Hay algunos hechos vinculados a los medios de comunicación
ocurridos en estos días que nos invitan a reflexionar un poco.
Por un lado, la extensa entrevista que le realizó Paula Barquet a
Gavazzo para el diario El País y publicada el domingo pasado.
Y, por otro lado, el archivo de la denuncia que le hizo el director de
Aduanas, Enrique Canon a Ignacio Álvarez por dos programas de
Santo y seña que denunciaron la situación en un puerto de Carmelo
En ambos casos surgieron cuestionamientos a periodistas que
encaran su laburo profesionalmente y se meten con quien sea.
En el caso de Paula se escucharon acusaciones desde que fue
una operación de inteligencia hasta de su carencia total de ética.
Y en el caso de Nacho se trató de intimidar a un peso pesado
mediante un juicio, en lugar de utilizar el espacio ofrecido para
hablar o una vez emitido el programa pedir derecho de respuesta.
Siento que ambas situaciones me rozan a pesar de no conocer a
Paula o de estar en las antípodas ideológicas y políticas de Nacho.
La entrevista a Gavazzo, me pareció un excelente aporte por una
periodista que no está generacionalmente contaminada, como yo.
Hace años hablé con Gavazzo y quedamos en realizar una nota
que se postergó y luego enterado que Haberkorn estaba armando
un libro, desistí, porque el tema estaba en muy buenas manos.
Los programas de Santo y Seña me parecieron serios y fue por eso
que acepté salir de testigo de Ignacio Álvarez en el juicio que inició
Gonzalo Fernández representando al director de Aduanas, Canon.
Estoy convencido que el rol del periodismo es meterse con el poder,
escarbar en la historia y confrontar a personajes por más siniestros
que sean, tratando siempre de buscar la verdad, aunque es difícil.
No comparto la vieja cantinela de no darle espacio a tal o cual y
tratar de enchastrar al periodista que publica lo que no nos gusta.
No tengo una concepción corporativista de defensa a ultranza a los
colegas, en este gremio sabemos que existen muchos chantas.
Pero en el fondo, lo que debe primar siempre, según mi criterio, es
la defensa de la libertad, y en eso no podemos claudicar nunca.
Alfredo García