Home Política Pobreza infantil; entre la necesidad de un acuerdo de alta calidad política y lo otro… Sebastián Valdomir[1] / Inés Cortés[2]
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Pobreza infantil; entre la necesidad de un acuerdo de alta calidad política y lo otro… Sebastián Valdomir[1] / Inés Cortés[2]

Pobreza infantil; entre la necesidad de un acuerdo de alta calidad política y lo otro…     Sebastián Valdomir[1] / Inés Cortés[2]
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A mediados de febrero la Ministra de Economía convocó a una conferencia de prensa para hablar sobre la evolución de la pobreza en Uruguay durante el 2021. Tanto la conferencia como el repique posterior, con salida del Presidente incluída (diciendo que “los números no se pueden discutir”), quiso instalar la idea que en Uruguay hay menos pobres en general y menos pobreza infantil en particular ahora que en el último año del gobierno del Frente Amplio. Sin embargo, el análisis posterior de los anuncios de la Ministra tiró por tierra esa idea.

Para empezar, al hacer esos anuncios se utilizaron datos del primer semestre del 2021. Cuando el INE divulgó los datos anuales, la última semana de marzo, el panorama se presentó distinto, sobre todo porque al comparar el primer semestre con el segundo (del mismo año) la situación de pobreza en Uruguay empeoró: la pobreza había aumentado casi un punto.

En aquella oportunidad, la Ministra y el Presidente se apuraron a decir que la pobreza había bajado en la franja etaria de 0 a 6 años, incluso a niveles inferiores que en 2019, y que esta baja se debía a las políticas sociales del gobierno. Todavía se puede encontrar la nota oficial de esa conferencia en internet[3]. Lo que dicen los datos oficiales es que la pobreza en niños y niñas menores de 6 años fue de 18,6% en 2021 y en 2019 era 17%, es decir un punto y medio más que en 2019. Para los niños y niñas entre 6 y 12 años la pobreza en 2021 es de 19,4% (3 puntos más alta que la del 2019), y entre los 13 y 17 años la pobreza en 2021 es de 18,8% (casi 4 puntos más alta que la del 2019). Es decir, se confirmó con los datos anuales de 2021 que la pobreza subió en todos los tramos de edad con respecto al 2019.

Pero esta semana, cuando se anunciaron las medidas del gobierno para enfrentar el aumento generalizado de precios, la Ministra agregó otra página al tema, y se mantuvo en afirmar que la pobreza disminuye en 2021 respecto al 2020. Al 2019 ni lo mencionó. Pudiendo utilizar la instancia como una oportunidad para retractarse o esclarecer el mal uso que hizo de los datos en febrero de este año, la ministra y el mandatario prefirieron ser esquivos y difusos, desviando una vez más el discurso y el eje del debate hacia donde les pareció más convincente (o conveniente). Cabe señalar, que actualmente hay más de 60 mil pobres más que en 2019, con una incidencia aún mayor en la pobreza infantil.

Independientemente de todos estos manejos erráticos de cifras, lo que llama la atención es que no exista por parte del gobierno una sola idea o planteo de corte estructural en relación al drama social y humano que significa para el país tener una pobreza infantil que es el doble del promedio nacional.

En Uruguay veníamos de un proceso de reducción significativa de la pobreza monetaria en el período comprendido entre 2006 y 2016. La pobreza en niños, niñas y adolescentes se redujo a casi la cuarta parte de lo que estaba al inicio de dicho período. Sin embargo esta disminución no revirtió uno de los rasgos que caracterizan a Uruguay con relación a la pobreza y lo convierten en un caso casi extremo en la región, la inequidad entre grupos de edad, en perjuicio de las generaciones más jóvenes, con relación a la incidencia de la pobreza. (De Armas, 2017).[4]

Es decir, la pobreza en nuestro país se caracteriza por tener cara de niño, niña y adolescente, siendo ésta la población en la que la pobreza prevalece con mayor impacto en relación a otras franjas etarias. Además, esta tendencia, se acrecentó aún más con la crisis sanitaria y su posterior crisis social y económica, llegando a niveles de 20% de pobreza infantil.

Este piso de pobreza infantil, que no hemos podido erradicar desde el sistema político (más allá de las buenas intenciones de los gobiernos) es posible, necesario y absolutamente deseable revertirlo. Para poder erradicar la pobreza infantil de aquí a 10 años (lo cual implicaría reducir la pobreza a niveles históricamente muy bajos, ya que la mayoría de los pobres son niños, niñas o adolescentes) es necesario llegar a un acuerdo político nacional, que vincule a todos los partidos políticos con representación parlamentaria asegurando una continuidad de la política pública convirtiéndose ésta en una política de Estado. Y a la par de este compromiso político, diseñar un conjunto de políticas que desde diferentes áreas y disciplinas protejan lo más necesario que precisa un país para salir adelante que es su gente. Es claro que este tipo de acuerdo, así como el diseño y abordaje de políticas convergentes requieren una importante cantidad de recursos, sobre los cuales el debate político y social en algún momento habrá que darlo en profundidad.

Según De Armas deberían atenderse cuatro aspectos: en primer término mantener un crecimiento económico sostenido (cosa que viene sucediendo más allá del impasse del 2020); en segundo aspecto asignar mayores recursos focalizados en las familias debajo de la línea de pobreza con niños, niñas y adolescentes; en tercer lugar desarrollar programas de gran envergadura para asegurar niveles aceptables de vida en el entorno o hábitat de estas familias (vivienda, salud, educación, etc); y por último, pero no menos importante, fomentar desde la educación formal el desarrollo de capacidades sociales en las infancias y jóvenes asegurando una continuidad sostenida de los niveles socioculturales y económicos en el tiempo. A ello habría que agregarle un robusto sistema de cuidados para que madres puedan insertarse en el mundo del trabajo y contar con los apoyos para sostenerse en el.

Es posible erradicar la pobreza infantil, para hacerlo se necesita voluntad política, acuerdos interpartidarios de envergadura nacional para mantener en el tiempo el compromiso, y recursos. Los recursos en el conjunto de la sociedad están, por lo cuál solo restaría la voluntad política de avanzar hacia el objetivo de que ningún niño o niña nazca y crezca en un hogar pobre. Pero esto ya es alta política y no conferencia de prensa.

[1] Diputado Frente Amplio MPP-609; Licenciado en Sociología.

[2] Diputada suplente Frente Amplio MPP-609. Licenciada en Ciencia Política

[3]https://www.gub.uy/ministerio-economia-finanzas/comunicacion/noticias/arbeleche-ratifico-crecimiento-economico-aumento-empleo-disminucion-pobreza

[4] De Armas, G. (2017). Poner fin a la pobreza infantil en Uruguay: un objetivo posible para la política pública. UNICEF Uruguay.

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