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Kamala Harris o Donald Trump: el imperio cambia de conductor por Ruben Montedonico

Kamala Harris o Donald Trump: el imperio cambia de conductor por Ruben Montedonico
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De acuerdo con las encuestas los dos principales candidatos a la presidencia empatan en el voto popular de EEUU (no se sabe en “compromisarios”). Por tratarse del principal país que impone el capitalismo, las postulaciones por ambos partidos: Demócrata, con Kamala Harris, y Republicano, expresidente en el periodo 2017-2021, Donald Trump, concitan toda atención.
Cuando hablo del capitalismo y del imperialismo me refiero al concepto principal para definir a las izquierdas en el mundo. Las diversas corrientes, agrupamientos y partidos que se postulan de izquierda, deben portar -según mi personal forma de ver- como uno de sus principios regentes el ser anticapitalistas. En ese sentido, a través del tiempo, coincido en lo que creo está en la esencia de un gran economista compatriota, Jorge Notaro, lo que hace parte el centro de su pensamiento, como es el caso del imperialismo. Notaro se pregunta sobre el tema, con mucha razón: “¿Qué aspectos del concepto se mantienen y cuáles han cambiado en las últimas décadas?”
Y hace una cita de Lenin cuando el ruso refiere -hace más de un siglo- una modalidad de que ese dominio adopta: “formas variadas de países dependientes, políticamente independientes, desde un punto de vista formal, pero, en realidad, envueltos por las redes de la dependencia financiera y diplomática”.
Sobre este siglo, entre otros, Daniel Olesker apuntará: “La guerra se transformó en un negocio, se construyó un complejo militar-industrial que la promueve y el poder de las armas derivó en un cambio en la lucha por el reparto del mundo mediante guerras locales y regionales. (…) como resultado de las investigaciones promovidas por el ejército de Estados Unidos surgieron desde Internet hasta el GPS” desatando una carrera acerca del siguiente paso que se pretende alcanzar: la IA.
Y de nuevo me resurgen los cuestionamientos, las preguntas agudas de Notaro y su pensamiento que rebasa las fronteras del paisito: “¿es posible utilizar los márgenes disponibles para erosionar el poder del capital, progresivamente, si se aspira a construir una sociedad sin dominación ni explotación?; ¿la desmercantilización de actividades contribuye a atenuar la dependencia?; ¿cómo se construye el actor social que impulse la lucha por la superación de la dependencia?”
Claudio Katz, en alguna medida, suscribe el pensamiento leninista que apuntamos antes: “El imperialismo es el instrumento de dominación del capitalismo a escala internacional que apunta a garantizar la continuidad de este sistema en el orden planetario. Con este objetivo despliega la fuerza, la presión diplomática, el chantaje económico, el sojuzgamiento cultural. (…) El capitalismo es un sistema basado en relaciones sociales y el imperialismo es un mecanismo de dominación de ese sistema.”
En este EEUU de hoy, el hecho singular es que Kamala Harris, electa como vicepresidenta de la nación en 2021 (y lo sigue siendo), sustituyó -tras un primer debate- al postulante Joseph Biden, presidente del país, candidato demócrata y pretendiente a la reelección: quienes conducen los destinos partidarios simbolizados por un elefante, en julio defenestraron al primer mandatario -que iba camino a una segura derrota comicial en noviembre- y se inclinaron por una mujer, de sangre negra y tamil y de primera generación de inmigrados para encabezar su fórmula. Lo cierto es que de inmediato Kamala Harris, como si fuera cerveza bien “tirada”, creció hasta estos días donde algunos ya la señalan como ganadora de la votación.
En cuanto a los denominados “compromisarios”, en una primera vuelta son aquellos a quienes se escogen, en la elección que en EEUU es indirecta y, por lo tanto, los nombrados (538) conforman un colegio y éste designa a un presidente y al vice y a la vez presidente del Senado por cuatro años (a partir del 20 de enero) entre las fórmulas (una demócrata y otra republicana) más votadas: la paradoja es que mientras el voto popular puede favorecer a un candidato, el cuerpo electoral puede escoger al segundo del escrutinio. Se entiende, entonces, que los compromisarios son sólo agentes de los partidos en el colegio electoral y representan y corresponden a los cincuenta estados que integran el país.
En términos más sencillos, observo que permanece el país dividido en dos: los estados con costas oceánicas (Pacifico y Atlántico) con dominio Demócrata, mientras que el centro del país -donde el sector oeste, en general, reúne a los menos poblados- se inclinan por el Republicano. Subsiste en esta última semana, de acuerdo con las encuestas, el empate en 48% para cada partido, lo que adelanta un final de “photo finish” por el voto popular: ya sancionarán los 538 compromisarios del Colegio Electoral quién será el inquilino de la Casa Blanca por los siguientes cuatro años. Hay muchos que sospechan que sobre esa decisión, subsidiariamente, pesa el destino del andamiaje institucional estadunidense, cuando indican que la posición de Trump de sólo dar validez a los comicios si su propia candidatura triunfa, ponen en duda la sexagésima escogencia de presidente y a unos casi 250 años de su democracia.
Quienquiera sea el ganador de la contienda de EEUU, las relaciones con Latinoamérica estarán acotadas por tres temas: remesas, migración y narcotráfico. En dicho contexto, es probable que Harris se apoye para privilegiar sus relaciones con México y Honduras en Centroamérica, y mantenga una relación estrecha con Brasil y Lula. El triunfo de Trump establecerá un puntual diálogo con México -receptor directo de los migrantes expulsados de EEUU- y con ayudas políticas de El Salvador y Panamá, para el área continental centro-norte; en cuanto a nuestro subcontinente, se favorecerán Milei y Bolsonaro: el primero, intentando acaparar el primer sitio en el diálogo con el electo; en el segundo, como un reanimador político. Otros beneficiados pueden resultar Ecuador y Paraguay.
Cualquiera de los dos ganadores mantendrá el pie en el acelerador de presiones contra Cuba, Nicaragua y Venezuela.

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