Manuel Pailós: sutileza y armonía por Alejandra Waltes
El subsuelo del Edificio Artigas (Rincón 487) es un espacio cálido e íntimo que invita a una pausa siempre bienvenida. Actualmente se presenta la muestra “Manuel Pailós, el espíritu surrealista en el Taller Torres García”, muestra conformada por 37 obras representativas del camino creativo recorrido por el artista a lo largo de su vida. La misma se puede visitar de lunes a viernes de 12 a 17hs.
Manuel Pailós (Galicia, España, 1914- Montevideo, Uruguay, 2004) llega a Montevideo con su madre y hermanos en 1919. Aquí los espera el padre. La familia se instala en el Barrio Olímpico, cerca de la escollera Sarandí, el puerto y el muelle Washington, barrio cosmopolita en dónde se ubican los migrantes que llegan sin interrupción en las primeras décadas del siglo. No hay registro de que el hecho de que su abuelo materno hubiera sido carpintero y restaurador de imágenes religiosas, haya influido en su elección de iniciar sus estudios de Dibujo en la Escuela de Artes y Oficios de la Enseñanza Industrial. Entre 1938 y 1942, continúa su formación artística en el Círculo de Bellas Artes siendo sus docentes Guillermo Laborde y José Cúneo. Entre sus compañeros figuran López Lomba, Espínola Gómez, Solari, Barcala y Pavlotzky. Según el propio Pailós su verdadera etapa formativa comienza cuando se une al taller de Torres García. Conoce al Maestro en una muestra realizada en la Asociación Cristiana de Jóvenes y comienza a concurrir al taller en 1943. En 1949 fallece Torres García, pero Pailós permanece en el taller hasta su cierre definitivo en 1967 dirigiéndolo durante su última etapa. Su grado de compromiso con el Maestro, sus enseñanzas y filosofía queda en evidencia cuando casi todos los ex discípulos, inclusive los hijos, deciden seguir sus propios impulsos creativos. Manuel Pailós representa uno de los perfiles más notorios del Constructivismo Universal participando de todas las exposiciones colectivas del taller y en la realización de los murales en el Pabellón Martirené del Hospital Saint Bois en 1944. Comenzó a exponer a partir de la segunda mitad de la década del cincuenta en forma colectiva e individual hasta conseguir inaugurar una muestra personal anual. Participó de numerosas muestras en Uruguay, Argentina, Colombia, Paraguay, EUA y España. En 1991 es invitado por la Xunta de Galicia para realizar una exposición en Santiago de Compostela y una obra escultórica para los jardines de la Facultad de Economía. Ha sido galardonado, entre otros, con el Premio adquisición del Salón Municipal de Montevideo (1960, 1961 y 1967), Gran Premio Salón Nacional de Montevideo (1968, 1969 y 1970), Premio Figari que otorga el Banco Central del Uruguay en mérito a su trayectoria artística (1996), medalla de oro en el Salón de Primavera de Salto (1970). Su obra forma parte del acervo de museos uruguayos, argentinos y españoles, así como de destacadas colecciones privadas a nivel internacional. Quienes lo conocieron destacan su modestia y perfil bajo, cordialidad y discreción. Pablo Thiago Rocca destaca su “laboriosidad férrea y la capacidad de extender los dominios del arte hacia los más variados sitios y con los más increíbles recursos.” Pintor, ceramista y escultor experimentó con materiales diversos en el campo de la escultura (ladrillo, cemento, madera) y con la técnica de la encáustica (antigua técnica empleada por los egipcios para pintar retratos funerarios en las tumbas que consiste en aplicar, con una espátula o pincel, una mezcla caliente de cera con pigmentos sobre una superficie rígida) en la pintura. Continuando la estética del constructivismo torresgarciano, las obras pictóricas de Pailós se caracterizan por la simpleza de su estructura compositiva, un progresivo abandono del uso de la dimensión áurea, manteniendo la distribución en casilleros, aunque de una forma más libre utilizando una paleta que, muchas veces, se aparta de los grises y tonos tierra. Pailós se rebela construyendo un riquísimo lenguaje de signos que adquiere preponderancia sobre los símbolos torregarcianos a los que resignifica. Algunas de sus pinturas recuerdan a antiguos murales egipcios, así como sus esculturas de pequeño formato nos recuerdan al arte prehispánico. Cómo señala Miguel Ángel Carvajal “como dijera aproximativamente Ortega, Pailós crece, porque hereda y añade.”
“Constructivismo con barco” (Manuel Paílós- S/F)
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