Home Cine Martín Boulocq: «La película retrata sólo una parte de la sociedad boliviana.» Por: Martín Imer
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Martín Boulocq: «La película retrata sólo una parte de la sociedad boliviana.» Por: Martín Imer

Martín Boulocq: «La película retrata sólo una parte de la sociedad boliviana.» Por: Martín Imer
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Este pasado jueves llegó a salas El visitante, coproducción entre Bolivia y Uruguay que cuenta con la participación en su elenco de los grandes actores locales Mirella Pascual y César Troncoso, además del trabajo de varios técnicos y productores uruguayos. La película, ambientada totalmente en Bolivia, nos cuenta la historia de Humberto, un hombre que recientemente sale de la cárcel e intenta reinsertarse en la sociedad. Las cosas no son fáciles para el protagonista, pero logra tener un trabajo ocasional cantando en velorios. A su vez, vuelve a una iglesia neopentecostal en donde se encuentra su hija, pero los abuelos de la niña, pastores del lugar, se niegan a darle la custodia, lo que ocasionará una discreta guerra entre todos ellos. Una película que cuestiona el lugar de la religión y la política en la sociedad de su país, es un estudio complejo de personajes que vale la pena descubrir. En esta oportunidad, pudimos dialogar con su director, Martín Boulocq.
¿Cómo surgió la idea de ‘El visitante’?
La confluencia de dos fuentes. La primera, la idea de construir un personaje que tenga como pilar principal su voz, el poder de su voz en el sentido estricto de sus cuerdas vocales. Y la segunda, la inquietud de retratar parte del fenómeno de la creciente influencia de las iglesias neopentecostales en la región, sobre todo desde su costado ideológico.
El protagonista comienza a hacer dinero a partir de la religión, pero también la ve como una redención. ¿Es una contradicción o piensa que estas dos partes pueden coexistir?
Lo curioso es que esa contradicción aparente no lo es dentro del sistema de valores protestante anglosajón, que es donde él de alguna forma está obligado a moverse ahora, el universo de la iglesia, sus suegros, su hija, etc. Humberto, que quizás antes no estaba alerta de ello, ahora lo utiliza a su favor, casi de forma cínica, para conseguir lo que necesita: restablecer el vínculo con su hija.
¿La religión tiene una influencia importante en la sociedad bolivariana?
Sí, absolutamente. Hay siglos de catolicismo por detrás, pero también de sincretismo y de complejidad. Pero a la hora de hablar de las iglesias neopentecostales hay que separar. Son religiosidades distintas, tienen distintos sistemas de valores y finalmente responden a proyectos ideológicos y políticos diferentes. Este aspecto último es el que más me interesaba explorar, más que la cuestión netamente religiosa o mística.
En la película se deja ver una fuerte diferencia de clases. ¿Es Bolivia un país tan dividido por la situación económica?
Creo que la película retrata sólo una parte de la sociedad boliviana. Te podría decir que hay diferencias más extremas aún, hacia ambos lados. Este sería, si quieres, un retrato «moderado» de las diferencias de clases.
¿Cómo has vivido todos los cambios políticos y sociales que han existido en estos últimos años en Bolivia?
Lo más desconcertante y traumático para mi fue el golpe del 2019. Más allá de la disputa partidaria y la confrontación entre elites políticas, el nivel de racismo y fascismo que he visto en las calles con mis propios ojos, si te lo cuento, no podrías creer. Era como estar despierto dentro de una pesadilla.
¿Cómo fue trabajar con dos intérpretes tan consagrados en el Uruguay como Troncoso y Pascual?
Hermoso. Dos gigantes. Una tranquilidad como director que no había experimentado antes. Pero además de mega-profesionales, el nivel de personas que son, el nivel de compromiso, impresionante. Volvería a trabajar una y mil veces más con ambos. Igual con Hernan Musaluppi y Santiago López, y todo el equipo de Uruguay y Cimarron (la productora uruguaya) que se puso la camiseta de principio a fin. Muy agradecido. Me encantó trabajar con Uruguay.

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