La campesina dedicada a popularizar el Arte por Alejandra Waltes
El martes 7 de marzo se inauguró «La pertinaz alternancia» en el Museo Nacional de Artes Visuales, una exposición-homenaje sobre Leonilda González con motivo de su centenario. La misma fue curada por María Eugenia Grau y Fernando Loustaunau y podrá ser vistada hasta el 4 de junio de martes a domingos de 13:00 a 20:00 h.
Leonilda González (Minuano, Colonia, 2 de febrero de 1923 – Montevideo, 4 de enero de 2017) se traslada a Montevideo en 1940. Se graduó como enfermera y ejerció esta profesión desde 1944 hasta 1967. En 1943 se inscribió en la Escuela de Bellas Artes donde se formó con Miguel Ángel Pareja, Ricardo Aguerre y José María Pagani. En 1950 obtuvo una beca de estudios que le permitió profundizar su formación en París junto a Fernand Léger y André Lothe. Visitó Bélgica, Holanda, Italia y España. En 1953, junto a Nicolás Loureiro, Susana Turiansky y otros artistas fundó el Club del Grabado de Montevideo, con el fin de difundir y democratizar el acceso al arte mediante técnicas gráficas que permiten reproducir obras en grandes tirajes a bajo costo. González se desempeñó como docente de xilografía y participó activamente en las ediciones, exposiciones y salones de grabado de esta entidad, de la que fue miembro del consejo directivo desde 1953 hasta que abandonara el país durante la dictadura cívico-militar en 1976. En 1957 obtuvo un Premio Adquisición en el Salón Municipal. En 1958 obtuvo también un Premio en el Salón de San José. En 1964 integró el grupo de artistas fundadores de la Unión de Artistas Plásticos Contemporáneos. En 1965 inició su serie de «Pájaros». Por un convenio de intercambio de exposiciones entre el Club del Grabado y la República Democrática de Alemania en 1967 viajó otra vez a Europa como becaria. En 1967 obtuvo el premio adquisición en el XV Salón Municipal de Artes Plásticas por su obra “Retrato de la artista”, pieza que también recibió el premio “Posada” a la mejor xilografía en la Exposición de La Habana. Entre 1968 y 1973 desarrolló sus series de grabados “Novias muy enojadas” y “Novias revolucionarias”. En el libro “Títeres” se recopilan sus xilografías y en el libro “Esta soy yo”, de 1994, publica su autobiografía. En el año 2011, publica un segundo libro autobiográfico, “La carpeta negra”, donde relata su vida durante el exilio. La diversidad geográfica urbana y natural, estimularon su talento artístico y dieron continuidad a su obra. En 1973 expuso en la Galería Losada su colección completa de «Novias revolucionarias». Junto a otros compañeros del Club del Grabado fue detenida y llevada a la Comisaría, se les confiscó el almanaque que preparaban para la Feria del Libro por «subversivo». Antes de abandonar el país en 1976, renunció a su cargo en el Museo Nacional de Artes Visuales para jubilarse. En 1977 se instaló en Lima. Viajó por diferentes países latinoamericanos donde recibió solidaridad y trabajo. Dictaba cursos y conferencias. Inició su serie «Balcones». En 1980 se trasladó a México, donde fue recibida por Anhelo Hernández. Dictó cursos de grabado y retomó la pintura, iniciando su serie «Gatos e interiores». En 1986 regresó al país. En 1991 fundó el taller «José Guadalupe Posada» en su domicilio. En 1988 retomó su serie «Tres Gracias». En 1994 expuso en el Subte Municipal. En 1999 recibió el Premio Morosoli de Plata, en reconocimiento a su trayectoria en el Grabado. En el 2006 obtuvo el Premio Figari, otorgado por el Banco Central del Uruguay en mérito a su trayectoria artística y en el 2007 se organizó su exposición individual en el Espacio Pedro Figari (actual Museo Figari) editando un catálogo de la exposición.
A pesar de lo contundente de su obra, su presencia activa en las artes uruguayas es desconocida por el gran público. “Cuando me transformé en artista lo que me interesaba era comunicarme con la gente, y ahí fue que elegí más el grabado que la pintura, a pesar de que empecé a pintar antes que a grabar. El grabado me dio el camino hacia lo que yo quería… Con un grabado en madera podés sacar miles de estampas y todo el mundo puede tener un original en su casa, mientras que de una pintura no. Primero que la pintura no llega así fácilmente. Tenés que ir a una galería, cosa que es un absurdo, y eso no está al alcance ni del dinero ni cultural del pueblo”, dijo la artista en una entrevista que le realizó Pablo Thiago Rocca. Aprendió la técnica, de forma autodidacta, probando, haciendo y deshaciendo. Empezó con grabados en linóleo y cuando regresó de Europa a Uruguay se especializó en xilografía, un tipo de grabado en madera. Su obra es mayormente figurativa, a menudo costumbrista, desarrollando diversas temáticas en forma de serie. Al respecto, sobre lo figurativo de su arte y la discusión sobre nuevas corrientes, en su libro “Esta soy yo” dice: “Cada vez que intentaba incursionar en las corrientes de actualidad, cubismo, surrealismo, informalismo, etc, fracasaba y por tanto sufría. Entonces agarrando el toro por los cuernos y a fuerza de parecer extemporánea decidí seguir oliendo a campo y me puse a pintar como mis entrañas me lo exigían”. Su obra se encuentra representada en el Museo Juan Manuel Blanes y el Museo Nacional de Artes Visuales, así como en colecciones privadas de Uruguay y otros países. Falleció a los 93 años en Montevideo.
Novia revolucionaria XI (Leonilda Gonzalez-1969)
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