Home Indisciplina Partidaria Pinky, Cerebro y Batman. por Hoenir Sarthou

Pinky, Cerebro y Batman. por Hoenir Sarthou

Pinky, Cerebro y Batman.  por Hoenir Sarthou
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Alfredo me insiste en que no escriba más sobre la pandemia. Se ve que lo tengo harto, a él, o a los lectores, o a ambos.

Juro que no es mi intención, es decir, trato de sacarme esa idea fija de la cabeza. Como los juzgados están cerrados, tengo menos trabajo, y ya no tengo fiestas, ni reuniones sociales, ni visitas, ni cumpleaños, así que, para distraerme, el otro dia quise ir al cine o al teatro. Pero, no sé por qué, no encontré ninguna función disponible. Entonces me puse enérgico y decidí ir al gimnasio, para cultivar los músculos y la actitud positiva. ¿Cómo? ¿Qué tampoco hay gimnasios? Ah, por eso el mío estaba cerrado. Como seguía aburrido, puse el noticiero, pero estaban hablando de virus, contagios, muertos y vacunas. Así que cambié de canal. Y, ¡qué coincidencia!, ¿a qué no adivinan de que hablaban en los otros canales? Apagué el televisor y opté por salir a caminar. Cuando iba a abrir la puerta, mi hija de seis años me gritó: “No te olvides del tapabocas”. “¿De dónde sacaste que hay que llevar tapabocas para andar por la calle?”, le pregunté, un poco amoscado. “Lo dijo la maestra en la clase por Zoom”, respondió ella, antes de seguir haciendo los deberes en la plataforma “Crea”. Furioso, suspendí la salida y me conecté a Facebook. Quise desahogarme y, como una especie de grito, escribí en mi muro “LA PUTA QUE TE PARIÓ, PANDEMIA”. Pero, al intentar compartirlo, me apareció en la pantalla un cartelito que decía: “Tu mensaje contraviene nuestras normas comunitarias. Por más información sobre el Coronavirus, contáctate con…”. Lancé un bramido, que duró hasta que oí la voz de la madre de la niña, que me decía, “no te pongas así, que si te da un infarto te van a atender por teléfono”.

En suma, no sé qué me pasa, ni el por qué de esta obsesión.

De momento, voy a compartir con ustedes la experiencia de una de mis últimas navegaciones por Google y por Youtube. Apenas ingresé, me aparecieron 389.000 videos de Bill Gates, el profeta, hablando de vacunas, duración de la pandemia, calentamiento global, compra de tierras, nueva normalidad y tecnologías verdes.

Les voy a ahorrar toda la perorata. La tesis del profeta es que esta pandemia es consecuencia de la depredación del medio ambiente, que provocó el contagio de un bicho a otro hasta llegar a un mercado, en el que un chino goloso se comió a un murciélago (yo sabía que Batman tenía un papel en esta historia). Conclusión: tenemos que cambiar de forma de vida, consumir menos, vacunarnos mucho, invertir en tecnologías verdes, tener menos hijos y, en lo posible, reducir la carga humana sobre el Planeta. Aun así, debemos prepararnos para nuevas pandemias, que serán peores que la actual, y asumir que deberemos darnos más vacunas.

La tesis opuesta a la de Bill Gates es la del virólogo francés y premio Nobel, Luc Montagner, que afirma que el virus Sars Cov 2 fue creado mediante manipulación genética. Tesis que permitiría explicar que el profeta Bill supiera en 2015 lo que vendría y haya podido ensayarlo junto con sus socios y allegados en el popular “Evento 201”. Pero no me hagan caso, seguramente esa sospecha es fruto de mi obsesión.

Los anuncios del profeta merecen ser tomados en cuenta, ante todo porque tiene tendencia a las profecías autocumplidas. Recuerden que hace pocos días, cuando ya tenía todo pronto, encontró obstáculos políticos para establecer en la atmósfera una barrera química que sombreara al Planeta, filtrando parcialmente la radiación del Sol. Si se mete con el Sol, ¿qué duda tendría en meterse con un virus? Si el puesto de Dios queda vacante, ya sea por inexistencia o por renuncia, ya sabemos quién puede reemplazarlo.

Les comento que el profeta, nuevamente, está poniendo ante nuestros ojos su próxima jugada, o sus poderes adivinatorios. Vaticina que la actual pandemia durará aproximadamente hasta mediados de 2022, que luego habrá una crisis climática, y posteriormente nuevas pandemias aun más graves que la actual.

Reitero: no me hagan caso. Simplemente estén atentos a si, en los próximos meses, se empieza a hablar insistentemente de crisis climática y de calentamiento global, y se producen catástrofes ambientales. Sobre todo, si eso da lugar a más restricciones, más endeudamiento y menos libertades.

Si la profecía no se cumple, culpen a mi obsesión. Pero, si ocurre, recuerden nada más quién nos lo advirtió a todos.

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