Simjat Toráh se celebra al terminar la festividad de Sucot, con la particularidad de ser una festividad en sí misma. El significado de Simjat Torá es, de manera simple y directa, la “alegría de la Toráh”. El inicio de esta práctica se remonta a los tiempos talmúdicos, cuando existía todavía la costumbre babilónica de completar en un año la lectura de la Torá. Es una celebración que se vive en familia, que se asiste a los servicios, e incluye las cenas y almuerzos con seres queridos, familias y amigos.
Pero este de 2023 quedará como una fecha dolorosa para los judíos del mundo. No sólo por la violencia que organizaron desde Hamas, con anuencia, por lo menos, de Irán, sino porque en este día se quebraron muchos mitos muy significativos, que eran parte de la condición judía del siglo XX y XXI.
Una mañana inesperada
Este 7 de octubre, sin previo aviso, la organización terrorista Hamás en Gaza atacó Israel por aire, tierra y mar. Comenzó una pesadilla de sangre y fuego. Todo iba aceleradamente rápido, y a los gritos, eufóricos, en la oscuridad. En una escalada sin antecedentes, combatientes de Hamás volaron partes de la valla de separación que hace las veces de línea de frontera, fuertemente fortificada, e iniciaron un amanecer de sangre y muerte. Invadieron los kibutzim que están cerca de la frontera de Gaza. Sembraron terror, cosecharon muerte.
Este martes, las IFD mostraron a la prensa internacional el estado de Kfar Aza, un kibutz cerca de Gaza. El comandante general Itai Veruv se sinceró: “es algo que no había visto en mi vida, algo más parecido a un pogromo, algo de los tiempos de nuestros abuelos”. Aza habló de “cuerpos por todos lados, cuerpos sin vida…”. Algunos fueron decapitados, incluso niños.
A poca distancia de la frontera, cientos de celebraban un festival de música por la paz. Al menos 250 personas fallecidas y más de 1.500 resultaron heridas, con distintos niveles de gravedad.
Entre la alocada furia del ataque al festival y a los kibutzim, el número de muertos ya rondaba los mil, más los heridos y unos 130 secuestrados, casi todas mujeres y niños.
¿Qué fue lo que se desatendió?
El relato es una narración estructurada, generalmente breve, de una serie de ficciones que le dan consistencia a la construcción del mito. Pero mito es una cosa, y realidad es otra.
Hacia el mes de agosto de 2023, una película de producción estadounidense e inglesa, comenzó a estrenarse en las salas comerciales de Europa, América y Estados Unidos. A 50 años de los días más difíciles de Israel, la película recrea a la primera ministra Golda Meir, que debió hacer frente a un clima político interno de su entorno muy complejo y casi en soledad. Golda, la película, se desarrolla a partir de hechos reales y exhibe el drama de la guerra de Yom Kipur, años 70, las conspiraciones, las primeras derrotas, la capacidad de una mujer de entender las tensiones y debilidades de las relaciones, sus diálogos con Henry Kissinger. Golda debió enfrentar una ofensiva militar única, de Egipto y Siria. Aún en ese clima, Golda Meir nunca renunció a ser ella misma quien tomó las decisiones más importantes.
Aquel momento, similar al de ahora, el mito en construcción de un país que superaba todos los límites tuvo un tropezón.
Esta película sobre Golda y sus vicisitudes, han traído al presente dos elementos de valor: que se cumplen en estos 50 años de la trágica guerra de Yon Kippur, que por poco acaba con el estado judío; y que la construcción del mito de la autodefensa, de la seguridad tuvo en aquellos días un traspié grave.
Pero la adversidad la enfrentó con un sinceramiento radical de lo que estaba pasando. Estos son los fragmentos principales del discurso de aquel entonces, en plena incertidumbre:
“Ciudadanos de Israel: fuimos atacados por Siria y Egipto el día del Yom Kippur, en nuestra fiesta más importante del año, cuando nuestro pueblo se encontraba en su gran mayoría reunido en las sinagogas, en pleno ayuno. Nuestros enemigos esperaban encontrarnos indefensos, debilitados e indispuestos a luchar, pero su ataque no nos sorprendió. Ya sabíamos con antelación que esto ocurriría, yo misma fui advertida, pero desconfié de las fuentes.
Fuimos lentos en responder el ataque, quizás en demasía. Estábamos excesivamente confiados tras nuestra victoria en la Guerra de los Seis Días, demasiado convencidos de nuestra superioridad militar, y dimos por sentado que los árabes solo comenzarían una guerra cuando tuvieran la posibilidad de ganarla. Cometimos una serie de errores estratégicos y militares al comienzo del conflicto que podrían haber sido fatales. Eso es algo que no me perdono hasta hoy, aun cuando todo indica que Israel vencerá.
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Pero no nos gustan las guerras, incluso cuando las ganamos. Hicimos nuestro máximo esfuerzo para evitar que el conflicto volviera a estallar, recurrimos a cuanta influencia política nos fue posible para frustrar este movimiento y aun así Siria y Egipto han regresado a las armas, insistiendo en repetir de nuevo la historia, buscando desesperadamente venganza, a pesar de sus escasas posibilidades de ganar. No tenemos ninguna duda sobre nuestra victoria, pero puedo asegurarles que este ataque es una demostración de locura, un intento desesperado por recuperar la península del Sinaí y los Altos del Golán, que en la docena de días que llevamos en guerra, solo ha cobrado vidas y heridos en ambos bandos, sin cambios territoriales significativos.
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Nosotros decimos «paz», y el eco nos vuelve del otro lado diciéndonos «guerra». Si me preguntan, la paz llegará, cuando los árabes amen a sus hijos más de lo que nos odian a nosotros. El hecho de ser abuela, me da la certeza de que la paz llegará algún día al Medio Oriente: sé que también hay abuelas en Egipto, Jordania y Siria, que quieren que sus nietos vivan. Podría entender que los árabes quieran borrarnos del mapa, pero, ¿es que realmente pretenden que cooperemos con ellos en eso? Vamos a luchar hasta el momento en que nuestro último soldado caiga, hasta que nuestras fuerzas se extingan y ya no seamos capaces de resistir. Ya hemos demostrado en los anteriores enfrentamientos bélicos de lo que somos capaces, y por eso puedo asegurarles, como su Primera Ministra, que tengo plena confianza en nuestro triunfo, en un futuro muy cercano”.
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50 años después…
La conmoción que sintieron los israelíes el sábado por la mañana recordó la sorpresa de la guerra de Medio Oriente en 1973. Casi 50 años antes, un ataque egipcio-sirio a gran escala, en otra festividad judía, se convirtió rápidamente en un desastre para un Ejército israelí desprevenido.
Entonces, como ahora, los israelíes habían asumido que sus servicios de inteligencia serían capaces de alertar al Ejército de cualquier peligro con la debida antelación. Ese shock político opacó el legado de Golda Meir, y acabó el largo del Partido Laborista.
Ahora, la cuestión de cómo Hamas fue capaz de organizar un ataque tan grande y de logística de escala, coordinándolo sin llamar la atención de los servicios de inteligencia israelíes es algo para lo que la alianza ultranacionalista de Netanyahu no tiene ni ha ensayado aún una explicación.
Los simpatizantes de Netanyahu y los ministros de línea dura son más proclives a levantar el tono de su discurso beligerante. Pero deberán, en pocas semanas más, enfrentar las consecuencias de su imprevisión en el área de seguridad, hasta ayer su seña de identidad, hoy un valor agotado
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Muerte en el festival y de niños de los kibutzim
Querer ubicar el eje de la decisión de estas acciones ultraviolentas en una escalada de las tensiones preexistentes, es asumir una linealidad en el desarrollo de los conflictos, y más aún, uno tan complejo y con tantos actores, con intereses no tan iguales al final del día, que no la tienen.
Los acuerdos de paz necesitan de una construcción donde las expectativas de los actores se deben ir armonizando, asumiendo ventajas inesperadas, aunque en tiempo presente irrelevantes, pero con potencial, y moldeando las condiciones positivas para cada uno, en una lógica ganar-ganar.
Los acuerdos milagrosos, de concreción precipitada, han invertido los factores: primero las firmas y luego los contenidos. Así han actuado los EE. UU., pensando que ese camino evitaría empantanar los “Acuerdos de Abraham”. Pero analistas del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) advierten que «la tendencia apunta hacia la cronificación de conflictos o incluso a aumentos de tensión en algunos escenarios que habían reducido su intensidad como el que enfrenta a Ucrania y Rusia».
El temor, señalan, es que suceda en otros conflictos lo que su momento ocurriera con las llamadas «primaveras árabes», una suerte de contagio de consignas y movilizaciones sociales. El mundo es más pequeño, y los análisis y propuestas de otras geografías pueden encajar en otras.
La furia iraní
Pero hay que levantar la mirada, pues del devenir día a día no sale una explicación. La sombra de Irán se presume está detrás del sangriento ataque de los milicianos de Hamas desde la Franja de Gaza. Casi mil muertos de una, y perplejidad por la falta de previsión y planes de contingencia.
Bien podría decirse que la mecha del conflicto palestino-israelí se ha encendido nuevamente. Pero, acaso, ¿alguna vez se apagó? Y porqué se ha reiniciado con más violencia que nunca ¿Por qué ahora?
” Los acuerdos de Abraham”, un poco hechos al andar fueron reordenando la región a la nueva versión estratégica de los Estados Unidos. Claramente hay una pérdida de interés relativo en el valor estratégico regional, y la alta concentración del poder político y económico exige, tanto a China como a Estados Unidos, reordenar, reasignar prioridades, para concentrarse en los asuntos principales.
Hamás tuvo como patrocinadores económicos desde sus inicios a Siria y Arabía Saudí. Sin embargo, desde hace mucho tiempo Irán es el principal benefactor. Y aunque Irán es un régimen chií, la rama minoritaria del islam, mientras que Hamás es suní, los une el mismo lema: “Muerte a Israel”. He aquí uno de sus pilares ideológicos.
Suele estimarse en por lo menos 100 millones de dólares anuales los fondos anuales que Irán aporta a Hamás. Sin embargo, dada la magnitud de los costos de mantener una milicia semi irregular, armada, con acceso a un gran volumen de cohetes y misiles, U$S 100 millones parece un número que no lo explica todo.
La furia siria
Desde aquí hay otro, y más grueso problema: las Fuerzas de Defensa de Israel han identificado un conjunto de lanzamientos (plataformas) desde territorio sirio hacia territorio israelí. Según las FDI, «presumiblemente cayeron en un área abierta». De todos modos, se está dando «respuesta con artillería y proyectiles de mortero hacia el origen del lanzamiento en Siria».
Vale precisar, que los misiles disparados desde suelo sirio no son excepcionales, en particular, durante las operaciones en las que se dirimen enfrentamientos Hamás e Israel.
Desde Líbano, bombardeo
La frontera libanés-israelí ha sido este martes por la tarde desde donde también se dispararon cohetes desde territorio libanés. Quien confirmó la novedad fue la misión de paz de las Naciones Unidas en el sur del Líbano.
En el mismo sentido, confirmando la versión, las Fuerzas de Defensa de Israel informaron que por lo menos 15 cohetes fueron disparados desde el sur del Líbano. No tuvieron consecuencia: cuatro fueron interceptados y por lo menos otros 10 cayeron en zonas abiertas. Adicionalmente, Al-Manar, una radio de noticias de Hezbolá, confirmó los bombardeos en las zonas de las granjas de Shebaa y también en la zona sur. Con un detalle más, el referido bombardeo fue transmitido en directo a través de canales locales.
Con el soporte de Irán, dinamitar
Para Sonia Sánchez, analista de la Universidad Francisco de Vitoria, «todos los indicios apuntan a que realmente quien ha orquestado el ataque de Hamas ha sido Irán y lo ha hecho con un objetivo muy claro: dinamitar los avances que se estaban produciendo en las negociaciones para la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudí y con los países firmantes de los Pactos de Abraham».
Los acuerdos firmados en 2020 entre Israel, Bahréin y Emiratos Árabes para establecer relaciones diplomáticas luego vendrían Marruecos y Sudán, aún con escepticismo, estaban generando situaciones más positivas.
Para Sánchez, la saña de la acción terrorista se funda en el intento de causar consternación dentro de la sociedad israelí, para provocar un efecto tipo 11-S. Acerca de la fecha, para Sánchez «tiene un carácter simbólico por haberse realizado en el aniversario de la guerra del Yom Kimpur, que también pilló desprevenido a Israel, y porque además se ha hecho en el contexto de otra festividad religiosa judía como es el Sucot».
Finalmente, Sánchez entiende que «Irán ha querido mandar un mensaje antinormalizacion a los países que se estaban planteando establecer relaciones con Israel, sobre todo dirigido a Arabia Saudí, y al mismo tiempo recuperar el eje central del enfrentamiento con EE. UU. Teherán ve el avance de EE. UU. como una amenaza para sus intereses».
¿Quién autorizó y financió este ataque?
Aunque Irán prefiere negarlo, existen indicios de que estaba al corriente de la operación y que algunos asuntos de logística solo se podían resolver si contaban con su participación. En la edición del último domingo, el The Wall Street Journal, basado en consultas a responsables de Hamas, éstos confirmaron que Teherán estaba al tanto de la acción, de su escala y demandas, así como también validó el ataque.
Adicionalmente, hay otro elemento para el ojo atento: tres días antes del ataque de Hamás contra Israel, se publicó un tuit desde la cuenta en X de Alí Jamenei, líder supremo de Irán, con el siguiente texto: “El régimen sionista [Israel] está muriendo”. Un segundo elemento: el 21 de junio el mismo Jamenei recibió a una delegación encabezada por el primer ministro de Gaza y líder de Hamás, Ismail Haniye. Le acompañaba Ziad Al Najalek, secretario general de la Yihad Islámica. Tras el ataque, el presidente iraní, el ultraconservador Ebrahim Raisí, felicitó a Haniyeh por teléfono. Y antes de que Hamás lanzara el ataque, algunos edificios de Teherán habían sido cubiertos con enormes banderolas aludiendo a la operación “Tormenta de Al Aqsa”, el nombre con el que los fundamentalistas palestinos han bautizado su ofensiva.
En las próximas semanas
En las próximas semanas sabremos más acerca del propósito de este sangriento plan. En cualquier tesis, tendrá un alto costo para Hamás. Seguramente, y aunque sea el último servicio de Netanyahu como gobernante, será un capítulo que lo cerrará esta nueva restructuración del gobierno, a partir de la alianza con Benny Gantz, para un gobierno de emergencia. Procurará resignificar su legado, hoy muy devaluado. Pero los dados de Netahyahu parecen estar echados, y ninguna elusión de última hora lo rescatará…sin dejar de reconocer que ha mostrado una extrema habilidad para sobrevivir a las crisis políticas.
También sabremos, con más claridad, si el servicio de Hamás a la causa antiisraelí se expresaba más macro, como antiestadounidense. Y ello revela que Hamás, como muchos concluyen, ha actuado por mandato de terceros. En lo inmediato, Irán sin exponerse demasiado parece recuperar un protagonismo de carácter medieval. Y Arabia Saudita e Irán han recompuesto relaciones diplomáticas en marzo último. Los sauditas han quedado en una posición incómoda, pero abierta a mejores momentos.
En las próximas semanas, sabremos si se conforma otro gobierno “de unidad”, más sólido que éste, cuyas figuras principales podrían ser Benny Gantz, Gadi Eizenkot e Itamar Ben-Gvir, u otras. Es que los tres despiertan diferentes dudas, distintas resistencias. Es posible que otras alianzas se intenten. Aún es tiempo de esperar los movimientos, incluso desesperados como este último.
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