Pese a que el acuerdo estaba cerrado, Cabildo Abierto ha logrado incorporar más cambios al proyecto de reforma jubilatoria, lo cual disparó el reclamo de sus socios. La negociación bilateral entre el presidente Lacalle Pou y Manini Ríos que habilitó esos cambios no cayó nada bien y ahora se sigue dilatando el trámite del proyecto en la comisión especial en Diputados. En adelante se trata de interpretar y analizar por qué un proyecto aparentemente casi cerrado reaviva la tensión en la coalición de gobierno.
El dilema de fondo
A los miembros de la coalición se les presenta un dilema ¿hasta qué punto son capaces de mantenerse firme en sus preferencias, poniendo en riesgo no solo la reforma jubilatoria, sino también a la propia coalición? Considerando que la coalición es una herramienta, pero que también es el producto que el oficialismo ofrecerá a la ciudadanía en 2024, es vital mostrar que pueden convivir con las diferencias. La reunión entre Lacalle Pou y Manini Ríos fue clave en este sentido. Si bien difícilmente podemos estar al tanto de qué fue lo que se puso sobre la mesa, sí sabemos que dicha instancia permitió destrabar la amenaza de no votar el proyecto por parte de Cabildo, lo cual hubiese derivado en una “crisis de la coalición” según expresó la ministra de economía Azucena Arbeleche. Entonces cabe preguntarse, por qué ahora vemos un nivel de tensión y de escalada que no habíamos visto anteriormente.
La respuesta nos lleva a un segundo nivel: las políticas públicas. El contenido de esta reforma y de otros proyectos que están en el Parlamento constituyen la materia prima sobre la cual se negocia. En este sentido desde Cabildo se acusa cierto “ninguneo”. Ante la inminente necesidad de requerirse sus votos, aprovechan la ventana de oportunidad para hacer valer lo que en Ciencia Política llamamos poder de veto, en la medida que se requiere de su consenso para cambiar el status quo. Manini Ríos se había encargado de manifestar públicamente varias diferencias con el contenido del proyecto. De hecho, ya en el mes de diciembre cuando se cerró el acuerdo, fueron rechazadas varias de sus propuestas. Ahora, con el proyecto en la Comisión especial de Diputados se acordaron algunas modificaciones entre el Ejecutivo y los legisladores del oficialismo. El anuncio se hizo en conferencia de prensa, aunque luego surgieron discrepancias para votar el proyecto previsto para el 31 de marzo.
En ese marco, desde Cabildo nuevamente se presentó una carta dirigida a la ministra Arbeleche con condiciones para brindar el apoyo. Pero además Cabildo tiene otro problema. Al margen del proyecto de reforma jubilatoria, hay malestar por no recibir apoyo a los proyectos de ley de su interés. Entre ellos, el polémico proyecto a estudio en el Senado de prisión domiciliaria para los mayores de 65 años, reestructura de deudas, reparación a víctimas de la guerrilla y tenencia compartida. Conforme el tiempo pasa, -ya estamos a un año de comenzar el ciclo electoral- lo que vemos es la presión que ejerce un partido para buscar que sus propuestas sean consideradas y votadas en el Parlamento.
El malestar de los socios
La aprobación de la prórroga en el plenario de Diputados con votos de Cabildo y el FA puso en jaque el proyecto de reforma. Con ello Cabildo logró sacar la negociación del ámbito de la Comisión especial y abrir un canal bilateral directo con Presidencia. Allí es donde Manini Ríos exigió y Lacalle Pou concedió.
Lo que sabemos -al menos hasta el 17 del 04 fecha en que se redactó esta nota- es que esas concesiones versan sobre el contenido del proyecto: baja de la cantidad de años computados para los haberes jubilatorios de 25 a 20 y el desglose de la parte del proyecto que refiere a inversiones de las AFAP’s. Es difícil saber si algunos otros proyectos estuvieron en esa negociación, pero, al parecer se han acercado posiciones respecto al proyecto de prisión domiciliaria y además el Ejecutivo estaría enviando un proyecto sobre reestructura de deudas.
Ahora bien, colorados e independientes han manifestado su molestia, a través por ejemplo de las expresiones de los diputados Conrado Rodríguez (Batllistas), Felipe Schipani (Ciudadanos) e Ivan Posadas (Independiente) cuestionando la negociación bilateral y las modificaciones que alcanzan aspectos estructurales que supuestamente no se iban a tocar.
La realidad demostró algo que no es nuevo. La política torció el brazo al fundamento técnico. Ahora son los colorados quienes también han pedido plazo para incorporar algunos ajustes. La construcción del consenso requiere sacrificios.
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