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VALERIA BERTUCCELLI: “Cuando algo es patético, es muy real a la vez” por Martín Imer

VALERIA BERTUCCELLI: “Cuando algo es patético, es muy real a la vez” por Martín Imer
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El pasado jueves se estreno en cines nacionales Culpa cero, el nuevo trabajo detrás de cámaras de Valeria Bertuccelli, quien además ejerce de co-guionista y protagonista al igual que hizo en su anterior film, La reina del miedo. En esta oportunidad la intérprete se pone en la piel de Berta, una escrita de best-sellers sobre superación personal que amasó una fortuna y construyó una trayectoria internacional. La base de este éxito, sin embargo, se construye a partir de un secreto que nadie, ni siquiera en su círculo íntimo, conoce: ninguno de sus libros es escrito por ella, sino por su asistente, Marta, quien ansía un futuro (falsamente prometido por su jefa) en donde ambas compartan la autoría de los libros. Sin embargo, el orgullo de Berta impide que esto sea una realidad, creando una frustración cada vez más visible en su asistente. Esa tambaleante dinámica explota cuando se descubre en los medios que muchas frases de los libros de Berta son plagiadas de filósofos famosos, lo que dinamita la credibilidad de la escritora. La noticia se viraliza y la vida de ambas se transforma: para Marta, la culpa es un parásito que la va consumiendo sin parar, mientras que Berta intenta mantener su vida como si nada, rechazando cualquier culpa y afirmando que su trabajo – ya que, por supuesto, sigue sin reconocer a su asistente como la verdadera escritora – consiste en deglutir para el público contemporáneo aquellos textos que son demasiado difíciles de entender.
Esta es una comedia ácida sobre los monstruos de la vida cotidiana que explora, además, nuestra relación con la culpa y su papel en la sociedad, tanto como una regla social como, en muchos casos, un elemento que nos reprime, y encuentra a Bertuccelli en otro gran recital actoral en donde saca provecho de cada oportunidad que se le presenta para aportar diversos matices a su personaje que la convierten en un ser ambiguo y muy interesante, haciendo que el espectador constantemente se divida entre el rechazo y la pena hacia lo que transita. Además, se encuentra muy bien acompañada por dos estupendas actrices como Cecilia Roth (espléndida en su rol de abogada y fiel amiga de la protagonista) y Justina Bustos, quien sigue demostrando su talento en base a buenos roles secundarios que confirman su presencia en pantalla y versatilidad: aquí, como Marta, maneja con soltura y mucha precisión una evolución narrativa sutil pero contundente. En esta oportunidad, pudimos hablar con la directora sobre sus múltiples facetas en el set, la culpa, su visión de ser artista y lo que significó para ella estar presente en nuestra capital a principios de este año para acompañar la función especial en el Festival de Cinemateca de Silvia Prieto, film de culto de la vecina orilla que marcó uno de los puntos más importantes del Nuevo cine argentino de fines de los ‘90/comienzos de los 2000 y cumplió este año 25 años.
¿Cómo surge este segundo proyecto como directora?
Esto en realidad era una idea que tuvimos con Male Pichot para hacer una serie y que después quedó ahí porque no encontró el cause exacto que queríamos y quedó medio ahí y la retomé porque me llamaron los productores de Pampa pensando en otro proyecto para mí, en una película, tenían ganas de que hiciéramos otra película juntos y pensar en un guion o qué, y en un momento me dijeron ‘Che ¿y si transformamos Culpa cero en peli?’ Entonces ahí nos pusimos a trabajar en lo que había de idea y de capútulos escritos y transformamos eso, entró Mora Elizalde, la tercer guionista de la película, así que fue hecho entre las tres y se transformó en esta película que es Culpa cero, y estamos muy contentas, la verdad.
Es una película sobre la culpa, y también lo que transita la persona cuando sienta una culpa. ¿Por qué pensas que ese sentimiento está tan arraigado en nuestra sociedad?
Una mezcla de tantas cosas, las primeras que me vienen muy rápido a la cabeza es religión — a través de la religión muchas, pero también, digo por algo del personaje de Berta, y también por nuestra época, lo que era una especie de explosión rara como del psicoanálisis o la autoayuda. Yo me psicoanalizo y me encanta y me hace muy bien, pero estoy hablando de ese psicoanálisis de nuestros padres de cuando aprendían a decir que no y poner límites, pero eso se extendía y todavía no se entendía bien como era, como una culpa de por sí, de tantas cosas. Creo que de ahí, diversas cosas, la primera que se me viene es la religión — y también todo cuando es entendido como en extremo, porque también las religiones tienen cosas hermosas que a mí por lo menos me encantan y me tocan y el psicoanálisis, como te digo, también sin parar es un montón. Pero algo de eso mal comprendido.
Hay una exploración de un personaje muy particular, que de alguna forma se vincula al de La reina del miedo en su fragilidad. ¿Qué te interesa de estos personajes?
Lo que a uno le puede pasar con este personaje, de Berta, que es tan monstruo, es que no podes evitar sentir, con su vínculo con su hija y lo que le ocurre cuando la empieza a perder, a uno eso como humano es imposible que igual no te de pena, hay cosas que son casi arquetipos, ‘tal cosa te da miedo, como una madre perdiendo una hija’ siento que es imposible no identificarte por más monstruo que sea la madre, te da pena Berta igual, yo creo que esos momentos donde ella pierde son los que te dan pena y donde no logra reflexionar sobre ella, entender, escuchar a su alrededor, es donde uno dice ‘bueno, listo, anda a cagar (risa) porque no tenes ninguna mirada sobre vos’ y eso que vos decís de La reina del miedo, yo creo que a todos esos personajes en distintas maneras porque nada que ver un tema con el otro pero creo que a mí lo que me pasa es que sí me interesa es cuando las cosas se ponen patéticas, pero patéticas en un sentido bueno. Para mí lo patético muchas veces es en buen sentido, a veces cuando algo es patético es muy real a la vez, decís ‘estuve patético, me dio mucha vergüenza’ pero te salió algo que seguramente es re vos, y yo creo que lo patético está bastante a veces asociado a lo real, por más que sea feo, cruel, triste o vergonzoso, y creo que esa parte, de algo real de vergüenza, en ese punto siento que se pueden unir los temas que me interesan, el miedo en La reina…, la culpa en este, esa manera de mirarlos.
¿Hay alguna línea que vos trazas en el set entre tu rol de actriz y tus otros roles como directora o escritora?
No, yo siento que se va armando todo muy entre todos y muy de a poco. Hay algo que ocurre que al haber estado escribiendo Mora Elizalde (también escribió conmigo el guion y estaba como co-directora) había algo que las dos sabíamos mucho porque era sobre lo que habíamos escrito, y después hay algo que al contrario, a veces los límites son más borrosos, a mí me ayuda mucho a dirigir a veces el estar dentro de las escenas como actriz, porque siento que uno va marcando un tono sin necesidad de marcarlo tanto y la vez es suavecito pero lo vas llevando al otro hacia un lugar, siento que resulta fácil para los actores y de ahí también sale que nos vamos acomodando todos y también en la pre, en el desarrollo, cuando uno empieza a trabajar con el equipo, con arte, con el asistente de dirección, y ya estás trabajando armando eso, ya se va armando el clima de lo que va a ser. Para mí, siento que trabajo más en una atmósfera que en un hilo de trazar, y es muy en equipo que se va armando eso. Después vos a veces hasta podés distraerte de una cosa y otro lo tiene presente.
Hay una química fascinante en la película entre las tres, tanto entre vos con Cecilia [Roth] como también vos con Justina [Bustos], y cuando colaboran juntas son los mejores momentos de la película para mí. ¿Cómo se crea esa química entre ustedes?
Fue espectacular lo que paso. Yo con ninguna de las dos había laburado antes, las chicas habían laburado, pero fue alucinante porque pasó así, las tres decíamos que teníamos la sensación de haber trabajado mil veces juntas y yo nunca había trabajado con ellas en otras cosas antes. Fue de todo un poco, fue también la manera de trabajar mía también de antes, como en los ensayos, el conocernos, para mí los ensayos no son solo ensayos sino conocerte con el otro, tener charlas, con las actrices o los actores, con charlas que por ahí no tienen que ver incluso con la película misma pero uno empieza a entender quien está del otro lado, que va a hacer eso, qué le importa y qué no y qué le sensibiliza y creo que vas armando lazos, que eso te permite después ir a los lugares que todos precisemos ahí, en el durante, actuando, como que si eso está fuerte también el otro confía y yo también confío en el otro, se va armando antes.
No puedo despedirte sin también comentar otro evento muy importante en tu carrera este año, los 25 años de Silvia Prieto, que viniste acá a Montevideo a presentar ese homenaje que se hizo a la película. Quería preguntarte cómo es para vos tener ese contraste entre una de tus primeras películas y este nuevo intento como realizadora, y también qué sentís que cambió en la Valeria actriz entre aquella de Silvia Prieto y esta de Culpa Cero.
Por un lado, en qué siento con el enlace ese, para mí es todo. Martin Rejtman es con quien yo aprendí a hacer cine, y al día de hoy – de hecho, ahora en la noche voy a cenar con Martín, él es el primero que lee mis guiones, es alguien a quien yo admiro y escucho mucho, entonces siento una unión permanente con lo que fue mi origen. Por otro lado sí, siento que me cambió un montón, me siento cambiada, no sé si podría precisar en qué, pero sí, siento que me cambió algo como actriz o como—- No sé, yo siempre que tenía que pensar, cuando escuchas ‘Los Artistas esto y Los Artistas…’ siempre me pareció medio exagerado decir ‘Nosotros, los artistas’ como bueno, no sé, soy intérprete, soy actriz, soy cantante – no por mí, por el que sea cantante – pero sentía que Artista era mucho, y después uno con el tiempo empieza a darse cuenta que también hay una vida que tiene que ver mucho con la manera tuya de observar las cosas y de lo que vos podes transmitir y eso es una mirada artística que por ahí la palabra artista es gigante pero sí te podes reconocer en que sos alguien que lo que vos saber hacer es eso, es una observación que te interesa transmitirla y de ahí es de donde siento que por ahí se me fue como acentando algo, que es más todo junto, que no es la actriz o la directora o qué escribe sino una manera de transmitir una visión.

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