Para culminar estos artículos, bosquejaré hechos sobresalientes para forjar una teoría y práctica anti imperialista y socialista. Hechos del mundo, de Nuestra América y de Uruguay, entrelazados entre sí.
El mundo vivirá cada vez una nueva guerra fría, diferente de la anterior, ahora entre Occidente y China. Con los dos principales socios de Occidente debilitados: EE.UU. con serios problemas económicos y sociales y el fortalecimiento de una extrema derecha, manifestada en el ataque al Capitolio. Y Europa también debilitada con el alejamiento del Reino Unido, que busca frenar el poder de EE.UU.
China con un desarrollo industrial, científico y tecnológico que nunca tuvo la URSS, se presenta como líder del multilateralismo y del control climático, se expande con la Ruta de la Seda y posee el mayor bloque económico de la historia, creado en 2020, la Asociación Económica Regional Integral, con 15 miembros, el 30% de la población y del PBI mundial.
Simultáneamente, un nuevo poder planetario global manda, al tiempo que declina el poder de los Estados Nacionales, incluso el de las grandes potencias del occidente capitalista. Fuera de occidente hay excepciones, con Estados fuertes como la Federación Rusa o la República Popular China, El planeta es dirigido por una constelación de organizaciones, que ejercen el poder económico, financiero, científico, cultural, militar. En el capitalismo occidental, un verdadero “poder en las sombras” domina el escenario mundial. El Club de Bilderberg, fundado en 1954 es el más poderoso. Reúne a personalidades de esas diversas esferas, las que suelen repetirse en organizaciones afines. Desde esas entidades se digita la política de la ONU, del FMI, de la OTAN, etc. Este fenómeno creciente en las últimas décadas, provoca respuestas, aún dentro de los Estados de las grandes naciones capitalistas. El brexit británico ha sacudido a Europa. La victoria de Trump sacude a su país, y por la influencia de éste, al mundo. Pero Trump de momento ha fracasado, aunque ha generado un potente movimiento fascista.
Mientras, el 20% de la humanidad disfruta del 80% de sus bienes y viceversa. El sistema capitalista desatiende las necesidades elementales de las mayorías, razón por la cual requiere formidables aparatos represivos y alienantes. Mayor explotación, represión y alienación son las pautas del régimen de crisis. Y sintetiza Manuel Valenti Randi de CLACSO. “la pandemia del Covid 19 aceleró las tendencias mundiales que se venían dando desde la crisis de 2008: aumento de la desigualdad; concentración de la riqueza y destrucción de empleos; mayor endeudamiento de los Estados y privados; mayor tensión geopolítica y geoeconómica; aumento de proteccionismo en las potencias; crecimiento económico mundial empujado por Asia- particularmente China- y estancamiento o caída de Estados Unidos y Europa” (extractado de Resumen Latinoamericano del 19 de enero de 2021).
Por último, el mundo (y Nuestra América) asiste a la denominada Guerra de 5a. Generación (concepto de 2009-2010) que se dirige a conquistar mentes, a demoler la fuerza intelectual de los opositores, a manipular al ser humano a través de su parte neurológica, usando medios electrónicos y de comunicación de masas, para desestabilizar a la población, afectando la siquis, la racionalidad, la emotividad y contribuir al desgaste político y a la capacidad de resistencia. Una versión sofisticada de la del nazi Göbbels, cuando decía que “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. La referencia es siempre el mundo desarrollado y su modelo enfrenta a proyectos colectivos o alternativos.
Los dueños de la infraestructura que permite el uso de Internet son muy pocos, y los grandes centros de datos como Google o Facebook son empresas trasnacionales, en su mayoría estadounidenses. De las seis principales firmas que cotizan en Bolsa, cinco son de las tecnologías de la información y comunicación: APPLE, Google, Microsoft, Amazon y Facebook, lo que facilita la manipulación de convertir a las democracias liberales en dictaduras manejadas al servicio de las trasnacionales. Y hasta ahora, el campo popular no tiene respuestas adecuadas, ni son planteadas. Un informe de la Universidad de Oxford confirma que la manipulación de la opinión pública sobre las plataformas de medios sociales se ha convertido en una amenaza a la vida pública. En los países del Sur principalmente se propagan noticias basura y se ocultan noticias trascendentes. Librar el combate es tarea de las nuevas generaciones.
Nuestra América ha vivido el hecho que movimientos de trabajadores y de otras clases y capas populares han llegado al gobierno. Y hay movimientos de oposición diferentes al de los asalariados: cooperativistas, pequeños productores, feministas, antirracistas, etc. Las diferencias de raza, de género, de etnias, se entretejen con las identidades de clase. Por eso, es trascendente la batalla cultural para ir agrupando a esos movimientos y encaminar la lucha anti imperialista y la socialista.
Bien ha expuesto José Carlos Mariátegui en “Ideología y política.”,“Hispanoamérica, Latinoamérica, o como se prefiera, no encontrará su unidad en el orden burgués. Ese orden nos divide, forzosamente, en pequeños nacionalismos. Los únicos que trabajamos por la comunidad de esos pueblos somos en verdad los socialistas, los revolucionarios. El porvenir de América Latina es socialista”
Uruguay de la democracia tutelada (¿1985-?). La recomposición del bloque de poder burgués bajo hegemonía del sector financiero-industrial caracterizó al régimen que llamamos fascista dependiente. Los mismos sectores sostienen la modernización dependiente, asentada en la democracia tutelada.
Se ejercen fuertes presiones desde los centros del poder mundial para el re composición del capital a expensas de los asalariados y del patrimonio estatal, para una explotación más intensiva del campo que aún permanece en manos de grandes latifundistas volcados a la ganadería extensiva, y para la mayor integración al mercado capitalista internacional y a su lógica de acumulación. Los cuatro gobiernos pos-dictatoriales (Sanguinetti-Lacalle-Sanguinetti, Jorge Batlle) han hecho de la modernización el eje de su ofensiva, presentada como la alternativa de renovarse o perecer. El discurso neoliberal, favorece a la eficiencia sobre la equidad, critica al Uruguay mesocrático, al Estado Protector. El fascismo dependiente y la democracia tutelada que lo sucede son dos cartas tácticas alternativas de la estrategia imperialista. En la democracia tutelada el régimen democrático aparece en la superficie, pero por debajo, como una verdadera estructura ideológica, política, jurídica y militar, domina la Doctrina de la Seguridad Nacional y su aparato de instrumentación, sobre el cual se mantiene intacto el control del imperialismo yanqui.
Los acuerdos firmados con el Banco Mundial y el FMI reafirman la continuidad de los lineamientos neoliberales. Suponen que el desarrollo económico está obstaculizado por los excesivos controles comerciales-financieros y la sobre dimensión del sector público. Preocupa que Uruguay marche “a la zaga” del proceso de privatizaciones. La deuda externa crece, la dependencia respecto a sus vecinos también, y Uruguay se transforma en un país de servicios.
Las consecuencias sociales son que el país se des industrializa, merma la ocupación, descienden los salarios, pese a lo cual el salario real pos-dictatorial aumentó 29% entre 1984 y 1989, crece el porcentaje de niños por debajo de la línea de pobreza, los hogares con necesidades básicas insatisfechas, duplicándose el número del interior respecto a los de Montevideo y la emigración se acrecienta, pues hay 300.000 uruguayos en el exterior, en términos comparativos mucho más que la emigración de Italia y España en el siglo XIX. Crisis de un país atípico: la urbanización es del 87%, Montevideo contiene el 42.5% y el crecimiento demográfico es de 0.6%.
La militarización del Uruguay pos-dictatorial prosigue y se gasta en defensa mucho más que otros países de la región. Las Fuerzas Armadas defienden sus intereses y consiguen que “El pequeño Uruguay tiene probablemente la mayor contribución per cápita de efectivos de pacificación en todo el mundo” (Jorge Bañales, “Militares, uníos”, Brecha 19/1/1996).
Los tres gobiernos del Frente Amplio (2005-2020) detienen parcialmente esas tendencias negativas, sin conducir a transformaciones profundas. Ahora el continente y el país viven el enfrentamiento de otra oleada reaccionaria, algunos con rasgos semejantes al fascismo como el de Bolsonaro, con otra oleada de gobiernos progresistas (México, Argentina, Bolivia). La historia es como una espiral: nunca se repite, pero hay momentos en que las situaciones se parecen. Esperemos que las movilizaciones de pueblos hermanos le eviten al uruguayo la disyuntiva de tener que optar por una “oposición” que vuelva a hacer el juego a la contrarrevolución, o posiciones revolucionarias, que deberán irse agrupando.
Conclusiones: se trata de unificar a la izquierda antiimperialista y socialista, la que está en el Frente Amplio o fuera de él. Y en esa tarea, más que pensar en partidos de vanguardia -que ninguno de los existentes logra serlo hoy- habrá que elaborar un programa para todo un tiempo histórico, plataformas de luchas concretas, y operar tanto adentro como por fuera de los partidos existentes. Operar bien ligado a las masas populares, principalmente a los trabajadores, con fines estratégicos o de larga duración. Y al mismo tiempo, siendo capaces de articular alianzas tácticas, o de corta duración, con las fuerzas partidarias de vida real, que están básicamente en el Frente Amplio y que no son socialistas. No hay que despreciar ningún acuerdo, por mínimo que sea, siempre y cuando seamos conscientes de sus limitaciones y que mantengamos los objetivos finales socialistas. En tal dirección, la propuesta de Joao Pedro Stédile -líder campesino brasileño- apunta para su país a unir las diversas centrales sindicales, partidos políticos, entidades civiles, colectivos juveniles, de artistas e intelectuales.
Menciono tan solo un concepto básico de democracia a comprender, expuesto por Lenin en “El Estado y la Revolución”: “Si Engels dice que, bajo la república democrática, el Estado sigue siendo `una máquina para la opresión de una clase por otra’, esto no significa que la forma de opresión sea indiferente para el proletariado, como algunos anarquistas `enseñan’. Una forma de lucha de clase y de opresión más ancha, más libre, más abierta, facilita enormemente al proletariado la lucha por la destrucción de las clases en general.”
POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES
Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.
Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.
Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.
Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo.
Conozca aquí las opciones de apoyo.