La anexión de una parte de Cisjordania paso, de ser una promesa electoral de Netanyahu, a convertirse en un proyecto de ley, presentado a principio de mayo para su aprobación en junio. Se apropia de gran parte del Área C, una de las tres divisiones de Cisjordania establecida por los Acuerdos de Oslo (1993). De esa área Israel siempre tuvo el control civil y militar.
Convertir la anexión de facto en una de derecho, responde a los intereses de Netanyahu y de Trump.
El primero sigue amenazado por un juicio que se seguirá postergando si el primer ministro alcanza esa conquista. Además, “Bibi” lo hace sin recurrir al “Acuerdo del Siglo”, que implicaría reconocer a un Estado Palestino, que la mayoría de sus partidarios rechaza.
Trump, al respaldar esta acción logra el apoyo electoral de los “cristianos sionistas” que pesan numéricamente y de los “judíos sionistas” que pesan económicamente. Deben hacerlo ahora ya que la reelección de Trump esta amenazada por su gestión de la pandemia. Además el principal candidato demócrata esta en contra de la medida.
Una limpieza étnica que no cesa.
Para llegar a esta nueva anexión, Israel, ¿cuántos palestinos asesino o expulsó de sus tierras en sus 72 años cómo estado? ¿Cuántas ciudades y aldeas transformo en tierra arrasada?
Todo lo rebautizó con un nombre bíblico, y puso cartelitos con letras hebreas, intentando reivindicar un mítico reino. Cuando llegaron los hebreos, ya existía Jerusalén edificada por lo cananeos. Los hebreos la conquistaron por un tiempo.
Después de la primera guerra mundial, numerosos sionistas comenzaron a llegar a la Palestina británica. Allí había un pueblo, no un espacio vacío, y se dedicaron a expulsar y despojar a sus habitantes. Vinieron amparados por la Declaración Balfour de 1917, por la cual el gobierno británico apoya el establecimiento de un “hogar nacional” para el pueblo judío. Durante la ocupación británica los sionistas fueron sus aliados en la represión contra la población árabe que rechazaba la colonización.
Hace 72 años, en mayo de 1948, la limpieza étnica, que implica: conquista, expulsión, colonización y matanzas, se torno desembozada. Fue “Al Nakba” (la catástrofe) para los palestinos. Tropas israelíes avanzaron sobre los territorios asignados a Palestina, expulsando a dos tercios de la población que se convirtieron en refugiados. La ONU les otorgó el derecho a retornar a sus hogares, pero Israel nunca lo permitió.
En 1967, en la guerra de los seis días Israel ocupo toda Palestina. En forma lenta y metódica Israel se asentó en los Territorios Ocupados e instalo población israelí, lo que es ilegal.
Se anexó Jerusalén Oriental y ahora hace los mismo con 30% de Cisjordania: el valle del Jordan, el norte del Mar Muerto y lo que denominan Judea y Samaria.
El territorio de Palestina a primera vista aparenta ser una pequeña isla, con fronteras sólo con Israel. Si nos acercamos, vemos que es un archipiélago. Son unas cuarenta islas (o “bantustanes”), separadas por puestos de control y rutas estratégicas por la cual solo pueden transitar los vehículos israelíes. No hay unidad territorial, la han fragmentado.
En el Área A, por los Acuerdo de Oslo, la Autoridad Palestina tiene el pleno control civil y policial. Los israelíes tienen prohibida la entrada a esta área, pero su ejército no la respeta. En la B, La Autoridad tiene el control civil e Israel el militar. Nadie sabe que sucederá después de la anexión.
No SÓLO se pretenden borrar a los palestinos.
Se torna visible, para quien lo quiera ver, que hubo y hay un plan para borrar a los palestinos de la faz de esa tierra. Nunca EEUU había demostrado un apoyo tan incondicional a los planes de Israel. Nunca Israel ha sido un aliado tan incondicional de los planes supremacistas de EEUU. Ambos están convocando a una restauración “conservadora” en lo político y social; y “neoliberal” en lo económico. Se presentan como defensores de la libertad y la democracia, y con eso argumento atacan a sus rivales, pero amparan a las dictaduras más atroces cuando son sus aliados, por ejemplo, Arabia Saudita.
Cuando se desconoce el derecho a la autodeterminación de un pueblo, no están atentando sólo contra Palestina. Cuando se lleva adelante la limpieza étnica, no sólo afecta al pueblo palestino. Cuando la expansión de Israel continúa, no sólo se desestabiliza la región. Cuando Israel, EEUU y otros estados impulsan guerras preventivas e intervienen en otros países con total impunidad, no sólo atentan contra la paz, intentan imponer un nuevo orden mundial. Son una amenaza para la humanidad.
Nosotros, los que rechazamos esos planes. Los que resistimos haciendo trinchera en los avances del Derecho Internacional y el Derecho Internacional Humanitario, denunciamos y condenamos a los estados, regimenes, organizaciones y personas que los violan o incitan a hacerlo. Uruguay como estado y nosotros como ciudadanos debemos condenar y rechazar estas acciones en forma clara y precisa. No sólo por Palestina.
Uruguay voto la Resolución 2334, el 23/12/2016, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad. La resolución fue aprobada por unanimidad, 14 votos a favor y la abstención de EEUU. La misma establece límites entre Israel y Palestina y pide el retiro de Israel de los territorios ocupados, incluido Jerusalén Oriental, entre otros puntos. E1 21/12/2017, voto por no reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Uruguay, de continuar su política no aceptaría la nueva anexión de Israel.
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