Todo lleva a suponer que las acciones ejecutadas por los demócratas de Estados Unidos para ubicarle una vicepresidenta adecuada a su aspirante presidencial son el tamiz de lo “políticamente correcto”. Apunto que hasta los que adornan y complementan la decisión – en aras de que aparezcan como muy consolidados y estratégicos- incurren en algunas exageraciones, en particular en sus vínculos con lo militar. Se dice en algunos despachos que Joe Biden -el “joven” postulante a inquilino de la Casa Blanca que se aproxima a cumplir 78 años- sería el primer presidente en haber sido reclutado para la II Guerra Mundial. En este pasaje se saltearon a J. F. Kennedy y su mando de la PT 109-lancha torpedera (todo acerca de lo cual se dio pie para el guión de una película) y sobre George Bush padre, cuyo avión (y otros 8) fue abatido por las defensas antiaéreas japonesas del Pacífico; se dio un chapuzón en el océano, no acabó en alimento de tiburones y fue rescatado por el submarino Flyback el propio 9 de septiembre de 1944.
Persiste el olvido y hasta el desconocimiento de que Dwight D. Eisenhower, siendo estudiante de la academia militar de West Point integró la fuerza invasora que persiguió 11 meses a Francisco Villa a partir de 1916 y fue testigo del primer bombardeo aéreo del mundo. Entre los 14 mil soldados que comandaba el brigadier general John Pershing figuraba Ike. Ya como oficial superior- Jefe de Estado Mayor- no solo dirigió las fuerzas aliadas que regresaron masivamente a Europa continental, sino que también ofició como instructor de tiro.
En cuanto a que la negra senadora demócrata escogida para acompañar la fórmula presidencial con Biden -Kamala Harris (55)- sea la primera de esa raza en la postulación, se olvida, nada menos, que el antecedente de Angela Davis, quien en dos oportunidades (1980 y 1984) acompañó la fórmula como vice del candidato comunista Gus Hall.
Sin embargo, a pesar de esos olvidos, ocultamientos, exageraciones o ignorancias, hay que decir que lo actuado está dentro de lo aceptado en la democracia estadunidense y en lo interno cabe dentro de lo “políticamente correcto”.
En medio de una desaseada campaña electoral (como tantas en el mundo) en que busca quedarse otros cuatro años más como inquilino de la Casa Blanca, no cabía esperar que Donald Trump expresase algarabía y alborozo por la escogencia de Harris para acompañar la fórmula presidencial demócrata de Joe Biden. Apenas terminó la comunicación de que sería Harris -senadora negra, ex fiscal y lesbiana- cuando Trump la calificó de “asquerosa”.
Es evidente que la nominación de Kamala no tiene sólo un valor para 2020, sino que la sitúa en una mejor consideración política de cara al futuro, o lo que es lo mismo, para las siguientes cinco campañas electorales federales de EE.UU. Los epítetos destemplados de Trump tampoco son sólo los de un adversario contrariado al que se obliga -otra vez- a dar una opinión sobre un ser de género que considera inferior y de inclinaciones sexuales que públicamente combate. ¿Qué se puede esperar de alguien que cuando están en desarrollo en su nación los hechos más indignantes de apartheid se niega a quitar la estatua de un derrotado general esclavista que comandó a los secesionistas vencidos en un enfrentamiento civil que estuvo a punto de disolver al país?
Jorge Majfud, inteligente paisano docente en EE.UU, nos recuerda que hace poco el futbolista Colin Kaepernick se arrodillaba en público en los campos de juego ante los acordes del himno de las barras y las estrellas como forma de protesta contra la discriminación, mientras el presidente Donald Trump, proponía que aquellos que siguieran su ejemplo “antiamericano” deberían perder sus trabajos. La idea de Theodore Roosevelt revivida por el actual mandatario era de que ‘Los negros son una raza perfectamente estúpida’ no ha cedido; sólo la forma de decirlo”. Al propio tiempo, el crítico sostenía: “En ningún caso se trata de una revolución, pero a partir de cierto momento la revuelta podría convertirse en una rebelión semejante a la de los años 60 que termine con la herencia de los años 80”.
Lo escribimos antes, previendo situaciones como la nominación de Kamala Harris: a las puertas como estamos de una crisis social y económica sin precedentes, será necesario implementar un plan de choque social para que no sean una vez más las clases populares las que paguen la factura de los ‘planes de rescate’. Preguntémonos quién rescata a quién antes de llenar los estrados con bonitas palabras repitiendo aquello de ‘entre todos salimos de la crisis’. Miremos qué oscuras prácticas se esconden en la opaca trastienda de quienes pretenden dar lecciones de austeridad y rigor fiscal. Y, sobre todo, cuando nos digan que no hay dinero, recordémosle dónde lo esconden quienes siempre se lo llevan crudo.” (Voces)
La trata contra ciertas comunidades, su tiempo de reducción en los casos de los grupos originarios, la propia esclavitud y la expoliación a chinos y migrantes latinos y centroamericanos, no fueron actos automáticos -aplicados a partir de algunas determinaciones- sino tras siglos de usos y costumbres en otras geografías. Sin embargo, los estadunidenses sacaron carta de naturalización a la desigualdad entre las personas, según recalcaba tantas veces en sus charlas mi interlocutor tantas veces, el cubano Fernando Martínez Heredia. Cuando sumamos a ello el Ejecutivo del momento, con características que aúnan desprecio y torpeza por quienes no lo secundan, que cuenta con un Poder Judicial según antojos presidenciales y un Congreso obsecuente, el resultado para la ciudadanía no puede ser peor.
Todo parece indicar que el siguiente movimiento (político, económico, social), corresponde que lo dé Trump: ojalá que no se equivoque, ¿o si?, como espera que ocurra el sarcástico Peter De Vries, que aspira a que como dijo alguna vez el escritor “los ricos no son como nosotros: pagan menos impuestos. Esta vez tenemos que conseguir que paguen los ricos.”
POR MÁS PERIODISMO, APOYÁ VOCES
Nunca negamos nuestra línea editorial, pero tenemos un dogma: la absoluta amplitud para publicar a todos los que piensan diferente. Mantuvimos la independencia de partidos o gobiernos y nunca respondimos a intereses corporativos de ningún tipo de ideología. Hablemos claro, como siempre: necesitamos ayuda para sobrevivir.
Todas las semanas imprimimos 2500 ejemplares y vamos colgando en nuestra web todas las notas que son de libre acceso sin límite. Decenas de miles, nos leen en forma digital cada semana. No vamos a hacer suscripciones ni restringir nuestros contenidos.
Pensamos que el periodismo igual que la libertad, debe ser libre. Y es por eso que lanzamos una campaña de apoyo financiero y esperamos tu aporte solidario.
Si alguna vez te hicimos pensar con una nota, apoyá a VOCES.
Si muchas veces te enojaste con una opinión, apoyá a VOCES.
Si en alguna ocasión te encantó una entrevista, apoyá a VOCES.
Si encontraste algo novedoso en nuestras páginas, apoyá a VOCES
Si creés que la información confiable y el debate de ideas son fundamentales para tener una democracia plena, contá con VOCES.
Sin ti, no es posible el periodismo independiente; contamos contigo.
Conozca aquí las opciones de apoyo.