El ciclo de clásicos que viene desarrollando Moviecenter desde hace algunos meses, nos permite revisitar la obra de uno de los directores imprescindibles de la cinematografía mundial: el genial Alfred Hitchcock. Los títulos del emblemático cineasta, que se reestrenarán durante el mes de mayo, son “La ventana indiscreta”, “Psicosis” y “Vértigo”, tres filmes que demuestran no solamente la maestría sino también la versatilidad del transgresor realizador británico.
Egocéntrico, maniático, obsesivo, inseguro pero al mismo tiempo creador de un carismático personaje y de un estilo imitado por muchos que trascendió a su obra, Alfred Hitchcock ha despertado encendidas pasiones, tanto de sus más fervientes admiradores como de sus más acérrimos detractores.
Más allá de subjetivas opiniones, lo que resulta incuestionable, a más de cuatro décadas de su fallecimiento, es su innegable sabiduría artística. Entre su vasta filmografía, que abarca cinco décadas y más de cincuenta producciones, pueden destacarse un puñado de joyas cinematográficas, algunas consideradas entre las mejores películas de la historia del cine.
Contrariamente a lo acaecido a otros artistas, Hitchcock no sintió desde temprana edad una especial inclinación por la disciplina a la cual se dedicaría apasionadamente durante más de medio siglo y casi hasta el día de su muerte.
Luego de culminar el colegio, comenzó a estudiar para graduarse de ingeniero, lo cual le valió su primer trabajo apenas estrenados sus pantalones largos. Más adelante, se inclinaría por el arte, entusiasmado por su facilidad para el dibujo, y comenzaría a interesarse por el teatro y el cine, aunque lejos estaba de imaginar que acabaría desarrollando una prolífica carrera como director. Trabajó como diseñador publicitario de una compañía cinematografía y luego como ayudante de dirección, experiencia que lo fue acercando a su verdadera vocación.
Con veinte años, filmó sus primeras escenas, continuando un filme comenzado por otro director y luego cancelado. Al año siguiente, ya estaría dirigiendo su primer cortometraje por encargo, el cual tampoco llegó a estrenarse.
Luego de estas fallidas experiencias, retomó su trabajo como diseñador de producción, ayudante de dirección e incluso colaborando en guiones de películas ajenas.
Sería recién en 1925 cuando dirigiría su primer largometraje, aunque todavía no había dado forma al estilo que lo caracterizaría más adelante. Sus primeros filmes estaban muy influenciados por el expresionismo alemán y distaron de ser éxitos comerciales.
En 1929, Hitchcock dirigió “Chantaje”, que sería el primer largometraje sonoro británico. Si bien en forma incipiente, esta película dejaría entrever algunas de las temáticas recurrentes del director: el manejo del suspenso, un personaje femenino atormentado y la culpa y su transferencia, como freudiana obsesión que exploraría en siguientes obras.
Luego de algunos largometrajes más por encargo, en los cuales el cineasta continuaba cimentando y puliendo su estilo, y de algún traspiés creativo y comercial, sería recién en 1934 con “El hombre que sabía demasiado” cuando Alfred Hitchcock comenzaría a ser apreciado por el gran público y por parte de la crítica.
A este le seguirían una gran cantidad de grandes títulos, incluyendo algunas obras maestras, entre los que se cuentan “Los 39 escalones”, “Para atrapar a un ladrón”, “La soga”, “Rebecca”, “Intriga internacional” y “Los pájaros”, entre otras.
Fue maestro en la creación del suspenso y experto en la edición. En tal sentido, la escena en la ducha de “Psicosis” se toma como ejemplo en cursos de edición cinematográfica. En ese aspecto, el maestro británico fue un verdadero innovador.
El cineasta supo construir una mediática imagen gracias además a su ciclo televisivo, en el cual presentaba historias de misterio. Asimismo, destacaba por sus fugaces apariciones, llamadas actualmente cameos, en muchos de sus filmes. Esa originalidad fue también parte de su estilo.
Las tres películas que reestrenará el complejo Moviecenter durante el mes próximo, “La ventana indiscreta”, “Psicosis” y “Vértigo”, son indiscutidos clásicos del reconocido director. Un filme de misterio en clave de comedia, un thriller psicológico y una intriga de espionaje, obras que dan cuenta del gran manejo de la narrativa cinematográfica del británico, así como también de su compleja psicología y su impronta particular.
El vouyeurismo, los recurrentes personajes femeninos y su fetichismo con las rubias, su obsesión por la muerte, el desdoblamiento psicológico y los complejos edípicos, la culpa, su conflictiva relación con su propia sexualidad, y con las mujeres, el deseo, el engaño, la intriga como recurso que le permitía mentirle al espectador y dejarlo indefenso ante la vuelta de tuerca del final, son evidentes en esta pequeña selección de películas del genial realizador.
También aflora con claridad en este tríptico otro de los temas recurrentes del realizador: el desdoblamiento, el personaje que es otro o que finge ser otro, el que asume una personalidad ajena.
Hitchcock era un cineasta obsesivo hasta el más mínimo detalle. Se ocupaba no solamente de filmar, sino que también participaba en los guiones, supervisaba el casting, seleccionaba la música, el vestuario y el peinado de sus protagonistas femeninas, y también trabajaba en la edición y el montaje.
Gracias a la iniciativa de Moviecenter, podremos volver a disfrutar en pantalla grande de estos verdaderos clásicos del transgresor y brillante director británico.
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