Manini: ¿Héroe o desestabilizador?
El Comandante en Jefe del Ejército Guido Manini Ríos movió el tablero con sus declaraciones en Océano FM y la posterior sanción de 30 días de arresto a rigor dispuesta por el presidente de la República. ¿Puede hablar el general de temas políticos que involucran a la fuerza que dirige? ¿Se humilla al ejército con la sanción como se sostiene desde algunos sectores? ¿Habría que removerlo del cargo? ¿Actuó bien la oposición? ¿Se intentó lograr rédito electoral con la “familia” militar? ¿Por la plata baila el “milico”? ¿Mujica quiere quedar bien con dios y con el diablo con sus declaraciones? ¿Están en juego las instituciones? ¿Por qué solo los jóvenes blancos se expresan en contra de la opinión mayoritaria de su partido? ¿Hay espíritu de venganza contra los militares en la sanción a Manini?
No va a haber golpe de estado en el Uruguay por Gonzalo Abella
Los que proponemos cambios fundamentales en la Sociedad, inevitablemente pensamos en modificar la Naturaleza, la función y la estructura de las Fuerzas Armadas
Pero el debate hoy está centrado en algo más inmediato: la letra y el espíritu de la Constitución que nos rige, el marco legal en el que deben actuar los jefes de las Fuerzas Armadas y los problemas del Presupuesto del Estado. L a población civil del Uruguay, incluyendo dirigentes políticos y sociales, conoce menos de lo debido los cometidos institucionales, las disposiciones orgánicas, el presupuesto, la estructura, tamaño y armamentos reglamentarios de las Fuerzas Armadas del Estado. Y es mejor hablar conociendo.
De todos modos, el totalmente improcedente planteo del General Manini Ríos no puede aislarse de una situación general de ambigüedades, y compromisos ocultos que viene desde el tiempo del Pacto del Club Naval, en aquella transición negociada y nada transparente del paso de la dictadura militar a la democracia tutelada.
La señal más clara de que muchas cosas se habían negociado a espaldas del pueblo fue la aprobación de la Ley de caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado. Por esta Ley, un poder del Estado (el legislativo) le ordena a otro poder del Estado (el Judicial) a quién puede juzgar y a quién no. Es una flagrante violación del espíritu de las leyes, desde Montesquieu, pasando por las instrucciones artiguistas del año XIII, hasta la letra expresa de la Constitución que (se supone) nos rige. Ningún gobierno hasta hoy anuló esta ley. La UP sí lo propuso, en total soledad.
En el siglo XXI, y una vez asumido el Gobierno por el FA, las relaciones entre partido de Gobierno y fuerzas Armadas se volvió más contradictoria y ambigua. El discurso del PVP y la senadora Constanza parecían provenir de un partido antagónico al del Ministro de Defensa Fernández Huidobro, aunque unos y otro terminaban votando lo mismo por obediencia debida (disculpen: por disciplina partidaria).
En este marco, ´parece que el FMI ha cursado una circular a los súbditos: reformar las jubilaciones y pensiones, recortar gastos, meter la mano en el bolsillo ya empobrecido de los pasivos.
Sea así o no, Astori ya enarboló la tijera, y empezó por las pensiones militares. Supongo que pensó que era un buen comienzo para hacer boca antes de las elecciones, y que sentaría jurisprudencia para despojarnos a todos después.
Sabemos de las privilegiadas jubilaciones que están cobrando viejos oficiales implicados en crímenes de lesa humanidad. Sabemos que la Ley Orgánica Militar debe ser modificada sustancialmente, y de inmediato. Pero en su afán de recaudar, el proyecto presentado golpea los ingresos de la tropa, que ya sufre de míseras remuneraciones y pensiones
Entonces, el General Manini Ríos actúa como la Asociación Rural cuando alza su voz diciendo hacerlo en nombre de los endeudados pequeños productores rurales. Y su dureza lo inmola y así gana más prestigio ante sus subalternos, que es por ahora su objetivo principal.
No va a haber golpe de estado en el Uruguay. Si algún extraviado quisiera darlo., desembarcarían los marines norteamericanos en defensa del gobierno del FA, que hace fielmente los mandados al Sistema Financiero y además lo protege con la guardia de corps de la cúpula sindical.
Pero es un buen momento para acompañar la reforma del código militar y de su peculiar y deficitario mecanismo de pensiones, y hacerlo junto a los legisladores del FA, a condición de que no se golpee a los soldados rasos y a los sub oficiales. La UP-AP tiene la mejor disposición para encontrar salidas.
Sensatez y Sentimientos por David Rabinovich
En política se requiere sensatez a la hora de actuar, pero no se puede evitar los sentimientos a la hora de elegir. Está claro que la sensatez no abunda y la pasión obnubila.
La sanción impuesta al Comandante en Jefe por el Presidente de la República, es la oportunidad perfecta para que los insensatos dañen la precaria democracia que tenemos y las pasiones políticas pongan de manifiesto lo ‘peorcito’ de algunos protagonistas.
Los militares en actividad no deben emitir opiniones políticas. Evidenciando el buen criterio de sus hacedores, la Constitución, las leyes y los reglamentos, se lo impiden. Todos lo sabemos. El Comandante mejor que nadie porque impartía clases sobre reglamentos y reglamentaciones en el I.M.E.S. Lo hizo durante 6 años y hasta 2009. ¿Manini es un insensato con la pretensión de demostrar el poder que detenta? No estoy seguro porque se desempeñó, también en la E.A.S., como “Instructor de Guerra no Convencional y Actividades Terroristas”. Escuché tantas veces, a los propios militares, hablar de las tácticas de la guerra psico-social que supongo que de eso sabe. En 1988 fue asignado para hacer un Curso Básico de Inteligencia. Al año siguiente viajó a Brasil a un curso de “Especialista en Operaciones”. Don Guido, que hizo toda su formación militar en dictadura era, en 1985, instructor de “Defensa Interna” en la Escuela Militar.
Supongo que cuando ‘El Pepe’ y ‘El Ñato’ lo promueven al generalato tendrían sus razones, eso fue en diciembre de 2011 y poco después, fines de 2014, se lo dejan de herencia a ‘Tabaré’, instalado en la Comandancia. Guido Manini Ríos pertenece a una familia oligarca, de estirpe ‘riverista’, conservadora y vinculada al golpismo con Terra, Pacheco y Bordaberry. Católico ultramontano, se lo relaciona con la Logia Tenientes de Artigas.
Los sectores que sostienen que la sanción ‘humilla al ejército’ saben lo que dicen porque, una vez más humillan a la democracia. No son otros que los que promovieron la Ley de Caducidad, la defendieron y la sostuvieron a toda costa. Hay civiles y no son pocos, que quieren usar a las FF.AA. para dirimir asuntos internos y a pesar del fracaso de la mano dura y la militarización en la lucha contra el delito, insisten de forma insensata en ese camino. Es un problema de sentimientos, los otros, los ‘pichis’ son el enemigo al que quieren destruir a cualquier costo.
La democracia tiene el desafío de reivindicar la paz y la convivencia frente a la promoción permanente del odio y del miedo. Está difícil, la sociedad está enferma. Si el Comandante insinúa diciendo que no dice que el Ministro Ernesto Murro tenga malas intenciones o que sea mentiroso y el Senador Javier García acusa al Presidente de cobarde, no será para defenderlo. ¿Dónde está la pretensión de humillar?
El sentimiento anti militar que muchos tenemos, surge de lo que hicieron y de lo que pueden hacer. Lo sensato es apelar a formas de convivencia que tiendan a limitar cada vez más las posibilidades de los violentos. Es un debate complejo. Debe darse con sensatez y sentimiento profundo de justicia.
Gorila oligarca por Esteban Pérez
Las declaraciones de Manini, el rechazo a su destitución por los ministros del MPP y la “marchita” al cierre de la fiesta de la Asociación Rural, es parte de lo viejo y sabido.
No es un general cualquiera, pertenece a la oligarquía con intereses de clase bien definidos. Fue partícipe de la dictadura, integró por convicción propia la temible Logia Tenientes de Artigas y supo manejar sicológicamente a Huidobro y Mujica para obtener el más alto cargo al que un militar puede aspirar.
No defendió a los soldados, defendió los privilegios auto-otorgados a la oficialidad en la dictadura. Nunca estuvo del lado de los de abajo, nunca se estremeció por los gritos de los trabajadores torturados ni por las condiciones de los peones de las arroceras o las estancias cimarronas. El Batallón Nro. 14 de Paracaidistas, donde revistió, fue la tumba del Maestro Julio Castro y del trabajador Ricardo Blanco. Ni una lágrima, ni un arrepentimiento, mucho menos aportar un dato sobre los desaparecidos.
No está solo, tiene la vela hinchada con el viento favorable impulsado desde el Norte por Trump sobre toda América Latina y le hacen coro los mismos que votaron el Estado de Guerra Interno y la Ley de Caducidad .
No está solo, le palmean la espalda los mismos “ingenuos” que apoyaron desde los calabozos a los Tenientes de Artigas con el tema de “los ilícitos económicos” y aplaudieron los comunicados Nros. 4 y 7, los mismos que no tienen en mente hoy que la lucha de clases no se detuvo, que no se logran los cambios convenciendo a “militares oligarcas “ y “buenos burgueses”, los que claudicaron y dejaron de apostar a transferir conciencia, organización y poder al pueblo trabajador; los que inflados de ego, cuentan sus votos.
A todos ellos el “General Oligarca” los reverencia y se los fuma en pipa pacientemente, acechando, esperando el momento de sacudirse las garrapatas, tiene claro adónde va porque tiene claro a qué clase pertenece.
El PIT-CNT, al igual que la base frenteamplista, está enredado en la lucha sectorial por los presidenciables, no logran levantar la cabeza y ver la realidad de los hechos concatenados, amarrados en esa realidad ni uno ni otra están en condiciones de generar la presión necesaria para lograr la destitución del general que desafió las instituciones.
Recordamos con respeto y dolor al gran Allende preguntando por quién pensaba podía ser su salvador: “¿Y el General Pinochet?, ¿qué es del General Pinochet…?” OTRO TEMIBLE GORILA OLIGARCA…
¿Otra vez Aguerrondo? por Jorge Zabalza
Guido Manini Ríos salió a la palestra para opinar sobre un proyecto a consideración de los diputados y para hacer una crítica insultante a un ministro. Como proyecto y ministro son del gobierno que, a su vez, son de un partido político, el exabrupto tenía un signo partidario, algo expresamente prohibido por la constitución y el R-21. En ausencia de Eleuterio Fernández Huidobro, el ‘mejor ministro de defensa de todas épocas’, Manini se está desempeñando como vocero del ejército, cargo que antes desempeñaba el Ñato con su característica habilidad.
Tal vez a Tabaré se le escapó el muchachote de La Teja -como antes había ocurrido con Gabriel Arrieta- y sin mucho pensar, más por mal genio que por inteligencia, le encajó un ‘tipazo’ a Manini. ¡Muy bien! ¡Apoyado! Los milicos no entienden otro idioma.
Manini ha hecho varias reclamos salariales y presupuestales de los uniformados y ha defendido varias veces a los criminales del terrorismo de Estado. Esos desbarres no fueron sancionados y, en consecuencia, Manini se agrandó y siguió con sus exabruptos. Tal vez Tabaré debió sancionarlo la primera vez o, mejor todavía, debía haber destituido a Huidobro cuando atacó a Familiares y las organizaciones de Derechos Humanos. Si hubiera marcado la cancha con la misma firmeza en aquél entonces, en este no habría precisado el arresto a rigor y se hubiera ahorrado todas consecuencias en la interna militar, como la marcha Tres Árboles tocada en el Prado, el palacio real de los blancos.
Cabe consignar que la impunidad fue acordada en el Club Naval, ‘sobrevolaba o subyacía’ los acuerdos, dijo Seregni, cuando algunos políticos dieron garantías de impunidad a cambio de que Medina y otros generales permitieran las elecciones de 1984. Ese pacto inició la transición hacia una democracia muy menoscabada, tan cívica-militar como el golpe de Estado. Una ‘democracia’ con jubilaciones privilegiadas y con privilegios ante la justicia penal. Tutelada por los criminales y los cómplices del terrorismo de Estado como se consagró por ley el 22 de diciembre de 1986. Con sus palabras, Manini no hizo más que reclamar el cumplimiento de lo acordado en varias instancias.
Si no hubiera existido el pacto, el pueblo trabajador habría continuado luchando contra la dictadura y creciendo en las calles, empujando los milicos dentro de los cuarteles, cosa que no deseaban muchos dirigentes políticos del Frente Amplio y de los partidos tradicionales. La impunidad institucionalizada creó un ambiente ideológico proclive al olvido y el perdón, donde prosperaron algunos farsantes que se dijeron representantes de las víctimas y, en su representación, firmaron otro pacto con los victimarios, un acuerdo espurio y secreto. Esta garantía de impunidad que comenzaron a contraer en los años de calabozo y cuya expresión más grave se dio en octubre del 2009, cuando sabotearon el plebiscito para la anulación de la ley de impunidad, estofado que se cocinó en el Congreso del Frente Amplio, pisoteando la memoria de los desaparecidos, asesinados, torturados y violados.
La preparación de los golpes militares comienza por operativos políticos de inteligencia militar, similares al de Manini. Tal vez en algún recoveco de su interior, un duende malvado le susurró malas ideas al oído. El mismo que susurra en Argentina y en Brasil. No es la primera vez que un general sale a debatir con el sistema político y termina de candidato a la presidencia: ¿recuerdan a Mario Aguerrondo? Manini cree que llegó la oportunidad de crear una sensación térmica favorable: hace falta un gobierno fuerte, si es militar, mucho mejor. Lo feo de ser viejo es que todo te provoca un ‘deja vu’.
Manini Bolsonaro Ríos por Andrés Copelmayer
Los militares, especialmente el Centro Militar y el Ejército, son parte de las corporaciones orientales que rumian con pesar la lejanía del poder que les significó la asunción del FA en el gobierno. Nunca antes en la historia, (ni previo, ni durante y ni pos proceso dictatorial), las FFAA se sintieron tan fuera de la cocina donde se toman las decisiones estratégicas del país. El blindaje parcial del ex Ministro de Defensa Fernández Huidobro, solo los protegió de comparecer frente a la Justicia por la sistemática violación de los DDHH durante la dictadura. Mientras tanto, se limitaron a pelear por un aumento de presupuesto que nunca llegó. Sin margen ni condiciones para promover ningún tipo de golpe de estado, los militares eligieron dar batalla en la arena política. La actual coyuntura de malestar socio político, y el surgimiento del liderazgo de Manini en los Tenientes de Artigas, hizo que ahora, y luego de varios intentos fallidos, la familia militar tenga en el General a quien le escriba. Desligado por edad de la cruenta represión militar, formado políticamente, católico, con don de mando y fluida verba; el Comandante en Jefe reúne las condiciones para liderar un movimiento político que a su juicio, les devuelva a los militares el prestigio y poder perdidos. Hartos del FA y frustrados con una oposición que no despega, ni capta el descontento popular con el gobierno; la familia militar intentará sumar 120.000 votos que le den un poder decisivo en el balotaje 2019. El actual mandato de Tabaré está teñido por un marcado desencanto ciudadano con el gobierno frenteamplista. Por desgaste, por aspectos cuestionables de la gestión, pero fundamentalmente por las faltas éticas en las que incurrieron varios servidores públicos, y que no fueron sancionadas en tiempo y forma por el FA. La oposición, aún sabiendo que las elecciones en Uruguay las define el electorado de centro con bajo interés en la política, fogonea sistemáticamente la polarización entre el “ellos o nosotros”, sin matiz alguno. Al sub lema “todos contra el FA”, ya se sumaron Un Solo Uruguay, la ARU, las cámaras empresariales, Sanguinetti y los grupos de poder que manejan a los principales medios de comunicación. Pronto se unirá el partido de la familia militar, liderado por Manini, que buscará demostrar que su rol será clave en la restauración de la vieja política oligárquica y bipartidista.
Ni los unos ni los otros, ni por izquierda ni por derecha, se ha logrado salir de este modelo de campaña vacía de contenidos y llena de reproches recíprocos. De proseguir así, el año próximo aumentará el descontento popular con el sistema político, lo que afectará la calidad democrática de nuestra república.
Ya al asumir, en el último mes de mandato del ex Presidente Mujica, Manini dejó claro a quien representaba. En su primer discurso dijo:
«El Ejército es uno solo y no admite divisiones. En nuestra unidad reside nuestra principal fortaleza. No admito lealtades paralelas. Nuestros soldados son leales a sus mandos naturales, a su institución, y por sobre todas las cosas, a su patria”. Y remarcó: «No claudicaré a la hora de defender el Ejército”. Con y por los soldados juró ser leal a la patria, no a la república.
Mintió a familiares de desaparecidos ofreciendo información errónea sobre supuestos enterramientos, tranquilizando así a los gerontes del Centro Militar que no admiten un preso más. Homenajeó al hermano del Goyo Alvarez , asistió a misa de uniforme, colgó en twitter que la patria estaba en peligro y como Tabaré no reaccionaba, la remató burlándose de los cálculos del Ministro Murro sobre la reforma de la Caja Militar. Quiere victimizarse y que lo destituyan, por defender a los pobres soldados. Pero el Presidente parece más preocupado por comparar su popularidad con la de Mujica que con fortalecer las instituciones. El arresto de 30 días a rigor no es ni chicha ni limonada. Después del desacato del Teniente Generel Medina, por aquel entonces Ministro de Defensa del primer gobierno de Sanguinetti, (guardando en su caja fuerte la citación judicial a militares acusados de delitos de lesa humanidad); la de Manini es la peor insubordinación institucional post dictadura. Por su gravedad republicana, la decisión del Presidente no admite medias tintas ni medición de costos políticos. Debe ser destituido sin más. Y si luego Manini se retira y quiere dedicarse a la política, bienvenido sea y ya nos veremos en las urnas.
Campaña fácil por Melisa Freiría
Podríamos seguir hablando y opinando sobre si fue correcta la sanción aplicada o no, si se configuraban los motivos para sancionarlo, o si fue muy grave o muy leve. Pero lo que realmente me parece increíble, y que creo que nos da la pauta del nivel de nuestros políticos, son las intenciones con las que se efectuaron declaraciones para un lado y otro. Con esto me refiero a las críticas provenientes desde actores de distintos partidos planteando peligrosamente la existencia de una falsa oposición e intentando obtener cierto rédito político, dejando pasar las razones por las que verdaderamente Manini es sancionado. ¿No le están errando en el foco de atención sólo para hacer una campaña fácil?
Siguiendo en la misma línea, la forma en la que se manejan y procesan estos temas, no sólo por la ciudadanía sino también desde el gobierno, habla mucho de la calidad de nuestra democracia. ¿Por qué? No es trivial qué acciones se toman, cómo se comunican las decisiones y el manejo público que se le da, en lo que refiere a los militares, simplemente por ser quienes tienen el uso legítimo de las armas por parte del Estado. En este caso creo que una vez más se falla desde el gobierno, habiéndose conocido públicamente el hecho antes que el propio Manini fuera notificado formalmente.
Pienso que todos tenemos que ser capaces de discutir estos temas despojándonos de prejuicios, sin agitar fantasmas del pasado, sin caer en la politización de lo militar y con la legitimidad que otorgan la Constitución y las leyes vigentes. Que dicho sea de paso, hay que acostumbrarse a respetarlas y aplicarlas siempre como bien se ha hecho en este caso, y no sólo cuando no comprometen al gobierno de turno.
¿El comandante no tiene quien le escriba? por Lucía Siola
La situación que se ha generado en torno a la modificación de la Caja militar –que se discute en el parlamento – , y las sanciones que el gobierno realizó al Comandante en Jefe del Ejército Guido Manini Ríos por realizar declaraciones públicas sobre la reforma, deja de manifiesto la crisis por arriba que recorre a todo el arco político nacional. En primer término, es preciso señalar que la reforma de la Caja militar es una reforma tibia que apenas modifica los privilegios que tienen los militares respecto del conjunto de los trabajadores del país, privilegios consagrados bajo la dictadura militar. Es también benevolente respecto de las modificaciones que han sido implementadas a las otras Cajas – por ejemplo de profesionales-. Por tanto lejos de eliminar los privilegios militares, y de proceder a desmantelar las FF.AA el gobierno pretende realizar, – producto de la demanda del FMI de bajar el déficit fiscal y proceder a un ajuste- algunos retoques y recortes a las jubilaciones de las FF.AA, así como el aumento de la edad de retiro. En este cuadro, es menester señalar que en todos estos años de gobierno Frenteamplista se ha desarrollado una política de absoluta conciliación y complicidad respecto de las FF.AA a partir de garantizar la impunidad de los crímenes de Lesa Humanidad y mantener todos sus privilegios. Uno de los mayores garantes de esta política fue sin dudas el ex ministro Eleuterio Fernández Huidobro, quien fue denunciado en diversas ocasiones por parte de Familiares de Detenidos Desaparecidos por la obstrucción de investigaciones en los batallones del Ejército. Fue bajo la administración de Mujica que Manini Ríos (un militar reaccionario perteneciente a la logia Tenientes Artigas), fue nombrado comandante en Jefe del Ejército.
El respaldo de Mujica a Manini Ríos, diciendo que el comandante ‘hizo lo que tenía que hacer’ transformándolo en una especie de representante de los intereses corporativos de los militares, es un intento sin perspectivas de conciliación con los altos mandos para cerrar la grieta abierta. La entonación días después en la Rural del Prado de la marcha de los Tres Arboles del Partido Nacional por parte de la Banda de la Escuela Militar fue otra expresión del creciente divorcio entre el Ejército y el gobierno.
La intervención en la escena política del Jefe del Ejército, coincide además con la campaña que un sector del Partido Nacional viene realizando de sacar a los militares a la calle, a partir de la recolección de firmas y de la realizar una reforma constitucional. Un sector de la burguesía reclama un viraje político y un ascenso de la militarización.
En América Latina el Ejército ofició de árbitro de los llamados ‘golpes parlamentarios’: la destitución de Zelaya en Honduras, Lugo en Paraguay o Rousseff en Brasil atestiguan la fragilidad y provisoriedad de la tan mentada etapa democrática en América Latina. El golpe en Brasil se produjo luego de que el gobierno del PT revelara su inconsistencia para aplicar la política de ajuste que reclamaba el capital. En Uruguay asistimos a un agotamiento del ajuste ‘gradual’ que lleva adelante Vázquez, crecientes sectores de la burguesía señalan la necesidad de modificar la relación preexistente entre las clases; esto es, una ofensiva más decidida contra los trabajadores. Por esto, es necesario desarrollar una perspectiva independiente que enfrente esta orientación, reforzando la izquierda obrera y socialista.
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