Como las tabas, suerte y mala suerte
Dijo Lucía Topolanski: los blancos son jettatore. Esto es, traen mala suerte. Y en algo tiene de razón.
En algo; en esto de la fortuna pasa como con la taba que a veces cae culo (mala suerte) pero otras “clava” en suerte.
Decididamente los blancos no han ligado bien. En l959 volvieron al gobierno después de 93 años y lo hicieron bajo lluvias torrenciales, con inundaciones y con algunas escaramuzas previas antes de asumir.
¡Cómo llovía! Mi primer año en Montevideo, para hacer Preparatorios. Ese año ingresaron al IAVA unos cinco mil estudiantes. Entrábamos todos por la misma puerta hoy manzana de discordias. Casupá de donde yo venía no llegaba a dos mil quinientos habitantes. ¡Qué susto!, nunca había visto tanta gente. Y llovía. Un compañero fue el de la ocurrencia.
La última clase había sido con Idea Vilariño, brillante, pero de mal genio, quizás por culpa de Onetti. Alegres y liberados caminábamos por Eduardo Acevedo, bajo la lluvia.
El día anterior, 8 de abril, había muerto el doctor Herrera.
– Saben por qué llueve tanto?, pregunto al grupo.
Sin respuesta y pendientes.
– Ayer Herrera tuvo una primera reunión con Dios y éste le preguntó ¿cómo te fue por la tierra?
– Luché siempre por lo que creía, respondió el caudillo blanco y admitió: “quizás hice alguna chanchadita”.
– Bueno por eso no te preocupes, Yo me encargo de mandar una agüita para lavarlas, lo tranquilizó Dios.
Muchos años después, estando en Buenos Aires, me avisan que Wilson Ferreira Aldunate había sido trasladado a EEUU en vuelo especial. Lo que tenía era malo. Me informaron que había hecho escala técnica, en Miami y me pasaron un teléfono. Llamé.
Quien me atendió me dijo que Wilson estaba descansando. Oí de lejos su voz inconfundible preguntando “¿quién es?” “Un tal Arbilla“. Y otra vez la voz de Wilson: “Si, si es Arbilla lo atiendo “y le pasaron el teléfono.
Solo atiné a decirle “Wilson es Arbilla “y no dije más, su saludo fue “pero vio, que yeta”.
Qué yeta. Sin duda: yeta para él, para su partido y para una mayoría de uruguayos que en 1989 iban a llevarlo a la presidencia. Wilson murió el 15 de marzo de 1988. Eso sí fue yeta para todos, creo.
Pero no todos los” jettatore” contagian mala suerte. En caso dan suerte, aunque sea por un ratito.
Durante tres o cuatro años, ya jubilado, fui consultor del diario “La República” – que ironía- de Lima. Pasé mucho tiempo en Perú. Muchos amigos y conocidos.
El 17 o 18 de mayo de 1921, recibí en casa la llamada en de un amigo que estaba ayudando al profesor Pedro Castillo quien, a principios de junio y en segunda vuelta, iba a pelear por la presidencia del Perú. En este país mucha gente apoya a quien sea si es contra los Fujimoris. Sin pensar ni analizar mucho.
Querían contactarse con el expresidente José Mujica. Me dijeron que Castillo necesitaba que lo recibiera y que estaba dispuesto a viajar a Montevideo el día 23.
– “Necesita ese encuentro, con él – me explicaron- Castillo tiene que quitarse cualquier tufo de extremista, de bolivariano o de chavista “.
-Lo mismo que paso con Ollanta Humala al que Lula amparó en su momento, les recordé.
– “Es diferente, – aclararon- Lula lo apoyo a Ollanta, le facilitó expertos y asesores y le consiguió recursos, pero esto no es lo mismo”.
Humala ganó, pero después fue preso por recibir dinero de los Odebrecht de Brasil.
– “Castillo necesita ese encuentro con Mujica para ganar”, afirmaron.
– Miren que es medio jettatore, les advertí.
– “Con su bendición gana”; estaban convencidos.
Llamé a Mujica y le conté todo, incluido lo decisivo que para ellos era su respaldo.
El primer comentario de Mujica fue “pero yo soy medio jettatore”, a lo que le respondí que lo mismo les había dicho yo, pero que igual insistieron. Me autorizo darles su teléfono.
El encuentro no se hizo, pero sé que Mujica le envió una carta dándole su apoyo, y algunos consejos, creo. Fue volanteada. Castillo ganó; de hecho, le dio suerte. Por un tiempo limitado, eso sí; hoy Castillo está preso por pretender dar un golpe de estado.
Si un gobierno tiene suerte se espera que la misma que se traslade al país . Pero no siempre es así: el propio Frente Amplio lo confirma: pocas veces ha habido gobiernos con tanto viento a favor. Sin embargo, ello no se reflejó en igual medida en el país. No lo hicieron bien. Avances en el sistema de salud, sin duda. Pero 60 mil funcionarios más, un copamiento burocrático. Quizás por un conflicto entre ideología y la realidad.
Sin embargo, hay casos en que la mala suerte se convierte en suerte. El de Jorge Batlle, por ejemplo, que de entrada se topó con la aftosa y luego la gran crisis financiera. Todo por contagio de Argentina. Batlle salió airoso. Superó la crisis y abrió el camino y hoy es recordado y reconocido con justicia como el gran estadista que fue.
Un día le comenté a Batlle:
– Mire que tuvo mala suerte en su gobierno.
– “Vea, no fue así. Si hubiera sido todo tranquilo, entre Lacalle y Sanguinetti me hubiera desecho, pero la crisis los obligó a encolumnarse. Hasta el Frente, medio a regañadientes ayudó”.
” Tuve suerte, prosiguió. A veces los gobiernos y los gobernantes se encuentran con obstáculos inesperados y los castigan calamidades no previstas; si las vencen, eso los hace grandes. Los pingos se ven en la cancha”, sentenció Batlle.
Algo parecido pasa con el presidente Luis Lacalle Pou. Llegó y tras él todas las calamidades bíblicas: peste, guerra, sequía; solo falta el diluvio y la langosta. Lacalle las ha ido superando con éxito y a pie firme. Para que ello fuera posible ha contado con el apoyo decidido, generoso y desinteresado de una coalición de partidos cuya cohesión, incluso, se ha fortalecido ante el viento en contra.
“En realidad su única mala suerte ha sido la oposición, que patea para otro lado”, me dijo un coaligado.
Lo de Lacalle Pou es un hecho y hay que reconocérselo como también que se hace cargo del hoy, pero piensa para más adelante, en los jubilados del mañana, en la educación para los nuevos tiempos y también en las situaciones de quienes necesitan mucha ayuda y son siempre olvidados. Apuesta a la suerte futura. Son temas que no suman votos e incluso los espantan. Nadie se pone a reflexionar que es, como dijimos al principio, como con la taba: suerte y culo. Y en que a veces cae en culo y eso hace que para la gente se transforme en suerte y otras veces cae suerte y al pueblo le va como el….
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