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Gaza: tras el descanso, volvieron las bombas por Ruben Montedonico

Gaza: tras el descanso, volvieron las bombas  por Ruben Montedonico
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De acuerdo con lo que opiné anteriormente, el gobierno de Israel confirmó las peores cosas: pasados los días de descanso en sus acciones militares invasoras de la Franja de Gaza, volvieron los bombardeos.

Al momento de escribir (domingo 10 de noviembre) las autoridades palestinas de la región objeto de la venganza, el despojo y la ocupación por la fuerza sionista había asesinado a más de 18 mil habitantes, contabilizando más de 4 mil niños; demolían con sus bombardeos Yan Junis; continuaba el bloqueo contra la Franja y había decenas de periodistas muertos y heridos.

Según reportes de Naciones Unidas, alrededor de un millón 900 mil palestinos están siendo obligados a abandonar la zona, convirtiéndose en migrantes de por vida hacia el desierto de Sinaí, a los que tampoco quiere el gobierno de El Cairo. Hay analistas que sospechan que el propio ejército de Israel, ensoberbecido, tratará de acosarlos allí, aunque sea una extraterritorialidad.

Una pacifista hispana, la doctora Noelia Idalia, señalando al actual presidente israelí, recuerda que Isaac Herzog al referirse a la matanza de 48 civiles palestinos en Cisjordania por fuerzas policiales israelíes en 1956 -en Kafr Qasim- pidió perdón en 2021afirmando, entre otras declaraciones, que
“Está claro para todos nosotros: la matanza y el daño a inocentes está absolutamente prohibido. (…) Esta es nuestra oportunidad, como sociedad humana, de potenciar lo que tenemos común como ciudadanos y vecinos”. Al ser preguntado por la situación en Gaza, un Herzog cambiado dijo que Israel responde a “la guerra de Hamás” en defensa de los “valores occidentales”. La doctora concluye que “que estos valores son una auténtica patraña”.

Las acciones acometidas por el gobierno de Tel Aviv son la prueba palmaria de la inutilidad institucional de la ONU: tres cuartos de siglo separan la adopción de la Carta y la actualidad; la vetustez de la misma queda muy clara cuando una vez más un miembro (Israel) agrede impunemente a otro integrante (Palestina, considerado como un Estado). Lo expresado por la reunión de todos los integrantes de la ONU (Asamblea General) en los casos más espinosos y que afectan los intereses de uno de los integrantes permanentes del Consejo de Seguridad (EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Rusia o China,) dejan de contar con alguna validez y pasan a ser un ejercicio de democracia simbólica. Esto ocurre en el momento en que uno de sus cinco integrantes permanentes veta cualquier resolución que adopten los otros 14 integrantes: la aritmética no cuenta y uno es mayor que 14.

El italiano Riccardo Bocco, investigador y consultor de la ONU para modificar la forma en que el organismo trata la migración palestina, opina que ningún Estado árabe quiere una guerra con Israel y, además, carecen de medios. Nadie puede hacer una acción militar hoy contra Tel Aviv -poseedor de bombas nucleares- que, asimismo, cuenta con apoyo estadunidense.

En el caso que nos ocupa, EE.UU. proclama su posición en pro de la paz y aconseja la conciliación de las partes que permita abordar el camino de dos Estados; sin embargo, veta la demanda de un alto el fuego en la invasión del ejército sionista y la imposición de su criminal embargo, mientras su gobierno envía munición para los cañones de los tanques aniquiladores.

El mundo, entretanto, asiste como espectador ante algunos gobiernos y el propio Consejo de Seguridad que sólo plantean un alto el fuego y de la operación militar, sin considerar la desproporción de un Estado miembro, con sus poderosísimas fuerzas armadas (Israel) y otro integrante (Palestina), donde existe un grupo armado de la resistencia al colonizador expansionista -practicante de un “apartheid”-, que ya produjo una Nakba, está en vías de producir el segundo gran despojo.
Habemos otros que opinamos que la apariencia de que existen dos estados es un asunto sólo de la teoría que quiere encontrar cumplimiento al equívoco de la ONU -de 50 integrantes- que estableció la existencia de un Estado teocrático (judío) en un territorio colonial.
Al igual que hoy, el predominio de algunos de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad -en particular EE.UU.-, impusieron su plan acerca de la creación de dos Estados, aprovechando la migración judía europea, básicamente, el puñado de semitas judíos habitantes o también migrantes, hacia la antigua colonia británica de Palestina.
El efecto positivo que tuvo inicialmente para el imperialismo esta creación fue establecer un portavión occidental más (como señalara el judío argentino periodista Gregorio “Goyo” Selser) en el enclave más importante del mundo árabe.
Ahora, como adición, se agrega la posibilidad de explotar el petróleo y el gas submarino de las costas mediterráneas de Israel y la Franja de Gaza.
Una consecuencia subsidiaria a las dos anteriores, son, por un lado, la suspensión “sine die” de los acercamientos entre naciones musulmanas e Israel y, por otro, mientras dure esta etapa del conflicto, la vertebración en torno a Benjamín Netanyahu. Hay quienes suponen que este tema fue el inicio de toda la operación que desembocó en Gaza.
Si volvemos sobre la institucionalidad de la ONU, cuestionada desde tiempo atrás, el ejemplo que se presenta en el caso resulta categórico si se quiere una organización mundial actualizada: la reforma se impone y depende de la voluntad de las partes lograr un Carta que mejore y la haga de verdad representativa de un mundo desconocido hace más de 75 años.
Acerca del capitalismo, sus gobiernos centrales y en particular el del imperio, donde el millonario cuan anciano presidente, Joseph Biden, enfrentan en 2024 un proceso electoral, ofrecen al público una imagen en la que rehúyen una tercera confrontación (Caracas vs. Georgetown), pero la flota estadunidense anuncia ejercicios aéreos militares en Guyana que incluyen su Caribe petrolero.
Ganar por menos una vez una confrontación -piensan los demócratas y Biden- en vista de la angustia de Kiev y el desprestigio israelí, no les vendría mal de cara a los votantes.

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