A diferencia del gobierno que envió al parlamento el proyecto de ley de urgente consideración en plena epidemia, el movimiento sindical elevó una plataforma reivindicativa razonable, en el marco de la celebración de un atípico Día de los Trabajadores.
Aunque la coyuntura sanitaria impidió la convocatoria a un acto de masas, miles de personas organizaron actividades conmemorativas, que contaron con una multitudinaria participación, lo cual constituye un cabal testimonio del compromiso de la clase obrera.
Si bien fue una celebración diferente por la ausencia de las muchedumbres y sin discursos de barricada, la impronta combativa de los trabajadores estuvo presente.
Empero, contrariamente a lo sucedido en los últimos 15 años, cuando el PIT CNT podía emitir sus proclamas en todos los señales de televisión y en radios en condiciones de igualdad con el gobierno frenteamplista, en esta oportunidad el mensaje debió vehiculizarse a través de otros canales de comunicación.
Mientras el Ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, habló en nombre del gobierno ante todas las cámaras y micrófonos de una prensa obsecuente, los trabajadores debieron resignarse a dialogar con la población desde una posición de clara desventaja y sin la visibilidad requerida.
No en vano, el Presidente Luis Lacalle Pou–aduciendo un inverosímil argumento- negó el uso de la cadena de radio y televisión a la dirigencia sindical, corroborando su reconocido odio de clase.
Durante la actividad central, el PIT CNT ratificó su inveterada voluntad de activa militancia por trabajo y salario, en un contexto de singular complejidad. En esta ocasión, prevaleció la ponderación sobre la pasión, atendiendo a la necesidad de no incrementar los decibeles confrontativos y de no tensar las relaciones con un gobierno de impronta conservadora.
En ese marco, se volvió a reclamar una renta básica para los uruguayos que carecen de protección social, sin olvidar a los más de 170.000 trabajadores que actualmente se encuentran en seguro de paro. “No vamos a pelear sólo por los trabajadores sindicalizados, sino por el conjunto de los uruguayos que están pasando penurias”, proclamó el Presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira.
En otro orden, se reclamó un seguimiento de los precios de la canasta básica, ante el incesante avance de la inflación y el inmoral remarque de quienes medran con la crisis.
Esta demanda ya había sido planteada al Poder Ejecutivo, pero fue ignorada. Es obvio que la ortodoxia ideológica pro-mercado del bloque multicolor impide regular o tarifar productos, incluso los de primera necesidad.
El Secretario General del PIT-CNT, Marcelo Abdala, criticó al oficialismo por no haber convocado un diálogo social que hubiera sido menester en esta peculiar coyuntura. Obviamente, la intransigencia gubernamental descoloca al propio Ministro de Trabajo Pablo Mieres, quien funge como mero amortiguador de las tendencias reaccionarias que subyacen en el conglomerado multipartidario hegemónico.
Abdala no omitió referirse al proyecto de ley de urgente consideración, afirmando que, en este momento, “el país tiene que cuidar su densidad democrática”. Al respecto, manifestó su malestar por el ingreso de este mamotreto al parlamento.
También reiteró que el movimiento sindical se reserva el derecho de aplicar medidas de lucha y no descartó impulsar la convocatoria de una consulta popular tendiente a derogar la polémica ley.
Fiel a su rica historia y al paradigmático legado de referentes que combatieron la ignominia de los gobiernos neoliberales y hasta ofrendaron sus vidas enfrentando a la dictadura liberticida, el movimiento sindical sigue de pie y en actitud de batalla.
Aunque el escenario es adverso, la central obrera- que aglutina a más de 400.000 trabajadores sindicalizados- no renuncia a su impronta unitaria ni a su compromiso militante.
Como siempre, la vocación combativa y clasista está intacta, acorde a la necesidad de preservar las conquistas de los últimos quince años y de seguir profundizando la democracia, la justicia social y la inclusión.
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