Un año atrás publicábamos un artículo titulado: LO QUE FALTABA: JAVIER MILEI. La Argentina se parece a los países caribeños con sus temporadas de huracanes. No se han calculado los costos que tuvo el pasaje de los Kirchner cuando un nuevo evento destructor se desliza sobre esa tierra de gente noble, que confía, inventa cosas para sobrevivir, no abandona el campo, inventa nuevas máquinas, crea nuevas melodías y sorprendentes películas. Javier Milei acaba de ganar unas elecciones que no eran para su partido, porque no tenía contendientes internos sino para los que se jugaron la posibilidad de competir el próximo 22 de octubre por dirigir el país. Milei solo hacía acto de presencia pero, aun así, el voto de los argentinos se volcó por él. Eso ya lo sabemos todos los que seguimos la política argentina con expectativas y temor. La ciudadanía penalizó al sistema político.
¿Pero cómo podría gobernar Milei sin tener un partido que lo respalde en el Parlamento y en el vasto territorio argentino? Sus anuncios –no su programa, desconocido– se reduce a algunas medidas, que no explica cómo lo hará, rechazadas por el resto del sistema político: dolarización de la economía, educación financiada a través de otorgar vouchers a los padres de familia, eliminación del Banco Central, porte de armas por parte de particulares, el derecho de los ciudadanos a vender sus órganos, y muchas otras medidas que se anuncian a través de sus presentaciones incendiarias. Milei también hace de la motosierra su metáfora principal para definir qué hará con el Estado. Esto no es Tortorelli, que prometía hacer las calles en bajada y que saliera leche por las canillas, Milei lo dice con cara de loco, a los gritos e insultando a quien lo contradiga. Al mismísimo Papa, sin que viniera a cuento, acusó de ser el representante del Maligno sobre la Tierra, agregándolo a la larga lista de integrantes de “la casta”. No se queda corto en agravios. Pero se cuida de no decir si Cristina Fernández de Kirchner es una delincuente que merece la cárcel (ya hay una sentencia firme de 6 años de penitenciaría, resarcimiento al Estado por los bienes involucrados e inhabilitación de ejercer cualquier cargo público de por vida). Eso apenas por el primer proceso, la Corte Suprema dio luz verde para continuar la investigación de otras 8 denuncias profusamente documentadas.
En primer lugar, ¿cómo hará para dolarizar la Argentina si para eso le harán falta, por lo menos, U$D 60 mil millones. Argentina no tiene crédito internacional y, difícilmente, los capitales argentinos que están escondidos vuelvan en ese marco de crispación e improvisación.
En segundo lugar, cuando propone financiar entregándole vouchers a los padres de familia para que sean ellos los que financien las escuelas, no explica qué va a hacer con la educación pública, que al no existir una relación presupuestal estable se correría el riesgo de que con una pobreza que alcanza al 40% de la población, la ciudadanía acabe usando ese dinero en sobrevivir, provocando que la educación pública se hunda definitivamente.
En tercer lugar, la eliminación del Banco Central es la verdadera zambullida en una piscina sin agua. Carlos Melconian, el futuro ministro de Economía de Patricia Bullrich le preguntó por qué si 180 países tienen un banco central, a él se le ocurre que es innecesario.
Javier Millei, de la misma rama que Trump y Bolsonaro, es partidario de que los ciudadanos tengan derecho a comprar armas y tener la posibilidad de defenderse por ellos mismos. Bueno, Estados Unidos no es el más indicado ejemplo de inspiración para asegurar su población. Brasil tampoco.
En cuanto a su talante, no puede presentarse para conseguir el voto popular y gobernar el país con ese grado de crispación, sin filtro para expresar su repudio, confundiendo adversarios con enemigos. En democracia la capacidad de diálogo es fundamental. No se puede agraviar a quien mañana va a representar a una porción de la ciudadanía. El sistema político debe estar asegurado por el diálogo entre gobernantes y oposición, y mucho más cuando no va a tener manos que se alcen en el Parlamento. ¿Cómo se propone gobernar sin tener apoyo para conseguir que se voten sus proyectos?
Milei esconde un secreto. Se cuida mucho de acusar a Massa o a Cristina Fernández de Kirchner. Muchos militantes del Frente Renovador (Massa, el candidato de Cristina) aparecen en las listas de Milei, que no tenía militantes propios para llenarlas. ¿Piensa gobernar asegurándole a Cristina Kirchner la agenda de impunidad que le aseguraron Alberto Fernández y Sergio Massa? Un juego muy peligroso.
Pero están pasando cosas. Si bien Millei recibió la mayorías de los votos en las internas de agosto pasado las elecciones provinciales vienen mostrando una evolución distinta. Millei no ha conseguido ni una sola de las gobernaciones provinciales. El kirchnerismo ha conseguido, a lo largo de este año, seis gobernaciones provinciales, y Juntos por el Cambio siete, y se espera que también se asegure Entre Ríos, la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, consiguiendo un total de diez gobernaciones, lo que le dará una enorme posibilidad de compatibilizar políticas nacionales con regionales.
El viento comenzó a cambiar, y lo que fue un tirón fuerte de orejas al sistema político se está volviendo un proceso donde prime la racionalidad y el rechazo a las payasadas.
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