Jugando con avioncitos
Se anunció que el gobierno uruguayo va a comprar 6 aviones de guerra a Brasil por un valor de 100 millones de dólares. Los motivos esgrimidos son la defensa de la soberanía y el combate al narcotráfico. ¿Tiene lógica esta compra? ¿Es un mal común a todos los gobiernos uruguayos la compra del primer avión que se les ofrezca? ¿Es una inversión prioritaria o una inversión de prioridades? ¿Con quién se podría enfrentar nuestro país en una guerra? ¿No resultaría mejor invertir ese dinero en la rehabilitación de presos, como forma de combatir a las bandas de traficantes? ¿Cien millones de dólares podrían solucionar alguno de los problemas de asentamientos que nos preocupan? ¿Los aviones son las herramientas que precisamos cuando la tecnología apuesta a los drones? ¿Es un despilfarro de recursos siempre escasos?
Ni tan calvo ni con dos pelucas por Julián González Guyer
Se ha anunciado la compra de seis aviones de combate A-29 Super Tucano, a la empresa brasileña Embraer por 100 millones de dólares. Sin embargo, una lectura atenta indica que, por el momento, sólo existen negociaciones y que técnicos uruguayos viajaron a San Pablo para ello. Por tanto, hasta que la transacción se concrete la cifra manejada no parece tener bases sólidas.
Según el matutino El País., la operación de compra se concretó en una breve conversación de los Presidentes Lacalle y Lula en Asunción. Parece poco creíble. El Presidente de Brasil no tiene potestades para comprometer un negocio entre Uruguay y una empresa privada de la talla de Embraer. Menos en una breve charla informal. Hay que recordar que Embraer es una de las mayores empresas fabricantes de aviones del mundo. Y es privada.
Finalmente, el acuerdo con Embraer, si se concreta, deberá cumplir todos los requerimientos legales antes de ser refrendado por el Presidente de la República. Sería entonces que los titulares de la semana pasada podrían adquirir veracidad. Entre tanto, en el mejor de los casos, son simples expresiones de deseo.
En tal sentido debe recordarse que el Ministerio de Defensa el 15 de febrero de 2023 anunció un acuerdo para la fabricación de dos patrulleras oceánicas para la Armada. Pero, ella no comenzó siquiera. El astillero español Cardama no presentó los avales necesarios.
En cuanto a los Super Tucano, versátiles aparatos a turbo-hélice de ataque ligero a tierra que pueden usarse también para otras misiones, incluso entrenamiento. Si bien es un modelo que comenzó a comercializarse treinta años atrás, aun son usados por diversos países y las unidades nuevas cuentan con equipamiento de última generación.
Al fundamentar la compra de estos aviones, se afirmó que permitirían “blindar las fronteras” al narcotráfico. Otra afirmación aventurada. Es sabido que los radares emiten señales en forma de cono invertido. Ello dificulta detectar un avión a baja altura. Sería una enorme casualidad interceptar una nave intrusa y casi imposible cumplir el protocolo para su derribo antes que salga de nuestras fronteras.
No parece efectivo copiar estrategias de grandes países para evitar la introducción de drogas en nuestro país. Sí se requiere creatividad. Para algo existe la inteligencia. El aterrizaje de una avioneta en cualquier pago no pasa desapercibido. No requiere gran inversión, sino servicios policiales leales y una adecuada red de colaboradores.
Nada de lo dicho invalida a los Super Tucano. La pertinencia de su compra depende de su papel en la estrategia militar de defensa del país. Para eso existe la Fuerza Aérea.
Hay guerras en todas las latitudes. Conviene tomar nota.
Gasto improductivo, negocios productivos por Oscar Mañán
El ejército es el gasto improductivo mayor que tiene el país. Probablemente, el gasto improductivo más grande para cualquier país sin una industria de la guerra desarrollada, que implique producción de materiales bélicos (donde el gasto sería productivo). Pero en el caso que ocupa, no hay chance de considerarlo un gasto productivo, incluso, se dificultaría señalarlo como racional.
No quiero repetir argumentos de Perogrullo, pero basta atender a las dimensiones geo-demográficas para acordar que la guerra jamás puede ser una opción de defensa. Se podría debatir si el cuidado de las fronteras o enfrentar violencia organizada de algún tipo (i.e. el narcotráfico o contrabando) lo ameritaría. De ser el caso el Ministerio de Defensa (MDN) no sería la institucionalidad idónea. Los ejércitos en estos países son siempre una amenaza más que un activo de defensa, amenaza de ocupación o de sostener intereses espurios a las grandes mayorías.
El gobierno no muestra experticia en los negocios aeronáuticos. Vendió la aeronave que el gobierno anterior había comprado y acondicionado como ambulancia, compró otras para la defensa a punto de caducar su vida útil que no están operativas. Ahora, promete una inversión para el barrido constante de las fronteras, ¿no habrá que pensar en una política más integral de seguridad interna? ¿No habrá un lobismo de negocios detrás de estas compras?
Usos razonables del dinero público: ¿qué tanto es tantito?
Los números siempre ayudan, aunque no explican nada, para ello hay que recurrir a la estupidez. Según datos de 2022, el Banco Mundial (BM) señalaba que el país tenía un gasto militar del entorno de 1,9% del producto mientras el promedio regional era el 1,1%, y se ubicaba en un 6,7% del gasto del gobierno central, porcentaje que duplica el promedio de la región (3,3%). El personal de defensa está en el entorno de los 22 mil efectivos, algo así como un 1,3% de la fuerza laboral, según el mismo BM. El presupuesto que el MDN tendrá para ejecutar en el año 2024 supera los 30,8 mil millones de pesos (mdp).
Alternativas de utilización del dinero en los países pobres, ¡muchas! En 2023 la ANEP anunciaba una inversión de 2.800 mdp, para más de 300 obras de infraestructura, que implicaba mantenimiento edilicio y varios liceos nuevos (N°47 La Teja, N°6 Tacuarembó, N°9 Paysandú y remodelamiento del de Colonia), Esa cifra es un 70% de lo que insumirían los 6 aviones.
El Hospital del Cerro, cuyo costo fue controversial dado que quintuplicó el proyectado, insumió 16 mdd; el monto que insumirían los aviones permitiría construir y equipar más de 6 hospitales del estilo.
La vivienda es una más que sabida necesidad. Si las viviendas exoneradas de impuestos que construye la Agencia Nacional de Vivienda (ANV) tuvieran un costo de U$S 1.400 el m2, y pensando en necesidades medias de 55m2, podrían construirse 1.298. Los clientes pagan esas viviendas en 25 años, y la ANV subsidia el 30% del costo, en ese caso podría financiarse el subsidio para 4.329 viviendas.
La pobreza en Uruguay afecta al 10% de la población y al 20% de los niños menores de 6 años, pero también al 2,2% de los adultos mayores. ¿Qué tal si se repartiera un complemento salarial por el invierno, para hogares en tales situaciones? O tal vez, darle un litro de leche tarifada a cada anciano o niño en situación de pobreza, para esto tendríamos en el entorno de 100 millones de litros para repartir con el gasto en aviones.
Corolario. Uds. me dirán que todas las necesidades son atendibles, incluso las de defensa y definir las prioridades es una decisión política. El debate sobre la defensa es un gran debe, y un ejército hipertrofiado parece poco racional. No se abordó aquí los déficits de la Caja Militar ni el régimen de privilegios de jubilaciones y pensiones que el sistema político se niega a encarar.
Defensa, pero con orden por Leo Pintos
El gobierno se descolgó una vez más con uno de esos anuncios rimbombantes a los que nos tiene acostumbrados. Esta vez la polémica vino con el anuncio de la intención de negociar la compra de seis aviones de combate Embraer Supertucano. Porque en principio es solo eso, una expresión de interés en la compra. Algo que -para sorpresa de nadie- surgió de una charla informal entre el Presidente Lacalle Pou y su par brasilero. Así, con la impronta de este gobierno. La misma impronta que lo llevó a anunciar un TLC con China, la autopista al este, un 5 estrellas en La Coronilla, el proyecto Arazatí y otros tantos anuncios. En estas mismas páginas he dicho que tenemos fuerzas armadas sobredimensionadas e inoperantes, y sin herramientas para desempeñar lo que debiera ser su única función; la custodia de fronteras y mar territorial. Ahora bien, no se puede analizar esta hipotética compra sin contextualizarla en la política de defensa nacional. El problema es que no se conoce cuál es la política de defensa. Y me temo que sencillamente es porque no la hay. Quiso el destino que al momento de escribir estas líneas, una de las inversiones de este gobierno en la defensa esté en los titulares. Me refiero a los dos Hércules comprados a España al inicio de esta gestión. Uno de ellos esperando hace dos años en Portugal el service de mantenimiento y el otro varado en Chile, aguardando que llegue el camión con un motor comprado de apuro. Apenas una muestra del despilfarro de recursos que significan unas fuerzas armadas sobredimensionadas, inoperantes y sin un objetivo claro. Y es en esto último donde debemos detenernos. En el objetivo de la fuerza. Ya que parece ser que la compra de estos aviones, al igual que las dos patrulleras oceánicas que esperan ser construidas en España, son parte de la supuesta guerra contra el narcotráfico que libra nuestro país. Así que hasta ahora tenemos: compra equivocada de equipamiento obsoleto y por ende, caro de mantener. Compra de equipamiento nuevo para la Marina a un proveedor que no tiene experiencia en el rubro y que no ha podido presentar avales. Y por último, el anuncio de la compra de aviones de combate para blindar las fronteras contra el narcotráfico.
El problema no es invertir en equipamiento moderno. El problema es la pertinencia del gasto. Porque si quieremos jugar a tener fuerzas armadas, parece lógico que al menos tengan equipamiento operativo y sobre todo, seguro. Pero si existiera una política de defensa coherente y sustentable, se debería ajustar gastos para permitir el mantenimiento de dicho equipamiento. Y eso indefectiblemente pasa por la reducción de la tropa de tierra, verdadero tejido adiposo que lastra el correcto funcionamiento de la defensa. Eliminar el gasto en material de infantería obsoleto, como la artillería, carros de combate. Y reduciendo las divisiones territoriales. Si se quiere proteger las fronteras, quizá los drones con inteligencia artificial sea el camino a seguir. La observación es la primera medida para proteger cualquier espacio. Y como segundo espacio de actuación, fuerzas policiales debidamente entrenadas y equipadas para intervenir en territorio.
Este gobierno ha sido una sucesión de anuncios sin sustento técnico serio. Porque cuando no es una cosa es la otra. O falla la financiación, o falla la factibilidad, o falla el material a comprar, o falla la elección del proveedor. Y lo que es más grave, falla la política. Porque fundamentar la compra de aviones de combate para combatir el narcotráfico es una muestra de ignorancia. Es desconocer la dinámica militar de alerta temprana para salir a la intercepción de un objetivo. Es desconocer los límites técnicos en la detección de dichos objetivos. Es desconocer la fundamentación legal para habilitar ciertas operaciones militares en algo que sucede en el plano civil.
Nada hace pensar que este gobierno, y los que vengan, sean del signo que sean, vayan a cambiar el absurdo discurso de la guerra contra el narcotráfico. Un discurso simplista y vacío, dirigido a un sector de la opinión pública pero que puede llegar a tener consecuencias muy peligrosas para la sociedad. Algo que ha fracasado en todos los países, aun los más avanzados en materia económica y militar. Una guerra sin sentido en la que perderemos todos.
Dime en qué gastas y te diré quién eres por Santiago M. Fernández
Cómo y en qué gastamos habla mucho sobre nuestras prioridades, gustos y preferencias. Hoy el resumen de nuestra tarjeta puede decir tanto de nosotros como lo haría un confidente. De esto no escapan los gobiernos, el nuestro mucho menos.
Si miramos el gasto público y, a través de él, intentamos establecer las prioridades de nuestro gobierno podemos dilucidar claramente cuáles son. Los números, que no buscan puesto alguno en estas elecciones (a diferencia de nuestros más encumbrados gobernantes), no mienten. Veamos, por ejemplo, el presupuestó en 2023 para Defensa fue 21.000 millones, frente a los 17 para la UdelaR Vivienda en su parte, tuvo una fuerte caída presupuestaria en 2023 respecto a 2022.
Debemos proteger la soberanía del país, claro, pero ¿a qué costo? ¿Quiénes pagan estas ‘inversiones’? ¿Es cierto que al narcotráfico se lo combate ‘con poder de fuego’? Un país sin educación, sin hogares, malnutrido y corrupto, pero ‘armado hasta los dientes’ no parece viable ni atractivo. Es cierto, nuestras Fuerzas Armadas están desesperadas por materiales con qué hacer su trabajo, del cual nos beneficiamos todos. Sin embargo, la mitad del presupuesto de Defensa lo traga la Caja Militar, cuyo déficit (para seguir evaluando prioridades) más que duplica el dinero del Fondo Nacional de Vivienda, por ejemplo. ¿Por qué no financiar la renovación de las Fuerzas Armadas cortando el déficit de la Caja Militar? No se puede tener el pan y a la vez la torta.
La rehabilitación de presos, la erradicación de la pobreza infantil, la educación accesible para los pobres deberían ser las banderas de una verdadera lucha contra el narcotráfico. Sí, está muy bien hablar de poder de fuego, pero si este crece a costillas de nuestros hambrientos, desposeídos y desesperanzados compatriotas, el narcotráfico tendrá suelo cada vez más fértil dónde reclutar adeptos. Difícil quien tiene un plato de comida caliente, un techo y un futuro con qué soñar, salga a la calle a buscar vivir de la droga.
Mucho se habla de eficiencia en el manejo de los fondos públicos, está muy bien es dinero de todos, magnífico discurso de campaña. Pero, mejor que decir es hacer y, mejor que prometer es realizar. La ‘eficiencia’ es muy linda cuando la soportamos todos, ahora, cuando toca los privilegios deja de ser eficiencia para convertirse en demagogia. Hoy toca al pueblo uruguayo ordenar sus prioridades, viendo cuáles son las de sus gobernantes y, últimamente decidir invertir donde importa: el futuro.
Avioncitos por Esteban Pérez
Cien millones de dólares cuestan los avioncitos de guerra que el gobierno uruguayo le va a comprar a Brasil. Trescientos veintiséis millones de dólares fue el déficit operativo del BPS en el 2023.
Qué necesidad entonces de subir la edad jubilatoria y negar equiparar la jubilación mínima con el salario nacional. Plata hay, lo que hay que hacer es fijar prioridades y esto va para los dos posibles presidenciables que coinciden en el rechazo al plebiscito impulsado por el Pit-Cnt y las organizaciones sociales.
Ser de izquierda o derecha no lo define el partido en el que se está o un discurso más o menos popular. Lo define si se está dispuesto a dar un golpe de timón de 180 grados en las arcas del Estado en función del pueblo y en la decisión de dónde sacar los recursos: o seguir sacando del lomo de los que trabajan o tocar la lata de los malla oro.
La hipocresía se llena la boca de pueblo pero si rascamos a fondo cualquiera de las opciones de octubre, ninguna quiere meter el facón en profundidad, tan sólo maquillar la realidad y según quien sea el vencedor derramará más o menos migajas del banquete de los ricos en la boca del pueblo.
Defensa en clave regional por Juan Pablo Grandal
No cabe duda que en nuestro país los recursos aportados para la Defensa Nacional deben ser revisados. Se puede revisar la cantidad de altos cargos en todas las fuerzas, se puede reconsiderar la función que deben cumplir las Fuerzas Armadas para fijarse más en la defensa por ejemplo del mar territorial, de nuestro espacio aéreo, entre otras cosas. Ni que hablar que, desde el punto de vista ideológico, se debe extirpar como el cáncer que es, cualquier resto de la Doctrina de la Seguridad Nacional que persista en las fuerzas. Pero también se debe entender que en cualquier proyecto de liberación nacional, como el que uno pretende para el territorio oriental, como para la región y el tercer mundo todo, el rol de las Fuerzas Armadas es fundamental. Y la forma en la que se discute el gasto militar, en este sentido, se aleja bastante de esta visión.
No voy a discutir las bondades de esta compra en particular, ya que los aspectos técnicos de los aviones comprados los desconozco, y además cuando este gobierno menciona el término “soberanía nacional” no puedo hacer más que reírme. Y no por atacar particularmente a la actual coalición de gobierno, no creo que la actual oposición esgrima la soberanía o la liberación nacional como banderas tampoco. Pero no dejan de ser las autoridades actuales y, por lo tanto, quienes merecen el cuestionamiento. Y si hablan de “soberanía nacional” muy probablemente simplemente la están usando de excusa para ocultar otras razones. Sí, creo que tener una Fuerza Aérea bien equipada es de importancia.
¿Por qué es importante tener Fuerzas Armadas sólidas y bien equipadas? En nuestra coyuntura particular, la defensa de la soberanía frente a los poderes globales, sean potencias extranjeras o grandes conglomerados privados, requiere la construcción de un proyecto profundo de integración regional y en futuro continental. Existen objetivos estratégicos que deben ser tomados en cuenta como parte de tal proyecto. El control del Atlántico Sur es uno, pasando por la recuperación de las Islas Malvinas y un proyecto común para la Antártida, entre otras cosas. Los grandes bloques geopolíticos, gran ejemplo siendo la OTAN, tienen una cooperación muy profunda a nivel de Defensa. Es más, es su razón de existencia.
Y realmente, es bastante difícil plantear un país y región soberanos, donde nuestros recursos sean aprovechados para el beneficio exclusivo de nuestra población, sin plantear unas Fuerzas Armadas organizadas a nivel continental que puedan plantarse en nuestra defensa. Estamos tremendamente lejos de eso, en primer lugar por la ideología dominante en las propias Fuerzas tanto en el Uruguay como en el resto del continente, pero es en esa clave que deben entenderse las inversiones en defensa.
Una bandada de tucanes por Raúl Viñas
Desde hace más de veinte años se han dado avistamientos de tucanes, primero en Rio Grande del Sur. y al menos desde 2009 en Uruguay, donde incluso su presencia ha comenzado a ser considerada permanente y no ya como turista en la época estival. Entre las razones de sus avistamientos tan australes, se contempla el cambio climático y la capacidad de la especie de volar largas distancias por sobre áreas sin bosques para alcanzar su tradicional hábitat boscoso.
En Brasil, la especie tiene además una variación metálica que se desarrolló en los criaderos de la EMBRAER hace más de 40 años y que se reprodujo bien localmente, se registraron más de quinientos ejemplares. Este tucán metálico (Tucano en portugués) llegó a emigrar a varios países sudamericanos, de África, del medio oriente, e incluso incursionó en los climas fríos de Francia e Inglaterra donde no llegó a prosperar después de unos pocos años de permanencia.
Hace veinticinco años se produjo una variante evolutiva en la especie. Adaptándose a un medio ambiente cambiante, los ejemplares del nuevo tipo son más grandes y pesados, pero mucho más potentes. Así son más rápidos en vuelo y eso le permite alcanzar a la mayoría de las aves que pueden incursionar en su territorio. A esta variante se le denominó, de manera quizá poco original, “Super Tucano” y también comenzó a colonizar nuevos territorios en Sudamérica, África e incluso se han visto ejemplares en lugares tan lejanos como Indonesia y las Filipinas.
A diferencia de las variantes plumíferas, estas aves no anidan en árboles, pero resultan ser poco exigentes en cuanto a sus necesidades de nidos o espacios especialmente preparados para habitar. Así pueden cambiar rápidamente de ubicación de acuerdo con las necesidades del momento, la disponibilidad de alimento u otras condiciones.
Se les reconoce además un celo territorial mucho mayor que el de otras variantes y una extraña capacidad de coordinar esfuerzos en ese sentido con otras aves y animales que les sirven de aviso y dirección sobre las amenazas a sus nidos o el pasaje de aves no identificadas. Versiones no confirmadas informan que se relacionan para ello con aves como buitres e incluso cóndores que con su agudo sentido de vista les informan de la situación. No se descarta que puedan hacer lo mismo con búhos para la noche. Desde tierra tanto Teros como Chajás pueden aportar lo suyo.
Las últimas noticias indican que algunos ejemplares, seguramente no más de seis, podrían venir al Uruguay para establecerse en campos en Durazno y no se descarta algún otro lugar más al norte.
Hace años que se hacen intentos de establecer nuevos tipos de aves en nuestro territorio y así hubo numerosos intentos y estudios para adaptar aves de lugares como la vecina Argentina, o tan lejanos como China, Turquía e Inglaterra, al ambiente de la “Banda Oriental”. Hace unos años se consideró incluso una bandada numerosa de los Tucanes metálicos de primera generación, ya retirados y con el plumaje algo descolorido, que podrían venir a pasar sus años previos al retiro en el Uruguay, eran veinte, y se hablaba de un costo de cuarenta millones de dólares.
¿Se necesitan? Bueno, los tucanes o cualquier otra especie voladora por si sola no puede controlar un espacio aéreo, que se supone constantemente vulnerado por aves rapaces y de otros tipos que lanzan excrementos y descargan sus buches en rincones apartados y no tanto de nuestro territorio. Pero sin aves que vigilen, y una coordinación real con los sistemas de los países vecinos, no es posible hacer respetar nuestro derecho y la soberanía nacional.
Ahora de repente, sin aviso, tal como le gusta hacer al Presidente Lacalle, sale la decisión de que sea esta bandada de seis tucanes supuestamente nuevecitos la que llegue y se asiente en nuestro país.
No conocemos los detalles del acuerdo, que parece ser aún no está escrito, para que desde el criadero de la Embraer vengan a anidar aquí estos Super Tucanos. Se habla de un costo de cien millones de dólares, se habla de un pago en quince años, se ha dicho que el acuerdo incluiría un simulador, se dijo que incluye mantenimiento de las unidades, se comentó de un avión EMB120 “Brasilia” de transporte que podría incluirse en el acuerdo. No se dice y nadie desde el parlamento, como ya es costumbre, osa preguntar de donde salen los fondos para la compra.
Tampoco está claro, y nadie pregunta, si esto es resultado de una licitación, una compra directa o que bajo qué forma legal se hace el proceso. Tampoco hay nada sobre el asesoramiento técnico para esta decisión y si es la adecuada en un esquema estratégico, que puede no exista.
Uno quisiera confiar, pero como dice el refrán “la confianza mata al hombre” y uno prefiere que las decisiones se tomen por las autoridades responsables, sobre bases sólidas y especialmente atendiendo a la sustentabilidad en el tiempo y al cumplimiento de todas las normas legales.
Igualmente, vayan preparando el nidal.
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