Con bastante más de medio siglo de trayectoria cinematográfica sobre sus espaldas, el polémico cineasta griego Konstantinos Gavras, más conocido como Costa-Gavras, elabora en “A puertas cerradas”, un tenso filme de denuncia, hábil mixtura entre documental, drama político y comedia, que funciona como angustiante crónica de la crisis griega del año 2015, una debacle provocada por un perimido, pero por desgracia vigente, modelo económico de salvaje impronta neoliberal.
Mediante algo más de veinte títulos que abarcan desde mediados de los años sesenta hasta la fecha, si hay algo que ha caracterizado la carrera del director helénico es la coherencia ideológica y el compromiso político, que van más allá de una mera identificación partidaria. Atento y agudo analista de la realidad política y social mundial de los últimos 57 años, Costa-Gavras ha desentrañado en sus películas los complejos vericuetos del dominio político y económico y las nefastas consecuencias que este acarrea a las democracias mundiales.
Si bien el realizador se maneja con igual soltura tanto en el policial como en el drama político, es en este género en el cual ha cosechado sus más logradas obras, diseccionando, con quirúrgica precisión, los mecanismos del poder y sus miserias.
En “ Z”(1969), protagonizada por uno de sus actores fetiche, el gran Yves Montand, el realizador se inspira en las circunstancias que rodearon el asesinato del político izquierdista griego Grigoris Lambrakis en 1963, aunque cambiando nombres de personas y lugares, en plena dictadura. Haciendo gala de un humor sarcástico, el cineasta construye aquí una fábula que combina el drama con un humor negro que se constituiría en uno de sus más reconocibles sellos.
En “La confesión” (1971), el realizador, más allá de su confesa ideología marxista, no vacila en denunciar las salvajes purgas del régimen stalinista, y la crueldad de su aparato represivo, concebido para aplastar toda disidencia tanto interna como externa.
“Estado de sitio” (1972) se centra, aunque como de costumbre sin nombrar al país y cambiando nombres, en el asesinato del agente de la CIA Dan Mitrione, enviado por Estados Unidos al Uruguay para entrenar a las fuerzas represivas en métodos de tortura, a manos del Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros. El director, para conocer en profundidad las circunstancias que rodearon al operativo de captura, interrogatorio y muerte de Mitrione, llegó incluso a reunirse en la clandestinidad con miembros de la guerrilla que participaron en dicha acción.
En “Missing” (1982), el valiente realizador se basa nuevamente en un caso real para elaborar un tenso filme de denuncia: la desaparición de un periodista estadounidense a manos de la genocida dictadura chilena encabezada por el General Augusto Pinochet.
“A puertas cerradas”(2019), su más reciente realización, toma como base el libro escrito por el economista y ex político griego Yanis Varoufakis, en el cual este relata las dramáticas tratativas ante la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional para intentar salvar a su país de la bancarrota, durante los seis meses en los cuales fue Ministro de Economía.
Costa Gavras construye una ficcional crónica, en la cual se mezcla el drama con el documental con un toque de sarcasmo, sobre la crisis que asoló el país heleno en el año 2015, que dejó dramáticas secuelas, aun presentes, en la sociedad griega.
Apoyándose en un elenco sólido y en la magistral banda sonora del compositor Alexandre Desplat, el director desnuda los manejos espurios de los países de la Unión Europea, apoyados por el FMI, para presionar a Grecia a firmar un confiscatorio acuerdo que salvaría el sistema bancario griego, a costa de reducir drásticamente los salarios, aplicar tremendos recortes presupuestales, y privatizar bienes y servicios en una virtual entrega de soberanía económica.
La película muestra desde adentro como el gobierno socialista radical encabezado por el Primer Ministro de entonces Alexis Tsipras debió afrontar el endeudamiento provocado por su antecesor conservador, que dejó a Grecia sumida en una profunda crisis económica y al borde de la cesación de pagos.
La película desnuda los autoritarios abusos, las presiones de corte mafioso y la capacidad ilimitada para aherrojar democracias del grupo conocido como “La troika”, formado por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, y el desmedido poder ejercido por el Ministro de Economía alemán dentro de la Unión Europea.
Al igual que la novela en la cual se basa, “A puertas cerradas” es relatada en primera persona por el Ministro de Economía griego, y todos los personajes que aparecen, con sus nombres verdaderos, son reales.
Narrado como una suerte de carrera contrarreloj del gobierno griego en pos de no sacrificar la soberanía y la economía de su país ante la extorsión de los organismos multilaterales de crédito y el resto de los países de la llamada “Zona euro”, el filme nos devuelve a un Costa- Gavras tan lúcido y comprometido como siempre, quien denuncia el omnímodo poder del mercado, que ilegítimamente, gobierna desde las sombras, avasalla países y manipula voluntades a su antojo.
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