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La república de Pereira por Hoenir Sarthou

La república de Pereira por Hoenir Sarthou
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Pasemos por alto el papel de las voceras de la intersocial feminista, desplazando, “en clave de género”, a otra mujer que sí habría hablado por mérito propio, como representante de una corriente sindical minoritaria, y no como flor simbólica de una mayoría con voluntad hegemónica.

Como es habitual los 1º de Mayo, el discurso oficial del PIT CNT, este año en la voz única de su presidente, Fernando Pereira, pasó revista a todos los hechos presuntamente significativos para los trabajadores y  para la sociedad en su conjunto.

A riesgo de saltearme algo, Pereira habló del trabajo y de los trabajadores, cantó loas a la organización sindical y a su supuesta independencia, elogió a las guardias gremiales, se solidarizó con gremios en conflicto, habló de la inflación, de la vivienda, de la enseñanza, de la salud, de la previsión social, de los cincuentones, de los niños en situación de pobreza, habló de Argentina, de Venezuela y de Brasil, y hasta le sobró tiempo para retomar el tema “género”, como si su predecesora en el uso de la palabra no hubiese bastado.

Sin embargo, hasta donde noté, no hubo referencias en el discurso a un tema muy reciente que, supuestamente, integraba la lista de causas apoyadas por el PIT CNT: el referendum contra la ley de riego.

Cientos de miles de uruguayos firmamos contra esa ley y se supone que el PIT CNT había adherido a la campaña. Pero, en su momento, casi no hubo firmas recolectadas por el PIT CNT, y no hubo en el acto ninguna referencia al tema.

Siendo así, tampoco puede extrañarnos que no haya habido referencias a las campañas en curso contra la bancarización obligatoria, ni al polémico “Contrato ROU UPM”, ni al proyectado “puerto chino”.

Nada. Oficialmente, esos temas no existen para el PIT CNT. Tan es así que, en determinado momento del discurso, empecé a preguntarme si el país del que hablaba Pereira es el mismo Uruguay en que yo vivo.

El país del que hablaba Pereira es independiente y autosuficiente, alejado de toda presión externa, sin imposiciones de los inversores ni de los acreedores financieros extranjeros, sin injerencia de los organismos internacionales de crédito. Eso le permitió a Pereira concluir su discurso sin que las palabras “soberanía”, o “dependencia”, o la gastada y tradicional “imperialismo”, pasaran por sus labios.

Al parecer, la República en que vive Pereira conquistó su definitiva independencia en algún momento impreciso situado entre el 2005 y el presente. Por eso, es posible analizar su situación sin considerar en absoluto presiones ni factores externos. Y, si para algo debemos ocuparnos del exterior, es para compadecernos de Argentina, de Venezuela y de Brasil.

En la República de Pereira, los únicos “malos” son estancieros. Nada que ver, por supuesto, con las empresas multinacionales que son las principales latifundistas del país, pero son buenísimas. Y las principales víctimas son las mujeres, sobre todo si son negras, porque tienen dificultad para ser gerentes y para acceder a la dirección del PIT CNT.

Hay  también un montón de niños por debajo de la línea de pobreza, pero, por suerte, eso nada tiene que ver con que haya casi un 70% de deserción en el sistema de enseñanza (si no, Pereira lo habría dicho). A su vez, la deserción educativa y las cifras de pobreza no generan 400 asesinatos e incontables delitos contra la propiedad por año (¿oyeron a Pereira mencionarlo?). Y nada de eso parece tener relación con que la República de Pereira esté endeudada o destine el dinero a favorecer inversores extranjeros y los exonere de impuestos (¿o creen que Pereira no nos habría dicho si eso ocurriera?).

Sin duda, los niños de Pereiralandia son pobres por alguna extraña maldición bíblica, que nada tiene que ver con el modelo económico libremente elegido por los pereiranos.

En el Uruguay en el que yo vivo, el agua está contaminada y las playas tienen cianobacterias, además el agua será privatizada y comercializada para riego, los bancos controlan el dinero, la tierra está cada vez más en manos de empresas multinacionales, y el principal objetivo del gobierno es destinarle a UPM 4.000 millones de dólares sin contrapartida, más un río, una vía férrea, zonas francas y un puerto, además del control de nuestra legislación en general y de la laboral en particular, el de nuestras políticas forestales y de desarrollo, y el de los programas de estudio técnico. Lo que nos hará ser, inconsultamente, un pais dedicado a la celulosa.

Nada de eso ocurre en la República de Pereira. Por eso, nada se comentó en el principal acto anual del movimiento sindical.

Algunos calumniadores sostienen que la dirección sindical de la República de Pereira actúa en excesiva connivencia con el gobierno.

Si eso fuera cierto, quizá sería la única similitud entre el Uruguay y la República de Pereira.

 

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