“¿Te cambia algo con el resultado electoral?”, pregunté.
“Yo soy obrero, ¿a vos que te parece?”, me respondió.
Diálogo con un joven cajero en un supermercado.
La democracia uruguaya lo hizo de nuevo, rotación de partidos.
La alternancia en el gobierno sin ningún tipo de problemas es un
síntoma de la buena salud republicana que tenemos hace 40 años.
Confieso que esperaba un final mucho más reñido de lo que fue.
Pero a la inmediatez del resultado me sobrevinieron sentimientos
encontrados: enorme alegría, algo de pena y mucha preocupación.
Alegría porque volvemos al gobierno cumpliendo el mandato que
nos había dejado Tabaré hace 5 años en plaza Lafone: No te rindas
Tristeza por muchos amigos blancos y colorados que se rompieron
militando por sus ideas y el domingo tuvieron que sufrir la derrota.
Y mucha preocupación por la responsabilidad que tiene que asumir
nuestro Frente Amplio a partir del 1 de marzo para conducir al país.
Hubo dos discursos que me tranquilizaron: Delgado y Yamandú.
El candidato oficialista dejó clara su voluntad de dar gobernabilidad.
Yamandú habló como el futuro presidente de todos los orientales.
Fue el elegido por la mitad de la ciudadanía, pero dejó establecido
que quiere contar con todos los aportes de los que piensan distinto.
Su voluntad de diálogo no es un verso electoral, toda su trayectoria
política y como gobernante avalan que es una convicción profunda.
Sabe que la patria para todos, para que ningún compatriota quede
rezagado precisa del esfuerzo y la contribución de todos nosotros.
No trae espíritu refundacional ni animo de tomar revancha alguna.
Por eso no tiene cabida el discurso rastrero que algunos pocos de
todas las tiendas partidarias pretenden instalar en el debate público.
Lo dijo en su discurso el domingo de noche: “larga vida a los
partidos políticos y no hay futuro si le ponemos un muro a las ideas”
Se nos viene un presidente que sabe escuchar como ningún otro.
Que es consciente de que falta mucho para construir un país mejor
y que frente a la duda siempre se va a jugar por los más humildes.
Ahora se trata de caminar para hacer realidad el: Sabremos Cumplir
Alfredo García
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