espejismo que esconde la realidad social, queriéndonos hacer ver lo que no es y lo que no existe, dejándonos en la superficialidad de la oración.
Visto desde el Estado, se puede brindar igualdad de oportunidades a todos los habitantes del país como un muestrario de catálogo.
Esto quiere decir que el Estado puede exhibir como en una vidriera que se ofrece educación para todos, vivienda para todos, trabajo para todos, justicia, accesibilidad a la información, a la salud, al bienestar.
Pero vistas esas ofertas a la luz de los sectores más empobrecidos y marginados de la sociedad, quienes supuestamente las van a recibir, las igualdades son profundamente desiguales.
Quien ha nacido en hogares miserables, que ha heredado la pobreza por varias generaciones, que ha tenido que yugar desde pequeño, que ha tenido inmensas dificultades para continuar trabajando, para obtener vivienda digna o pagar los costos extras de los servicios de salud, podrá mirar la vidriera de las oportunidades, pero no será la misma accesibilidad. Podrá tener ofertas de estudio, pero difícilmente pueda acceder a los niveles más elevados de la formación universitaria.
Cuando decimos que tenemos igualdad de oportunidades, estamos mostrando un espejismo social que distorsiona la verdad, porque la realidad es muy diferente.
El asunto es brindar las oportunidades atendiendo la especificidad de cada persona o cada familia o cada sector de la sociedad, para que verdaderamente pueda acceder desde su situación, como punto de partida concreto, y luego pueda superarse.
Desde un gobierno de izquierda, esa igualdad de oportunidades debe significar invertir los mayores esfuerzos entre los que menos tienen. Tenemos que brindar las mayores y mejores oportunidades a los más sumergidos que más dificultades tienen al acceso, cosa que se repite desde cuatro o cinco generaciones para atrás.
¿Qué quiere decir esto? Acercar la mejor asistencia médica, el mejor local de enseñanza, la mayor atención social, los mejores servicios básicos de saneamiento, de agua, de energía allí, donde están esas personas.
¿Qué quiere decir esto? Atender allí las inspecciones del trabajo para ver sus verdaderas condiciones, sus horarios, el respeto a las leyes vigentes de ocho horas, entre otras.
Brindar las mismas oportunidades, no es, no debe ser un mero muestrario de las mismas sino, además y fundamentalmente, rodear a las personas de las herramientas legales, materiales, concretas para que puedan conocer la oferta, elegir y acceder.
Esto también es absolutamente válido para las personas con discapacidades que deben gozar de la mayor atención para que puedan ejercer los mismos derechos que cualquier otro ciudadano.
Hablar de que brindamos igualdad de oportunidades no nos diferencia de nada. La diferencia está en las políticas sociales que llevemos adelante, que permitan el acceso irrestricto de los más necesitados a una vida digna en todas sus facetas.
NOTA: para la próxima Frases hechas… (2), hablaremos de la tan convocada libertad de prensa.
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