Los mundos de Bruno Widmann por Alejandra Waltes
Hasta el 16 de junio, en la sala 4 del MNAV (Museo Nacional de Artes Visuales), se puede visitar la muestra “Bruno Widmann- Antología” curada por María Eugenia Grau y Fernando Loustaunau. Visitar esta muestra es un viaje por el universo visto a través de los ojos de Widmann, cada obra es una fotografía instantánea de un mundo diferente. Como describe Milagros M. Bello “Seres peregrinos, anónimos transeúntes, hombrecillos miniaturescos, deambulan en inmensos espacios nocturnales. Bandas musicales sobre un plateau, vecinos en las ventanas de un edificio, pasajeros en trenes imaginarios, saltimbanquis, caminantes y testigos vivientes de un territorio urbano devastado, dominados por impactos monocromáticos en grises, negros, sepias y marrones densos.”
En el año 2017, a los 89 años, Widmann fallece en Montevideo días antes de que la Junta Departamental le rindiera el homenaje que saldaría la cuenta que, cómo sociedad, seguimos teniendo con este creador de gran reconocimiento a nivel local y, especialmente, internacional, de las últimas décadas. Esta muestra pone el foco en su persona y su obra para que sea el público quien le rinda ese homenaje. Bruno Widmann (Montevideo, 1930-Montevideo, 2017) formó parte de esa generación de compatriotas que nacieron en un país orgulloso de su vocación democrática, de la superación personal de los antepasados, migrantes europeos que conformaron una clase media con buenas posibilidades económicas que permitían a la descendencia el acceso a buenos niveles de vida. Se crio en el barrio de la Aguada en dónde su familia poseía un restaurante que llegó a gozar de cierta fama. Llevaba por nombre “Trento”, en alusión a la ciudad de donde eran oriundos. Concurrió al Colegio “Sagrada Familia” y cursó algunos años en la Facultad de Medicina la que abandona en 1952. Inició sus estudios de pintura con el Artista Plástico italiano Sergio Curto, quien se había radicado en Montevideo. En 1965, Bruno viaja a Europa y estudia en el Instituto de Arte Contemporáneo del Maestro Scroppo de Turín frecuentando la Academia de Bellas Artes de Perusa, Italia. En 1973 viaja a Francia invitado por el gobierno de dicho país comenzando así su periplo en el ambiente artístico parisino que desembocará en la invitación de la Galería Arnaud de Paris para integrar la Muestra de Grupo “Divergencias”, conformada por artistas de Gran Bretaña, Japón y Francia en 1976. Ese mismo año se radica en Buenos Aires integrándose al medio artístico porteño. En 1991 regresa a Uruguay. En el texto curatorial María Eugenia Grau dice: “Denominó sus inicios plásticos como «una pintura descriptiva», al referirse a las enseñanzas con el maestro Sergio Curto en Uruguay. Luego viajaría a Europa: Italia primero, luego reiteradamente París —ciudad que configuró un centro clave con relación a sus propias exploraciones de corte abstracto—. Sin embargo, años después confesará que dichos procesos de investigación no descartarían totalmente aspectos anecdóticos o narrativos en sus obras, al considerarlos anclajes que las habitarían “aún en formas aparentemente abstractas”. La experimentación de materiales y técnicas se suceden desde los años setenta, al que llamará “período de laboratorio”: adoptará desde entonces el acrílico y otros sintéticos; experimentará con velocidades de secados, hará pruebas con humedad o bruscas temperaturas, fruto de lo cual se gestarán las llamadas pinturas negras.” Widmann realizó numerosas muestras unipersonales en nuestro país y en el exterior, participando en más de cincuenta muestras colectivas entre Bienales, Instituciones Culturales, Fundaciones y Ferias Internacionales en Asia, América y Europa. Su obra forma parte de importantes colecciones: el MOLAA (Long Beach), el Museo Reina Sofía (Madrid), el Centro Pompidou (París), el Museo de Arte Moderno (Haifa), el Museo de Artes Visuales (Montevideo), el Museo de Arte Moderno de Legnano en (Milán). Recibió el Primer Premio Medalla de Oro en Dibujo en el XXX Salón Nacional de Artes Plásticas y diversos Premios Adquisición en salones nacionales y municipales. En el exterior se hizo acreedor al Premio Internacional de Pintura de la VI Bienal del Deporte en las Bellas Artes, realizado en el Palacio Cristal y Velázquez de Madrid. Grau describe la muestra: “La propuesta consta de unas cuarenta obras provenientes del acervo familiar del artista.” “Las piezas discurren con criterio cronológico y en una franja de producción de más de treinta años de trabajo, en diversos formatos y pulsiones plásticas: desde pequeñas y medianas a dimensiones expandidas, especialmente en sus últimas creaciones. Se han incluido algunas vitrinas; una de ellas especialmente abocada a exhibir bocetos preparatorios, los que denotan un verdadero contrapunto tanto de sus preferencias teóricas como de sus huellas de subjetividad frente a trabajos considerados como finalizados. En tanto, otras contienen variados materiales documentales: catálogos de solo algunas de las instituciones museales y galerías internacionales y locales en las que expuso; fotografías, libros, materiales de prensa que refieren al recorrido de su obra. Asimismo, se presenta un video con una entrevista al propio artista.” Si bien la estética y la técnica es totalmente diferente a la de Gustavo Alamón y a la de Mario Arroyo, los entornos sombríos, su visión sobre el hombre moderno y la sociedad, la soledad a pesar del abigarramiento de las figuras (cuándo lo hay), poder pintar la nada, son puntos de contacto entre estos artistas contemporáneos.
“Todos somos todos” (Bruno Widmann- 2000/2017)
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