A nadie se le hubiera pasado por la cabeza la posibilidad de que poco tiempo después de haber visitado Uruguay, aquél humanista y científico que buscaba erradicar el hambre en el mundo, terminase arrestado y muriendo de inanición en un Gulag de Sarátov.
Nikolái Vavílov nació en la Rusia Zarista en 1887. Tras graduarse en la Universidad Estatal Agraria de Rusia se inclinó por la fitopatología, investigando por gran parte de Europa la inmunidad de plantas. Pronto comenzaría su expedición por todos los continentes para crear el primer banco mundial de semillas con la finalidad de erradicar el hambre. Fue galardonado con El premio Lenin.
La mejora genética de los cultivos
A principios del siglo XX la teoría de Darwin estaba más que aceptada, y además, tres botánicos europeos que estudiaban de manera independiente las características de «la herencia», se toparon (los tres) con los trabajos de Mendel; así, el padre de la genética resucitó desde el más profundo olvido. Son en estos años donde comienzan a formarse y desarrollarse en varios países los institutos relacionados a la genética vegetal con el fin del mejoramiento genético de cultivos.
Banco de semillas
En sus viajes, Vavílov desarrolló el concepto de los centros de origen; aquellas zonas donde las plantas comenzaron su domesticación. Se caracterizan por su gran diversidad genética, principalmente de plantas en estado silvestre cuyos genes de resistencia pueden ser de utilidad para las plantas domesticadas y así crear nuevas variedades con dichas características protectoras. Recolectó al menos 250 mil tipos de semillas y a la mayoría las almacenó en su banco; una bóveda ubicada en Leningrado – actual San Petersburgo.
Una de sus paradas mundiales fue Uruguay, en la actual La Estanzuela del INIA – Colonia, en 1932. Visitó a Alberto Boerger, un alemán que había llegado en 1912 contratado por el propio estado para desarrollar cultivos de mayor producción. En 1918 Boerger lanzó las primeras variedades de trigo uruguayo con un gran impacto local y también en Argentina y Brasil. Los restos de Boerger descansan en La Estanzuela con una lápida que dice: “Te saludo rayo del sol fuente de toda la vida terrestre”.
Lysenko y la persecución a la ciencia.
El proyecto de Vavílov se iría acabando tras el ascenso a importantes cargos de poder de un joven agrónomo que paradójicamente había sido recomendado por el mismo Vavílov tiempo atrás. Lysenko se consideraba darwinista aunque los conceptos evolutivos no los tenía muy claros, realizando una hibridación con postulados del lamarckismo. Y por sobre todo, consideraba a Mendel y a sus leyes de la herencia – a los genes – como una pseudociencia burguesa. Pronto en las escuelas se comenzó a implantar el lysenkoísmo: “El gen es una parte mítica de las estructuras vivientes que en las teorías reaccionarias, como el Mendelismo-Veysmanismo-Morganismo, determina la herencia. Los científicos soviéticos bajo el mando de Lysenko probaron científicamente que los genes no existen en la naturaleza”.
Los auténticos científicos comenzaron a ser perseguidos. Cuando Nikolái Vavílov llegó de su viaje por sudamérica se le prohibió volver a viajar al extranjero. En 1940 fue arrestado y condenado a muerte al año siguiente con los cargos de espionaje y sabotaje. La pena fue conmutada a veinte años de prisión en un Gulag. Moriría de hambre en 1943.
Asedio a Leningrado y las semillas 1941 – 1944
Duró más de 800 días. Considerado como un genocidio en donde los nazis cortaron toda entrada y salida provocando la muerte por inanición. Las cifras no son claras, pero pudieron haber muerto 1,2 millones de personas, la mayoría de hambre.
Bajo este escenario los colegas de Vavílov custodiaron la bóveda de semillas de Leningrado. Incluso hasta el botánico de Hitler, Heinz Brücher, que ya había usurpado semillas en Ucrania y Crimea se trasladó hasta el frente de batalla. Pero nunca pudieron entrar. Los colegas de Vavílov murieron de hambre sin haberse comido una sola de esas semillas. Allí estaban luego de terminado el asedio al abrir la bóveda; muertos entre las semillas.
La exportación de la pseudociencia agraria
Las ideas y prácticas de Lysenko provocaron un hambre atroz en la URSS, además de una crisis científica y atraso en el manejo de los cultivos. Sus conceptos fueron emulados por China y aplicados en El gran salto adelante de Mao Zedong, contribuyendo a la gran hambruna de dicho país.
La caída de Lysenko
Tras la muerte de Stalin los científicos se reagruparon y desterraron a Lysenko de la investigación Soviética: «Es responsable del vergonzoso atraso de la biología y genética soviéticas en particular, por la difusión de visiones pseudocientíficas, por el aventurismo, por la degradación del aprendizaje y por la difamación, despido, arresto y aún la muerte de muchos científicos genuinos». Andréi Sájarov – Asamblea General de la Academia de las Ciencias – 1964. Mientras tanto Nikolái Vavílov, ya fallecido, se convertiría en un héroe nacional para la URSS y la actual Rusia, y con el tiempo, de la humanidad.
En un próximo artículo desarrollare el otro legado, el de Lysenko, que se perpetúa hoy en esa izquierda mística y anticientífica, supersticiosa. La herencia de Lysenko ha hecho a muchos aventurarse con cantos de sirenas agrícolas alimentarios. Ya tenemos a nivel mundial casos preocupantes que recuerdan al nefasto Lysenko; desde persecuciones a científicos hasta la implementación de una agricultura primitivista e ingenua causante del colapso de un país entero. Sí, lamentablemente el legado de Lysenko sigue vivo y es nefasto.
Foto Vavílov en prisión 1942. Dominio Público. Central Archive of the Federal Security Service of the Russian Federation (Moscow). The People’s Commissariat for Internal Affairs.
Segunda foto: Nikolái Vavílov – 1933. Dominio Público. Library of Congress. New York World-Telegram & Sun Collection. World Telegram staff photographer.
Tercera foto Trofim Denisovich Lysenko.1938. Dominio Público.
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