Graciela Villar le erró al timing cuando desembuchó aquello de oligarquía vs pueblo y el “brutal proyecto neoliberal”. Lo que la llevó a hacer autocrítica (que no es lo mismo que pedir perdón), por haberle destrolado el bondi a Martínez, justo cuando estaba por arrancar.
Estuvo muy poco oportuna.
Que es lo que critican sus compañeros del viaje electoral. Pero ni ellos, ni ella, se arrepienten del contenido del discurso. Ya antes de que esta señora metiera la pata, las principales figuras del Frente – con la excepción de Martínez, que confirma la regla – vienen muy manijeados con un discurso que a mí me hace sentir re-joven: como si estuviera en las asambleas del Centro de Estudiante de Derecho, allá por los 60.
Cierto es que algo cambió: por ejemplo, aquello de “fuera el Fondo Monetario”. Supongo que después de haber elegido Tabaré Vázquez la entrada del edificio del Fondo en Washington para hacer el anuncio de la designación de Astori como ministro, el viejo slogan se tornaba complicado. Pero, por lo demás, todos los otros cucos tradicionales siguen impecables.
Lo del neoliberalismo a la cabeza.
Que tantos repiten, sin saber de qué están hablando.
Así que me tomé el trabajo de hacer un punteo de las posiciones y acciones de los gobiernos del Frente Amplio para evaluar que tan no-neoliberales han sido.
- Bastante o Muy Liberales.
- ¿Habrían imaginado alguna vez Graciela Villar, Constanza Moreira, Oscar Andrade, Daniel Olesker y tantos otros frentistas (como Astori, Martínez, etc.) que los gobiernos de su partido endiosarían el “investment grade” como máximo logro de su gestión? ¿Habrá cosa más liberal que darle el lugar de primera importancia a la capacidad del país para recibir inversiones, sobre todo extranjeras? Capitalismo puro.
- Desde que se fueron los ingleses, nunca en la historia del Uruguay hubo una extranjerización de la economía como en estos últimos quince años. Extranjerización de la tierra (además, a manos de empresas), extranjerización de buena parte del sector alimentario; de la obra civil; de la banca; los supermercados; los servicios portuarios; la telefonía móvil…
¿Y qué me dicen de UPM? Sin entrar en la discusión de bueno o malo, si algún gobierno blanco o colorado hubiera participado de una negociación secreta con una multinacional, para salir después con los pantalones a la altura que quedaron en ésta, la izquierda habría prendido fuego al país. Poco episodio más “neoliberal” (que no es lo mismo que liberal).
- Cuidado de la inflación: loable, pero netamente liberal. Una lección que parte de la izquierda aprendió. Tarde, pero la aprendió.
- Políticas cambiara y monetaria: iguales comentarios.
- Apertura comercial: más allá de los relativo de los éxitos concretos, los gobiernos de izquierda, pace Gargano, q.e.p.d., apuntaron y defendieron metas de apertura (ahora aplaude el acuerdo Mercosur – UE), al mejor estilo liberal. Bien ahí.
- Aún con ciertas reculadas y abollones, la libertad de mercado y hasta el derecho de propiedad todavía tienen una ubicación central en la vida económica del país.
- Emparentado con lo anterior, estos gobiernos han demostrado que, en la práctica, no tienen mucho entusiasmo por la planificación y por las políticas sectoriales, viejas tentaciones de la izquierda.
- Un ejercicio esclarecedor es analizar cuántas de las medidas “neoliberales” del gobierno Lacalle han sido derogadas por la izquierda:
- ¿La Ley de Puertos? Recuerdo los encendidos discursos y manifestaciones de la izquierda, política y la sindical, durante el tratamiento de la ley. Ahí está.
- ¿El resto de la Ley de empresas públicas no tocado por el referéndum? Ídem
- ¿Las desmonopolizaciones? Uno de los méritos que el gobierno gusta adjudicarse reiteradamente es “el cambio de la matriz energética nacional”. ¿De dónde sale? Pues de la ley de empresas públicas del gobierno Lacalle, furibundamente atacado por el FA. Ahí se privatizó la generación de energía.
- La desregulación del sector agropecuario (cadena cárnica, plan de silos, plazos de los arrendamientos, etc.) Todo sigue igual.
- Desregularización aduanera, desburocratización, restructura de la DGI, etc. Ídem, aunque no siempre bien aplicadas.
Resumiendo: digirieron bien el brutal proyecto neoliberal pre-existente. ¿A qué puede tenerle miedo la señora Villar?
Sigamos:
- ¿En qué, decididamente, no han sido liberales?
- La inseguridad. Aquí fueron leales a su crítica del “estado juez y gendarme”.
- Pésima gestión del Estado, incluyendo temas como la educación y la salud. En este capítulo hay que incluir perlas como Pluna, Antel, Envidrio y otras yerbas.
- Exceso regulatorio.
- Menosprecio por el Estado de Derecho: “la política por encima de…”.
El caso UPM es ejemplo de ello.
- Violaciones al derecho de propiedad y a la libertad de trabajo (ocupaciones y otras yerbas).
- La famosa “agenda de derechos”: matrimonio igualitario, ideología de género…. Nada más lejos de la filosofía liberal.
- Manejo de las cuentas públicas (aumento de funcionarios y del gasto en general, déficit enorme en tiempos de máxima recaudación…) y aumento del endeudamiento.
Carga fiscal más allá de la historia del Uruguay.
En suma, el” brutal proyecto” no lo eliminaron. El problema es que lo gestionaron como la mona y, además, aprovecharon la riqueza generada por el funcionamiento del “proyecto” para los inventos más descabellados. Probando que se puede estar, al mismo tiempo, contra la oligarquía y contra el pueblo.
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