Home Política La izquierda, los judíos y los tensos debates por Ernesto Kreimerman
0

La izquierda, los judíos y los tensos debates por Ernesto Kreimerman

La izquierda, los judíos y los tensos debates por Ernesto Kreimerman
0

Las polémicas entre la izquierda judía y la no judía tienen tan larga historia como la de los partidos obreros y marxistas. Destacados dirigentes y teóricos de esos partidos nacieron en el seno de familias judías, y se formaron en los desafíos e inquietudes del pueblo del libro. Pero los debates de entonces parece que atraviesan la historia y se vuelven a presentar. Seguramente, permanecerán como asuntos abiertos.
La Shoá, el nombre propio de la tragedia del siglo XX es la más brutal operación de intento de exterminio, pero no ha sido, lamentablemente, la primera. «La historia de las persecuciones a los judíos camina paralela a la historia de Europa, especialmente desde la Edad Media», resume el historiador Miguel Ángel Espinosa Villegas, lo que explica la activa participación en los procesos políticos, económicos, culturales y sociales.
Pero el antijudaísmo empieza antes, en el primer milenio de la era cristiana. Desde la jerarquía cristiana europea desarrollaron que, por ejemplo, todos los judíos eran responsables de la crucifixión de Cristo; la destrucción del Templo por parte de los romanos y la dispersión del pueblo judío era un castigo tanto por transgresiones pasadas como por su permanente rechazo a abandonar su fe y aceptar la cristiandad.
En defensa de su identidad, los judíos se convirtieron en los defensores de la única religión minoritaria en el entonces cristiano continente europeo. Yad Vashem (el museo del Holocausto con sede en Jerusalém) advierte que “el antisemitismo es un fenómeno enraizado en la cultura europea desde hace muchos siglos”. Y fundamenta: “la imagen del judío como asesino de Cristo (el crimen de deicidio) y el hecho de que la gran mayoría de los judíos se habían negado rotundamente a convertirse, provocaron la sospecha y el odio. En los países cristianos los judíos sufrieron humillaciones y expulsiones, fueron obligados a usar distintivos especiales sobre sus vestimentas y a vivir en guetos. Fueron señalados como hijos del diablo y acusados de asesinar a niños como parte de sus rituales religiosos. Sin embargo, la Iglesia prohibió que se les negase el sustento y el cumplimiento de los ritos de su religión e impidió su total exterminio”.
Sin embargo, no fue hasta los años 1930 “con el fortalecimiento de la ideología nacionalsocialista y el ascenso de Adolf Hitler al poder en Alemania, el antisemitismo racial se convirtió en instrumento de un partido de masas y consecuentemente en la política oficial de un estado, el Tercer Reich”.
Hitler
El antijudaísmo nazi es conocido, aunque la divulgación no sea toda ajustada a la realidad y la ficción resulte una versión edulcorada, en mayor o menor medida “se sabe”. Las atrocidades del nazismo son más o menos conocidas, aunque debería incluirse con más rigor en los programas de historia y filosofía. Pero lo que nos proponemos hoy es revisar la relación entre los movimientos de izquierda y los judíos. El movimiento obrero y los partidos insurrectos que derivarán en el proceso revolucionario de 1917 contaban con dirigentes y adherentes judíos.
El antijudaísmo ruso
La Rusia zarista era toda autocrática; no había constitución, ni asamblea representativa, ni tribunales superiores o de apelación, o algo que restringiera el poder del zar. Aquello era un gobierno por decreto, y su cara visible, la burocracia.
Se practicaba un frenético antisemitismo en la Rusia del siglo XIX. Los dos grupos de acción (Unión de Hombres Rusos y la del Pueblo Ruso) tenían piedra libre para matar y expulsar judíos dondequiera que se los encontraran.
Los judíos destacaron en la formación del movimiento revolucionario ruso. Muchos de ellos sobrevivían en la pobreza, en la Zona de Residencia (Pale), confinados desde principios del siglo XVIII. La intelligentsia judía, que fundaría el Bund en 1897, comprometido con las causas sociales, son la antesala del Partido Social Demócrata Ruso, fundado en 1898, de raíz marxista. Miembros del Bund integrarían el comité central del partido y otros muchos judíos abrazarían las ideas del socialismo, abrazando en la senda de la revolución social una solución para sus sufrimientos.
Todo ese tránsito fue marcado por apasionadas polémicas, muchas de ellas, viejos resabios del antijudaísmo europeo. En la medida que se consolidaban las organizaciones, y dentro de ellas, los núcleos judíos, iba expresándose la necesidad de un reconocimiento de reivindicaciones propias del proletariado judío y de su identidad, lo que a veces derivaba en asumir una situación diferenciada respecto a la organización central.
Tal las vivencias de Aaron Schmuel Liberman, fundador de la Asociación de los Obreros Hebreos, en 1876, en Londres. Las de la Asociación General de los Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia, el Bund, que encontraron en Liberman una referencia.
Toma cuerpo en aquellos revolucionarios un debate, que no se laudaría ni varias décadas después: el internacionalismo proletario y, por otro lado, la perspectiva nacional, “reduccionista”.
Por ejemplo, en su 4ta Conferencia de abril de 1901, el Bund debatiría sobre este asunto. Volvería en su Segundo Congreso, agosto 1903. Y en 1904, en el Viestnik Bundha, periódico del Bund, bajo el título «La socialdemocracia y la cuestión nacional», se publicó una concepción del partido que pretendía resumir aquellos debates, que seguían sin ser laudados. En 1908, bajo el título «Movimiento nacional y partidos socialistas nacionales en Rusia “se hace un resumen histórico del pasaje de la intelligentsia judeo-rusa, militante de las ideas socialistas, hacia la conciencia de la necesidad de organizar y dirigirse a las masas obreras judías, comenzando por la utilización de la lengua idish, que iba a sustituir una literatura socialista en hebreo de los años 70 (del siglo anterior), y que comenzaría con un folleto de Martov (Zederboim), Der vendepunkt in der geschichte fun der idicher arbeter bavegung (El momento del cambio en la historia del movimiento obrero judío), escrito en 1895. Ese texto, en el 1900, era visto como reduccionista, pues «el problema planteado por la socialdemocracia judía era muy limitado, debiéndose ampliarlo a la exigencia de igualdad de derechos nacionales».
El drama del Bund y de los socialistas judíos se tensa en el momento de postular el reconocimiento total de la existencia de una cuestión nacional judía, que deriva en una organización autónoma dentro del partido socialdemócrata ruso. Sobrevendría el alejamiento del Bund, incluso más allá de la oposición de Lenin incluida en el Iskra de octubre de 1903, titulada «La posición del Bund en el partido». Lenin calificó duramente el nacionalismo judío del Bund como reaccionario.
Lo que asoma clarísimo en la perspectiva del tiempo, que ni Lenín, ni Trotsky ni Stalin entendieron la complejidad de la dualidad de la diáspora judía. La dualidad del ser nacional adonde la sobrevivencia a los nazis le llevó, en armonía con la centralidad cultural, espiritual y religiosa de Jerusalém. No son una contradicción, sino una compatibilidad posible del pueblo del libro, del pueblo de la pregunta.
Y el debate, ni es el primero ni será el último. Porque no hay verdades absolutas. La vida es eso, ”continuar el viaje / perseguir tus sueños, / destrabar el tiempo, / correr los escombros y destapar el cielo.”

POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES

Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.

Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.

Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.

Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo. Conozca aquí las opciones de apoyo.

//pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js
Semanario Voces Simplemente Voces. Nos interesa el debate de ideas. Ser capaces de generar nuevas líneas de pensamiento para perfeccionar la democracia uruguaya. Somos intransigentes defensores de la libertad de expresión y opinión. No tememos la lucha ideológica, por el contrario nos motiva a aprender más, a estudiar más y a no considerarnos dueños de la verdad.