Al promediar el mes de febrero, el país sufre el castigo de un verano especialmente caliente y una sequía que se ha ido agudizando hasta unos extremos gravísimos, con un tardío anunció de que las reservas de agua potable son escasas, apenas 10 días a contar desde el día 10 de febrero, fecha del sinceramiento de OSE (es decir, hasta el día 20 o 21 próximos) para Canelones básicamente, y para Montevideo las reservas de agua potable apenas 30 días, según declaraciones de Raúl Montero, presidente de OSE. Es cierto, que son estimaciones.
El anuncio dejó un mal sabor, escuchando explicaciones timoratas, y más que argumentos, excusas. OSE y los organismos competentes en el asunto ya estaban todos en conocimiento de lo que se nos venía, pero optaron por hacer de cuenta que si ellos no hablaban del asunto, los demás, es decir, todos menos ellos, no se darían cuenta. Pero la sequía está aquí.
Como es de conocimiento, la fuente de agua potable de la Costa de Oro es la Laguna del Cisne, cuyo caudal de agua está muy bajo y sigue reduciéndose. Lo que está en riesgo de continuidad es el abastecimiento de agua en las localidades entre Salinas y Parque del Plata. La situación de Montevideo, aunque menos dramática, es preocupante: hay reservas aseguradas para «30 días de agua» según versión, 60 según otra, y desde OSE se diceque están realizando diversas tareas para «extraerle el máximo (de agua) posible» a la planta de Paso Severino, según el presidente de OSE, Raúl Montero, publicadas por MVD Noticias (Tv Ciudad) del viernes 10. Según el jerarca, este plazo da «tranquilidad» a la empresa, aunque advirtió que la capital quedaría «sin saneamiento» si llegara a faltar el agua.
Sin sorpresas, estabas avisado
En diciembre 2019, en la transición hacia el nuevo gobierno electo, el presidente saliente Tabaré Vázquez presentó a Luis Lacalle unos proyectos de ley cuya elaboración había sido, por la compleja dimensión técnica y el alto impacto para las zonas beneficiarias, muy cuidada y con amplia participación.
El grupo de trabajo que desarrolló el proyecto estuvo integrado por los tres niveles de gobierno y la Universidad de la República, que después de un largo proceso, resumió en dos propuestas que Vázquez elevaría a Lacalle: una referente al tratamiento de los lodos residuales de Aguas Corrientes hacia abajo y la otra, la construcción de una nueva represa en el arroyo Casupá.
Tabaré explicó las propuestas elevadas al futuro gobierno: por un lado, el «tratamiento de los lodos residuales que están de aguas corrientes hacia abajo» y por otro, la construcción de una nueva represa en arroyo Casupá, «porque ante una claudicación de la represa actual, es necesario que el país tenga una reserva para atender las necesidades de agua del 60% de la población». Y agregaba que esto iba acompañado de un proyecto de ley que faculta al Poder Ejecutivo a asignar los créditos necesarios para dar cumplimiento de las medidas mencionadas. Las obras propuestas, a aquella fecha, diciembre 2019, se estimaban en unos 150 millones de dólares, y los recursos serían aportados desde rentas generales y no por OSE.
La segunda iniciativa que Vázquez entregó a Lacalle tenía que ver con el Fondo Nacional de Recursos y los “medicamentos de alto costo”.
La primera valoración
La cortesía del electo presidente fue rápida. A través de su cuenta en Twitter expresaba: «Recibimos con gusto el planteo del presidente Tabaré Vázquez. Como lo hicimos cada 2 de marzo durante estos años, valoramos el aporte de los distintos partidos políticos y dirigentes». Y concluía que “cada tema será estudiado detenidamente» y resaltó que lo planteado por Vázquez «refiere a dos temas bien importantes».
La primera virtud de aquel proyecto es que contó con la activa participación de los alcaldes de Santa Lucía, Aguas Corrientes y Canelones, de las autoridades del gobierno nacional y de la intendencia local, por lo que es un proyecto sin sorpresas.
El documento sobre la cuenca del río Santa Lucía consta de tres capítulos: estado de situación al 2015; dos, las medidas que se tomaron durante el tercer gobierno frenteamplista; y finalmente, tres, la situación actual del río Santa Lucía. Todo ese estudio técnico, del zurcido del entramado social, se resumen dos propuestas: el tratamiento de los lodos residuales para mejorar la calidad del agua y la construcción de una nueva represa en el arroyo Casupá.
Vázquez fundamentó el objetivo de esa represa: constituirse en reserva para atender los requerimientos de agua potable del 60 % de los uruguayos que residen en Montevideo, Canelones y el área metropolitana. Complementariamente, la planta de tratamientos resolvería el problema de los lodos que surgen por la potabilización del agua.
El proyecto no se ejecutó.
¿Y?
De aquel diciembre de 2019 ya han pasado tres años y dos meses, y la urgente necesidad de resolver la cuestión del agua aún está pendiente, pero la administración Lacalle tiene por delante la responsabilidad de no haber resuelto ni tampoco encaminado una solución, ésta u otra, sólida desde el punto de vista técnica y oportuna. Por el contrario, aún el gobierno no ha formulado una alternativa técnica solvente, ni mucho menos consensuada.
Ahora, con la crisis de servicio de agua potable amenazando desatarse con todas sus consecuencias, ésta administración de OSE desluce lo que en sus inicios del período caracterizó a la administración Lacalle: la comunicación. A estar por los anuncios tardíos, queda poca reserva de agua para amplias zonas de Canelones y a menos de un ( o 2) mes para Montevideo. Con este panorama, recién ahora se toman medidas mínimas.
Las sequías son situaciones que requieren enfrentarlas de manera integral, junto al Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el de Ambiente, la Dinagua, la URSEA, y las intendencias.
Improvisar es lo que no hay que hacer y mucho menos cobrar al grito. Hay que plantarse con una mirada país, integradora y solidaria. Y levantar la mirada frente a la adversidad.
Obvio que una sequía es un hecho de la naturaleza, pero gestionar la crisis es todo lo contrario. Lo primero, es concientizar a todos de la situación y de cuál es la conducta de minimización del uso del agua. Mucha presencia en medios. La respuesta requiere de no perder la mirada integradora, de mapear correctamente, de la economía de los recursos, de racionalización y minimización del daño, de financiamientos diversos según el perfil de los productores, y rescatar las iniciativas del 2019 para hacer las obras necesarias para que, en poco tiempo, la sequía no vuelva a pillar al rey desnudo.
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