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Milei, ante un pueblo que se rebela por Ruben Montedonico

Milei, ante un pueblo que se rebela por Ruben Montedonico
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Sucesivos hechos han ido postergando mi opinión sobre Argentina y su nuevo gobierno (de alguna forma hay que llamarlo). Queda claro, desde antes de las elecciones que la instalación de Javier Milei suponía acabar con el Estado tal como lo conocemos: el anarcocapitalismo enarbolado por el mandatario se sustenta en una libertad irrestricta de los mercados que, de acuerdo con su decir, se autorregulan, a través de lo que desea hacer creer que su pronóstico devendrá de una acción (que no se sabe quién implementará) de la oferta y la demanda,
En aplicación de su modelo canceló ministerios, comprimió alcances de estos en los subsistentes y desde su hotel de residencia y la Casa Rosada, por intermedio y consulta con la hermana (“medium” de su consejero, un perro muerto) incrementó la pobreza en un santiamén al dar rienda suelta a la suba de bienes y servicios (privados y públicos), ordenar cierres de empresas oficiales y amenazar con más medidas del tipo, con lo cual engrandeció a pequeños sectores de los dueños del capital.
Entre las pretensiones de esta autoridad, está la derogación de la normatividad social y laboral, incluyendo la represión de las protestas; continuar con las privatizaciones o cierre de banca oficial y fondos financieros que todavía conserva el Estado: privatizar más empresas públicas y ponerlas a disposición -preferentemente- del capital internacional, tomando esto como una inversión directa. En ese camino se encuentran consorcios del Estado que como Vaca Muerta y recursos naturales, tipo del litio, pasarían a ser explotados por transnacionales.
Cuando la “Ley ómnibus” fue rechazada por el Senado, aquellos legisladores que votaron en contrario su iniciativa fueron cubiertos por epítetos e insultos tan numerosos como irrepetibles por respeto a los lectores y decoro personal, A las pocas horas afirmó que reenviaría un proyecto con algunos cambios a la consideración de Diputados y, al mismo tiempo, escogió la vía del chantaje a los gobernadores para que estos intimaran a los representantes provinciales a sufragar en favor de su iniciativa. Con esta desmedida de dejar de destinar partidas a las provincias (acción que con anterioridad sólo era un esbozo), el Ejecutivo previó un acatamiento rápido de los gobernadores, pero únicamente obtuvo una mayor agresividad de varios de ellos hacia él.
Sin embargo, pese a que su agrupamiento político (La Libertad Avanza- LLA) no es gobierno en ninguna provincia, cuenta con el apoyo inicial de algunos mandatarios del interior del país y espera doblegar a otros más de entre quienes son sus opositores, para lo cual piensa convocarlos para que el 25 de mayo (conmemoración nacional argentina), en Córdoba, festejen el éxito de su jugada y para que firmen un pacto de adhesión a la conducción política. Por ahora, la correlación de fuerzas en la cámara baja parece que dará un resultado similar al del Senado: denegación de la iniciativa del Ejecutivo que supondrá un nuevo gran tropiezo para Milei.
La destrucción del empleo, tanto público como privado (se dice que el cierre mensual de empresas es descomunal) es brutal y seguirá mientras se mantenga este presidente y el equipo económico que obedece sus órdenes. En ese contexto de austeridad ordenada desde la presidencia (con excepciones para algunos cargos elegibles y algunas direcciones burocráticas) que tanto favor hacen al sector más concentrado del capital (agroindustria, excedente petrolero extraído mediante “fracking” y negocio próximo con litio), tras meter la “motosierra” a ministerios y continuar con los despidos masivos y meter en la “licuadora” a los pasivos, el régimen enderezó, arremetiendo, contra la cultura y la educación.
Sin embargo, “grosso modo”, esta acción de dejar sin presupuesto universidades y atacar a instituciones fundamentales de la cultura y la información (Incaa y Télam, por ejemplo) fueron acicates para que las manifestaciones (en Buenos Aires, la más numerosa que se tenga memoria) hicieran el prólogo al inminente tratamiento legislativo de la renovada “ómnibus”.
El gran pueblo argentino encontró en las manifestaciones y su organización popular la vía articuladora como alternativa política para cambiar el objeto de un Estado sumido en la peor crisis de su historia (para las grandes mayorías), impidiendo “resolver las demandas democráticas y de transformaciones socioeconómicas profundas en favor de la liberación, contra la explotación y el saqueo”, al decir de Julio C. Gambina.
Un capítulo que no deseo saltearme es el internacional, con la adopción por parte de Milei del principio de “alineamiento automático” a las posiciones de EEUU, Israel y Occidente en general. En esencia, no representa ninguna gran variante ideológica respecto a la carnalidad que Carlos S. Menem dio al tema en su tiempo, aunque se exhibe como más “complaciente” con los planes estadunidenses.
Se conoce ampliamente el significado de “alineamiento” y se tienen como antecedentes argentinos la oposición gringa a la compra de aviones chinos para la fuerza aérea, Asimismo, la dación del río Paraná al control militar de Estados Unidos.
Sin embargo, los pasajes últimos de William Burns, Director de la Agencia Central de Inteligencia, y la generala Laura Richardson, interesada (según versión pública) en los recursos naturales (sobre todo el litio, otros minerales, petróleo, gas, pesca), y el regalo de un avión Hércules C-130, se correspondieron con una base en la Patagonia, cerca de un Observatorio Espacial Chino (que EEUU califica también como complejo militar) y el establecimiento de un acantonamiento (otra base) en el litoral atlántico argentino frente a Malvinas.
En una colaboración comparé algo de la UE y Sudamérica y ahora lo repito: “está en discusión la democracia, la libertad, la igualdad, el trabajo, la solidaridad, la paz” declaró el 25 de abril una sociedad de viejos partisanos. Lamento que en Argentina estén sin sustento estos conceptos, aunque las movilizaciones populares -de mantenerse- dan una señal de esperanza.

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