Al rescate de Guillermo Chifflet
Siempre fui contrario a votar con los pies.
Esa frase tan breve como auténtica fue expresada por el ex diputado Guillermo Chifflet refiriéndose a “retirarse de la sala para no pronunciarse ni a favor ni en contra de un asunto”.
Si el martes 16 de mayo no hubiera estado frente al televisor mirando el informativo, no estaría en esto que he llamado, porque así lo considero, “rescate de Guillermo Chifflet”.
Esa tardecita-noche entre otras noticias, se destacó el homenaje realizado a las Fuerzas Armadas regresadas de Haití. Con la presencia de un equipo de oficiales ubicados en las barras, distintos parlamentarios hicieron uso de la palabra.
Luego de escuchar a la senadora Mónica Xavier (correligionaria de Chifflet) nació en mí la necesidad de escribir lo que pensaba y sentía y quería expresar. ¿Para qué más?, me pregunté. Y apagué el televisor.
Me resultaba más productivo buscar información para esta columna. Comencé llamando a mis mejores fuentes: esposa, Julia Amoretti e hija: Michele.
Me une a la actriz Julia Amoretti una hermosa amistad y un entrañable afecto. Fue ella quien me dio la oportunidad de conocer a Chifflet, el hombre con el que se casó en 1968.
EL NIÑO
Se crió en el Cerro, barrio obrero que siempre adoró y la escuela número 29, Checoslovaquia, lo tuvo entre su alumnado.
Mi querido amigo Iván Kmaid siempre repetía una frase: “Son muchos los señalados y pocos los elegidos. Chifflet fue un elegido que con solo siete años, sí, leyeron bien, ¡siete! comenzó a militar en un Comité de niños por la República Española. A pocas cuadras de su casa estaba el Centro Carlos Marx, donde vio por primera vez a don Emilio Frugoni. Fue el comienzo de su acercamiento al Partido Socialista.
El hombre contrario a votar con los pies contaba a su mujer y a sus hijas que durante la dictadura de Terra vio entrar a su casa un grupo de soldados. Se llevaron preso su padre cercano al Partido Nacional. El padre, contaba el, nunca intentó influir en sus ideas políticas y le decía que cuando fuera mayor de edad tendría la oportunidad de optar por lo que el considerada correcto. Con seguridad consideró lo “correcto” a los siete años cuando comenzó a militar en un comité de niños por la República Española.
EL JOVEN
-En los primeros años de su juventud fue redactor del semanario El Sol del Partido Socialista que fundó Emilio Frugoni, luego de renunciar a su banca de diputado por una división de la izquierda, que fue la que dio origen al nacimiento del Partido Comunista Uruguayo.
-Fue co-director del diario Época y fundador de los semanarios “Marcha” (donde trabajó de forma muy cercana a Don Carlos Quijano, Alfaro y Galeano) y “Brecha”.
María Esther Gillio que también integraba el equipo de Marcha, dijo sobre Chifflet: “Era la persona más importante después de Quijano. Respetuoso, honrado, poseía un alto nivel de profesionalismo en cada información que manejaba. Una persona imprescindible para cualquier publicación que manejara”.
EL MILITANTE
En el año 1971, participó de la Fundación del Frente Amplio. Dos años después, el 27 de junio de 1973 una vez ocurrido el golpe de estado y encaramada en el poder una prolongada dictadura militar pasó a integrar, como tantos otros, la nómina de proscriptos y fue en ese tiempo, cuando no era aconsejable aparecer o mostrarse en ningún lugar, digamos “muy público”, fue creativo publicitario de las agencias Mac Cann Erickson, Publicitas, Ferrero y Ricagni e Ímpetu Publicidad. Fue secretario de la Fundación Mario Benedetti.
De 1994 a 2004 fue electo diputado por del Frente Amplio ocupando su lugar en la bancada del Partido Socialista. Integró, entre otras, la Comisión de Derechos Humanos.
EL RENUNCIANTE. EL HOMBRE
La primera discrepancia seria con el Frente, es decir discrepancia con el gobierno encabezado por su correligionario Tabaré Vázquez fue motivada por la posición contraria de Chifflet a la Operación Unitas.
El semanario Brecha, en aquella ocasión dijo: “El único que votó en contra, permaneciendo en la sala sin levantar la mano, fue el Diputado Guillermo Chifflet.
Chifflet sostuvo que “no había argumentos que justificaran un cambio de la posición histórica de la Fuerza, que no tenía sentido votar primero y discutir después la política militar, y que hacerlo, dañaría al EP-FA y también la credibilidad del sistema político”. En aquella ocasión fueron siete (seis de ellos del interior) los que se retiraron de sala antes de la votación.
Dos meses más tarde, diciembre de 2005 se produjo la última discrepancia con respecto al envío de tropas a Haití, lo que motivó su renuncia.
“No puedo votar esto que va en contra de las convicciones más hondas de mi conciencia. Para cumplir con mis compañeros, renuncio a la Cámara. Renuncio. Quiero respetar la voluntad de la mayoría, pero también estar tranquilo con mi conciencia”. Como diputado, fueron las últimas palabras de Guillermo Chifflet. Era el 1º. de diciembre 2005.
El que pocos minutos después pasaría a ser ex diputado, supuso, y así lo expresó entonces, que el envío de más tropas a Haití no resolvería los problemas de ese país. “¿Esa es la paz?”, se preguntó el legislador en aquella sesión parlamentaria.
A pesar de la duda de la bancada, el FA levantó unánimemente la mano. Y Chifflet se fue. Se fue con su conciencia limpia y en paz. Con el honor y la dignidad, como su frente, en alto. No fue su actitud nacida en ese momento, no. Lo supo y lo incorporó desde el hogar, militando a los 7 años en el comité de niños del Cerro por la República Española; prosiguió construyéndolo en su incorporación al Partido Socialista y en su carrera como legislador, como hombre, como padre, como abuelo. En setiembre cumplirá 91 años y en diciembre junto a Julia, compañera de la vida, celebrará las bodas de oro.
Reitero lo expresado en el comienzo: si el martes 16 de mayo no hubiera visto el informativo, otro habría sido el tema de hoy. O no. No sé. Estoy pensando en voz alta. Lo que sí tengo muy claro es que ese informativo fue el disparador para este rescate.
Como sociedad estamos transitando un tiempo complicado, difícil. Más allá de lo que puedan hacer las autoridades, somos nosotros los responsables de nuestros hijos desde los más pequeños a los más grandes. Somos responsables de las personas mayores. Día a día tenemos conocimiento de nuevos femicidios, violaciones, sicariatos y luchamos como podemos contra el flagelo de las drogas. Entonces poder ir al rescate de hombres como Guillermo Chifflet, vale la pena. Y es importante. Me siento más tranquila. Encaré al olvido. Y salí airosa. Y todos tenemos el deber de ir al rescate de los valores que se nos escurren de la conciencia un poco más cada día.
“Guillermo Chifflet, el combate de la pluma” es un libro escrito por Jorge Chagas y Gustavo Trullen. En el mismo hay un pensamiento de Eduardo Galeano con el que cerramos la columna de hoy.
“El se entregó al Partido Socialista en cuerpo en alma y
sombrero y siempre siguiendo el recto camino, el que
conduce a la libertad de conciencia y no al deber de la
obediencia. Pagó un alto precio. A la hora de elegir entre
su banca de diputado y su libertad de conciencia, renunció a
la banca y a todo lo demás.
Parecía que esta actitud iba a condenarlo a la soledad, pero
aquellos días tristes no hicieron más que demostrar cuanta razón
tenía alguien que dijo:
“En días así se descubre cuales son los amigos de las cuatro Estaciones”.
Y es así nomás.
El flaco no camina solo.
Su ejemplo tampoco
Información obtenida en Brecha, La Diaria, y Voces digitales.
Gracias a Julia Amoretti y a su hija Michele.
Hasta la próxima. Que seas feliz.
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