El mundo está mejor, hay más igualdad de oportunidades, somos más educados, más sanos, vivimos más años… Bueno, quien sostenga estas afirmaciones parece estar mal de la cabeza. Sólo los idiotas pueden seguir este tipo de discurso con ilusión y esperanza de que pase algo bueno en el mundo.
En el marco de la 72ª Asamblea General de las Naciones Unidas, la fundación Goalkeepers 2017, patrocinada por Bill Gates, la semana pasada reunió a cuatro pesos pesados de la mirada optimista: Los dueños de casa, Bill y Melinda Gates, Obama y Justine Trudeau. Las noticias de todos los días parecen no dar margen para miradas optimistas.
Bill Gates pone sobre la mesa una afirmación arriesgada: “Casi cualquier problema que midamos está mejor que hace 50, 25, incluso 10 años.”
“No todo es perfecto. No todo está bien. No todo mejora a la velocidad que nos gustaría, pero las cosas están mejor, y mejor es bueno. El mundo nunca ha sido más sano, más educado, más tolerante, menos violento”, dijo, en su turno, Barack Obama.
Todo esto suena como la melodía del flautista de Hamelin. Las amenazas de Trump y Kim Jung-un, los atentados del radicalismo islámico, los niveles de corrupción en América Latina, parecen estar esperando con sus dientes afilados a los seguidores de semejante alucinación.
Pero los conferencistas no son unos improvisados, uno fue presidente del país más poderoso de la tierra, otro ejerce en la actualidad y se perfila como una de las personalidades políticas más seductoras, Bill Gates y su esposa amasan una fortuna de 85 mil millones de dólares, y el matiz interesante es que comparten con un grupo de multimillonarios la decisión de donar, por lo menos, la mitad de sus fortunas para obras benéficas.
¿De dónde los cuatro conferencistas sacan tanto optimismo para afirmar que el mundo está mejor que hace 50, 25, incluso 10 años?
Melinda Gates sostuvo que un prerrequisito para solucionar cualquier problema es impulsar la igualdad entre hombres y mujeres. Al principio creían, tanto ella como Bill Gates, que el impulso de la fundación debía estar focalizado en apoyar lo que fuese ciencia y tecnología, que allí estaba el futuro desarrollo del mundo. Con el tiempo llegaron a la conclusión que el atraso mayor no estaba en la capacidad humana para el desarrollo de la ciencia y la tecnología pero sí para eliminar los frenos que impiden el desarrollo humano en sí, en toda su capacidad. El presidente de Canada, feminista convencido, coincidió con esa opinión: “La mejor forma para conseguir la equidad es apoyando a las mujeres. Cuanto más lo hagamos, más rápido conseguiremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Es así de simple. Podemos conseguir un mundo más justo, pero sólo si las mujeres tienen un papel protagonista”. Por su parte, Obama recordó que hace 100 años sólo un pequeño grupo de mujeres, en todo el mundo, podía votar”. En la conferencia de Goalkeepers 2017 se comento que hasta 1975, en España, un país donde la situación de la mujer ha cambiado muchísimo, para abrir una cuenta bancaría se requería la autorización de un hombre.
Otro de los hitos en que basan su optimismo los cuatro conferencistas está basado en que hasta principios del siglo XXI en ningún país se reconocía el derecho de casarse a personas del mismo sexo, hoy son 23 países los que incluyeron en sus legislaciones ese derecho, y todos los años la cifra va en aumento.
En 1990 más de 12 millones de niños menores de 5 años murieron por enfermedades evitables. Gracias a las campañas de vacunación, en 2016 la cifra se había reducido a la mitad. El 20% de los niños todavía no recibe inmunizaciones, y una de las dificultades es mantener la cadena de frío en ciertas partes del mundo. Se están buscando soluciones. Una de esas soluciones se pudo mostrar en el propio auditorio de la conferencia, mientras Bill Gates hacía uso de la palabra. De pronto irrumpió una moto con una persona que llevaba una mochila a la espalda. El dispositivo se llama Índigo, y consiste en bloques de hielo que pueden mantener la temperatura más de un mes y cargar con dosis para 200 niños. El precio de Índigo ronda los 1000 dólares. El segundo invento es una heladera más grande, que puede mantener el frío hasta con cortes de electricidad. Los dos dispositivos están pensados para llegar a la vacunación universal, en lo que los expertos llaman la última milla, donde están los casos más difíciles de solucionar.
Pero las vacunas no sólo salvan vidas, también las mejoran, afirmaron en la conferencia. Según datos de Unicef, hoy 16 millones de personas pueden caminar, cuando hasta la década del 80 hubiesen quedado en una silla de ruedas a causa de la poliomielitis.
A principios del siglo XX la esperanza de vida, léalo bien, era de 32 años. En los años 60 había subido a 52. Hoy, vivimos, 40 años más, gracias a la higiene, las vacunas y el saneamiento. Queda mucho por hacer, pero en medio de las guerras y los golpes de Estado, en un siglo la humanidad pasó de 32 a 72 años en sus expectativas de vida.
En el 2005 el 15% de la población mundial pasaba hambre, hoy esa cifra está en el 11%. La desnutrición infantil en menores de cinco pasó del 29.5% en 2005 al 22.9 actual. No es una buena noticia que haya niños que estén en esa franja, porque se producen alimentos para todos, por lo que debería ser 0% de desnutrición infantil. Esa es la meta para 2030 según la FAO. Hay varias crisis humanitarias en distintas partes del mundo que amenazan esa meta, pero la tendencia es a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Hay también avances en la reducción de la pobreza extrema. 17 años atrás el 35% de la población mundial vivía con menos de 1.9 dólares por día, hoy los que están en esa situación son el 9%. Pero Melinda Gates afirmaba: “El mundo ha hecho enormes progresos contra la pobreza y las enfermedades, pero están en peligro. Invertir en la salud de mujeres y niños es crítico para sacar de la miseria a los que menos tienen.”
Al contrario de la convicción general, las estadísticas muestran que tenemos menor cantidad de homicidios desde el año 1300. Las guerras son menos cruentas, matan a menos personas que en cualquier momento del siglo XX. Y si algo ensombrece esta tendencia es la aparición del terrorismo, que aunque ha tenido gran impacto en Occidente, sobre todo en Estados Unidos y Europa, el aumento de las víctimas por este fenómeno está focalizado más en Irak, Afganistán, Nigeria y Siria.
No obstante estas tendencias estadísticas, las cosas pueden empeorar. El mundo está frente a grandes retos a los que debe dar solución urgente. El cambio climático es el más relevante. La resistencia a los antibióticos es otro de esos retos. La crisis de los refugiados no parece que esté encontrando una solución adecuada. Los países que los refugiados eligen como destino los ven con desconfianza, y no atinan a involucrarse en una salida acorde con el drama personal y familiar de millones de personas que no encuentran otra opción que huir en masa de sus países.
Son cifras que revelan tendencias sostenidas, pero de ninguna manera estas tendencias actuarán por sí solas. Sin dudas requieren una visión más comprometida por parte de nuestros países, y de sus ciudadanías. Actitudes permisivas hacia quienes transitoriamente dirigen las instituciones del Estado poco pueden contribuir a poner los recursos donde más se necesitan para avanzar rápidamente hacia un mundo más justo. Una ciudadanía exigente es condición fundamental para evitar la idiotez de la repetición automática y la apatía social.
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