Nueve años, cuatrocientos números…. un país, una tarea.
No haría honor a la verdad si afirmara que comparto plenamente la línea editorial de “Voces” y la totalidad del contenido de cada número de este semanario. No es así y ello no es un drama ni un delito: las libertades de opinión y expresión así como los derechos a dudar y disentir no son meras palabras o adornos de ocasión.
Aunque no suelo decirlo a viva voz, a veces discrepo con “Voces”. Sin embargo siempre reconozco y valoro su obstinación de nueve años y cuatrocientos números. Ojalá sean muchos más.
Al ofrecerme esta columna la Dirección del semanario planteó, a modo de propuesta temática de la misma, dos preguntas: “¿Cómo ve el futuro del Uruguay?, ¿hacia dónde camina nuestra patria?”. Intentaré responderlas.
“Quien quiera tener una visión del futuro que consulte a un oftalmólogo”, expresó hace poco tiempo el ex Canciller alemán Helmut Schmidt en respuesta a una pregunta sobre su visión del futuro. Ciertamente es difícil, por no decir temerario, pronosticar el futuro de la humanidad a partir de su presente. Hay muchos riesgos e irresponsables que lo amenazan.
Sin desconocer esa realidad pero confiado en las posibilidades y la sensatez, que también existen y lo defienden, creo que en el caso del Uruguay, su porvenir será el que los uruguayos seamos capaces de soñar y construir.
Como soñar no cuesta nada pero construir no es gratis ni instantáneo, la vinculación entre lo que hoy deseamos y lo que mañana podemos ser es un sistema de reformas estructurales y políticas públicas que consoliden y proyecten una democracia calificada en términos de libertades, derechos, ciudadanía y sistema político; una economía con crecimiento, productividad, competitividad, empleo y protección social; y una sociedad más inclusiva, justa y solidaria.
Lo anterior supone, entre otros factores, una adecuada inserción internacional así como una cuidadosa gestión de los recursos naturales y el medioambiente, un Estado dinamizador de los cambios, nuevos proyectos empresariales y una nueva cultura de la solidaridad que involucre al conjunto de la sociedad y sus múltiples aspectos: desde la educación a la convivencia y la seguridad, sin perder de vista que la primera es condición indispensable para todas las demás.
Diseñar e instrumentar un sistema de estas características no es sencillo pero tampoco imposible. De hecho, con el aval ciudadano otorgado en las elecciones nacionales del año 2004 y confirmado en las del 2009, desde el año 2005 hay uno en curso.
El Uruguay no nació con los gobiernos frenteamplistas, pero es evidente que éstos le han abierto un nuevo horizonte al país y han reinstalado en la sociedad confianza para alcanzarlo.
En ese camino venimos y seguiremos. No por inercia ni descarte, sino porque las naciones son proyectos y procesos estratégicos que requieren fuerzas políticas comprometidos con los mismos y capaces de articularlos desde el gobierno y la sociedad.
Pese a que a algunos les disgusta y otros lo consideren insuficiente, la realidad indica que en el Uruguay actual el Frente Amplio –que por cierto no es perfecto, pero de nosotros los frenteamplistas depende que sea mejor o peor- es la única fuerza política que tiene un proyecto estratégico de país y la capacidad de concretarlo. Las pruebas están a la vista y si para alguien no son evidentes basta asomarse al campo opositor para visualizarlas aunque sea por contraste.
Sería imprudente de mi parte anunciar desde esta página las líneas rectoras de la propuesta programática del Frente Amplio para el período de gobierno 2015-2020. No son un misterio del más allá ni el invento del agua tibia, pero sobre ellas están trabajando las instancias orgánicas y se expedirá el VI Congreso Extraordinario del Frente Amplio que se realizará en noviembre próximo.
Sin embargo de algo estoy seguro y puedo adelantar sobre las mismas: la única sintonía o medida que tienen y reafirmarán es el Uruguay cada día mejor que los frenteamplistas soñamos para construir con todos los uruguayos.
Tampoco dudo que “Voces” estará en esa tarea.
Dr. Tabaré Vázquez.
Agosto 2013
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