La sensatez del círculo por Alexandra Waltes
En medio de un desafiante contexto de pandemia y crisis económica, el arte ha demostrado ser un apoyo espiritual insoslayable. Con las obvias dificultades que conlleva encarar proyectos artísticos en medio de esta compleja situación, hay artistas que aun siguen apostando a crear y compartir su arte.
Un ejemplo de esto es el artista plástico uruguayo Felipe Secco Hoyos, quien está presentando una muestra de sus trabajos durante todo el mes de febrero en el espacio Café DUCON (Durazno y Convención).
También pueden apreciarse sus obras en Ster, la vermutería de la Esquina del Mundo, en la pescadería ubicada en la Plaza Lafone, en los puestos del artista en la feria de Villa Biarritz los sábados y en la de Tristán Narvaja los domingos. En todos estos lugares, además, pueden adquirirse algunas de sus obras, así como su Juego de Memoria, pins y prendedores diseñados por él.
La primera vez que vi las creaciones de Felipe Secco tuve la sensación de que había logrado sintetizar una idea y representarla. Y al reunirme con él para charlar sobre su trayectoria artística, recordé el cuento “La sensatez del círculo” de la escritora argentina Angélica Gorodischer.
Felipe Secco vivió parte de su infancia y adolescencia entre México y Estados Unidos. Al regresar al Uruguay, asistió a diversos talleres dirigidos por destacados artistas como Jorge Damiani, Ana Tiscornia, Nelbia Romero y Ricardo Mesa. Así mismo tomó cursos de dibujo publicitario en la Escuela Pedro Figari de la UTU.
Luego de asistir a estos cursos, estuvo radicado en París desde 1985 hasta 1988. Allí estudió en L´ École Julién, asistió a talleres de grabado y video-filmación, y profundizó en las ideas de los filósofos y semiólogos Roland Barthes y Felix Guattari, del filósofo Gilles Deleuze, del escritor y antropólogo George Bataille y del sociólogo Jean Baudrillard.
Felipe Secco se interiorizó de la obra de estos autores como parte de una investigación histórica, formal y teórica del lenguaje visual, orientada hacia sus posibilidades de expresión sintético-simbólica. Desde aquel entonces, ha realizado muestras individuales y colectivas tanto a nivel nacional como internacional, recibiendo distintos galardones.
Ya desde sus comienzos, el artista tuvo clara consciencia de qué buscaba y deseaba expresar. Al mejor estilo de los suprematistas, su trabajo se enfocó en formas geométricas fundamentales, en la representación del universo sin objetos, evitando cualquier referencia de imitación de la naturaleza.
El suprematismo, como puede apreciarse en la obra de Wassily Kandinsky, Kasimir Malévich y Piet Mondrian, por mencionar algunos de sus más destacados exponentes, fue uno de los principales logros de la abstracción, y ejerció una gran influencia en el desarrollo del arte y el diseño de Occidente, y en corrientes como la Bauhaus.
El arte abstracto se vale de un lenguaje visual de forma, color y línea para crear una composición que pueda existir con independencia de referencias visuales del mundo real. Abarca movimientos como el expresionismo abstracto, el suprematismo, el action painting, De Stijl o el constructivismo.
En la obra de Secco Hoyos, podemos apreciar lo mejor de la abstracción geométrica, en el uso de formas geométricas simples combinadas en composiciones subjetivas sobre espacios irreales, que remiten a espacios interiores o exteriores con una fuerte carga emocional. Su trabajo emociona.
Entre sus obras más recientes, se cuentan los Juegos de Memoria. Cada juego, de una serie de 13 por cada edición, contiene 20 imágenes distribuidas en 40 piezas de 3×3 cm. Las 260 imágenes que se reparten, sin repetirse, en cada caja, configuran un recorrido por 35 años de creación. La producción está realizada a mano y autenticada por el artista.
Siendo un creador que, a mi criterio, ha sabido captar en sus trabajos la mejor herencia del arte del siglo XX, si nos atenemos a la definición que el semiólogo y crítico de arte Omar Calabrese hace del arte de fines del siglo pasado y comienzos del siglo XXI, podemos concluir que la obra de Secco es una excelente muestra del llamado neobarroco posmoderno, el cual se expresa en una estética de lo fluctuante, la desmesura y el uso del caos ordenado.
En la estructuración de cada uno de los trabajos de su prolífica obra, Felipe Secco Hoyos busca una síntesis a través de las formas geométricas, trabajando muchos conceptos propios del grafismo. La pintura de Felipe es sensual, envolvente, de formas orgánicas con evidentes reminiscencias del Art Nouveau, corriente que admira.
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