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Las propiedades del Frente Amplio  por Juan Martín Posadas

Las propiedades del Frente Amplio  por Juan Martín Posadas
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El título de este artículo es ambiguo. Aclaro: propiedades puede significar cualidades (las propiedades del acero) y también puede significar las cosas que uno posee a título de dueño. Es en este último sentido que voy a utilizar el término en las líneas que siguen.

Ayudará para comenzar a entender fijarse en los sucesos de Brasil y Argentina. El P.T. y Lula en Brasil, apoyados en la fabulosa bonanza económica del precio de las commodities y con una avalancha de votos de respaldo, se sintieron dueños del Brasil y procedieron a actuar como tales. El propietario o dueño procede como mejor le parece dentro del perímetro de su propiedad; el patrón de estancia dispone a su criterio: siembra esto o lo otro, hace cría, invernada o ciclo completo. El Brasil había sido siempre de los ricos, de ellos la riqueza, el poder y el gobierno; ahora son nuestros, se dijo el P.T.: ganó los votos y compró a todos los ricos, Odebrcht y toda la comandita. Pasaron a sentirse dueños del Brasil, con esa tranquilidad de conciencia que les proporciona a las izquierdas de todo el mundo autodefinirse y sentirse como únicos intérpretes auténticos de los intereses populares.

En La Argentina sucedió algo parecido, pero con algunas variantes; los dueños pasaron a ser los Kirchner casi personalmente: todo iba directamente a sus bolsillos, tal como figura en las libretas que se han divulgado, entregado semanalmente en Olivos o revoleado por encima del muro del convento.

Los resultados adversos que tuvieron después el Kirchnerismo y el P.T. tienen varias explicaciones, pero de ninguna de ellas está ausente una sensación de hartazgo en los respectivos electorados, de rechazo a seguir siendo tratados como propiedad (con un agregado un poco miserable: ambos patrones ya no eran tan magnánimos al haber caído el precio de las materias primas).

Los reveses (electorales y penales) que han recibido tanto el kirchnerismo como el P.T. son sacudidas de lomo de los respectivos países para sacarse de encima a quienes se creyeron ser sus dueños y actuaban de ese modo. Si Evo Morales cae en las próximas elecciones o el Frente Amplio pierde acá después de tres triunfos resonantes, va a ser, en gran medida, por los mismos motivos: la gente se hartó de que la manejen como si fueran sus propietarios. La actitud gubernamental de patronazgo –sea despótica, sea solícita y compasiva- termina volviéndose intolerable para pueblos con un mínimo de memoria democrática. Y los dejarán de respetar primero y de votar después.

Los ejemplos de Argentina y Brasil traídos a colación ayudan –espero- a aclarar el concepto de “actuar como propietarios” pero no se adaptan con precisión a la situación uruguaya y al Frente Amplio. En la Argentina y en el Brasil hubo un nivel de corrupción personal e institucionalizada y un monto de robo que aquí no hubo. Pero sí hubo el tono o la modalidad de comportamiento como de dueño: dueño del gobierno, dueño del relato (lo escribo o lo cambio según mi conveniencia), dueños del sentir popular, que es como sentirse dueños del pueblo. Así como afirmo que el comportamiento propietarista del Frente Amlio no es intrínsecamente rapaz (como lo fue el del P.T. o el de los K), agrego que es fácil descubrir una raíz común en los éxitos electorales y en la abundancia de dinero (tanto en los gobiernos como en el bolsillo de la gente durante ese tiempo).

Aclaremos un poco más las cosas con referencias uruguayas. El Dr. Toriani, ex Diputado comunista, fue destituido como Director del Hospital de Rivera no por haberse enriquecido en el cargo, no por haber robado, sino por actuar como dueño del hospital, como si fuera de su propiedad. Contrató servicios del lado brasilero, traspuso rubros, hizo y deshizo a su criterio para que el hospital funcionase como él entendía que debía funcionar, dijera lo que dijera el TOCAF, el Tribunal de Cuentas, los reglamentos o la Constitución de la Republica. En cambio, el Director del Hospital de Bella Unión creó sociedades de servicio de su propiedad y hacía que el hospital contratase con ellas para ganancia de su peculio personal. Marina Arismendi, que vive una vida personal tan austera como Mujica o Topolanski (aunque con menos bulla y ostentación) siente al MIDES como suyo y lo maneja como suyo (como puede y como suyo).

Ningún jerarca frenteamplista ha aceptado que nadie quiera averiguar cómo maneja su repartición o Ministerio por los mismos motivos (y por la misma sensibilidad) con que ningún patrón admite de buen grado que nadie de afuera meta la nariz en el manejo que él hace de sus cosas. En términos generales la negativa cerrada y hasta monótona del Frente Amplio a la instalación de todas las comisiones investigadoras planteadas en el Parlamento obedece a esta convicción. Naturalmente que, al hacerlo, despiertan en el ciudadano la suspicacia de que, si no hubiera corrupción, no habría motivo para negativa tan sonora y tan rápida. Las comisiones investigadoras son una pieza común y corriente del funcionamiento normal del Parlamento

El comportamiento de dueño con que se maneja el Frente Amplio no solo se verifica en el ámbito gubernamental o político sino en otras esferas donde el Frente tiene dominio. Cuando el Secretario General del PIT-CNT Marcelo Abdala va a Venezuela y le dirige encendidas loas al déspota Maduro, no sólo produce rechazo su admiración por ese gobernante desquiciado que está destrozando a su pueblo sino porque él, Abdala, dice que habla en nombre del pueblo uruguayo (y se lo cree). Él se cree titular de la opinión pública uruguaya porque se siente integrante de quienes actúan como titulares del pueblo uruguayo. Y mucho uruguayo ha empezado sentir ganas de decir, ante esos comportamientos (de Abdala y del Frente): ¡pará un poquito! ¿quién te crees que sos?

¿Quién te crees que sos? le dijeron a Cristina Kirchner los argentinos al votar y ¿quién te crees que sos? le dijeron los brasileros al P.T.  Los partidos o las figuras políticas que se han manejado como propietarios han generado esa reacción. Propietarios de la verdad, del amor al pueblo, de la justicia, del progreso (y, a veces, propietarios del tesoro público), sin permitir controles de nadie ni mucho menos ayuda de nadie o interacción con otras expresiones políticas u otra gente no tan intachable y autorizada como ellos.

Los vaivenes electorales, registrados o pendientes de registrarse, en la región, que las izquierdas creen que provienen de campañas orquestadas por la derecha (¡Atlanta!), no son otra cosa que el razonable fastidio de la gente a que la traten como propiedad. Confieso que entiendo la reacción.

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