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Continuidad ficcional y amores cotidianos

Continuidad ficcional y amores cotidianos
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“Ey, canción /(…) quiero esa emoción/ que tuve al escucharte ayer (…) Ey, canción/ sabes tanto de mi situación/ en cuantos pedazos mi corazón/ se encuentra hoy” (Franny Glass)

La película de Óscar Estévez Amores pendientes por momentos se ensambla bastante bien con la canción de Franny Glass “El amor anda suelto por ahí”. En definitiva es una comedia romántica coral, que se acerca a diferentes vínculos protagonizados por un puñado de personajes que se conectan, y desconectan, a raíz de una función teatral. Pero en este último aspecto, que aborda la manera en que algunos “amores” encuentran “forma” a partir de una ficción teatral, parece ser más acorde la canción del mismo Franny Glass titulada “Ey, canción”. Y es que los versos “Ey, canción/ sabes tanto de mi situación” del tercer track del disco El podador primaveral son muy elocuentes acerca de esa sensación de conexión directa entre algunos versos sostenidos por una melodía y nuestra subjetividad en situaciones puntuales. Solo que en la película de Estévez la clave no es una canción (advertimos que a partir de ahora brindaremos detalles argumentales) sino una obra teatral titulada “Forros”, que articula todo el relato cinematográfico.
Amores pendientes comienza con un diálogo en el que dos amigos se reprochan “haber dejado pasar” el momento en que debían haber dado la señal de que había más que amistad entre ellos. El diálogo es parte de la obra teatral “Forros”, y pronto descubriremos que esa ficción teatral se ha construido a partir de una situación real que involucra al autor. Nada más “normal”, en principio, que descubrir que una ficción cualquiera se nutre de la experiencia cotidiana de quien la escribe. Solo agregamos aquí que esta creación no solo recoge la experiencia del autor, sino que éste seguramente ha llegado con su obra a comprender parte de su propia experiencia. Lo interesante, más allá de esto, es lo que pasa al resto de los personajes de la película con la obra teatral.
De forma bastante orquestada la “amiga real” del autor llega a la obra teatral y al descubrir que “sus palabras” aparecen reproducidas en el escenario se generan una serie de situaciones de por sí divertidas. Pero en esa misma función otro par de parejas se enfrentan a una creación teatral que les interpela. Si por un lado “Forros” les invita a reflexionar sobre algunos vínculos como la amistad, por otro veremos que había algo latente que se despierta ante la “experiencia estética” que les genera la obra. En este caso la obra teatral parece cercana a esos momentos en que una canción, sin saber cómo, ni por qué, pareciera interpretar emociones, canalizar sentimientos entreverados y ordenarlos, “ponerlos en palabras”. El rol de las canciones también es clave en la película, pero es la obra teatral la que dispara sensaciones y vuelve conscientes sentimientos latentes. Otro ángulo de esta situación es la que atraviesa al propio elenco de Forros. Estos personajes, que se desdoblan en la ficción, parecen atravesar por situaciones que se vinculan con la de los personajes que interpretan, no sin incomodidad y vínculos sin resolver.
Tenemos entonces una experiencia real que se vuelca en una ficción teatral que, a su vez, conecta con subjetividades que descubren en ella sentimientos latentes. También hay discusiones más banales y otro tipo de reflexiones que se disparan a partir de “Forros”, pero no deja de ser un aspecto clave de la película la articulación entre la experiencia cotidiana de los personajes y la ficción teatral. Nada es “reflejo” de nada, simplemente vemos una producción artística (la obra de teatro) que se nutre de la experiencia de un grupo de creadores y que se convierte en un signo más, en una “experiencia cotidiana” más para quienes la experimentan como público.
Oscar Estévez, de amplia experiencia cinematográfica, concibió Amores pendientes como una comedia romántica mientras estaba dirigiendo “microteatro” en La Escena, la escuela de actuación que dirige junto con Cecilia Caballero hace una década. Inevitablemente la película se nutre de integrantes de la escuela y del universo teatral “alternativo” montevideano. En ese sentido hay múltiples guiños y referencias al universo teatral de nuestra ciudad. Pero como suele suceder la película dispara otras reflexiones, y la que particularmente nos interesa señalar aquí es esa suerte de reflexión implícita que propone sobre la relación entre “arte” y “realidad”. Por supuesto que no hablamos de una dimensión “pretenciosa” de este vínculo, pero la forma en que la experiencia personal se vuelve signo artístico que luego se convertirá en experiencia personal de otras personas no es un detalle menor de Amores pendientes.
La película, realizada con “poca plata y muchos recursos” como afirman sus hacedores, reúne a un grupo de personajes inseguros y queribles que se buscan y se rechazan con mayor o menor acierto, como afuera del cine. Pero a la vez permite reflexionar y dimensionar lo importante la experiencia artística en la vida cotidiana. Ya va por la cuarta semana en cartel, no se la pierdan.

Amores pendientes (Uruguay, 2003). Guión y dirección: Óscar Estévez. Fotografía: Rafael Hernández, Renzo Stevenson. Producción: La Escena. Elenco: Cecilia Caballero Jeske, Constanza del Sol, Fernando Dianesi, Guadalupe Estévez, Federica Lacaño, Iñaki Moreno, Federico Repetto, ecilia Silva, Tatiana Taroco, Gonzalo Varzi. Duración: 95 minutos

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Leonardo Flamia Periodista, ejerce la crítica teatral en el semanario Voces y la docencia en educación media. Cursa Economía y Filosofía en la UDELAR y Matemáticas en el IPA. Ha realizado cursos y talleres de crítica cinematográfica y teatral con Manuel Martínez Carril, Miguel Lagorio, Guillermo Zapiola, Javier Porta Fouz y Jorge Dubatti. También ha participado en seminarios y conferencias sobre teatro, música y artes visuales coordinados por gente como Hans-Thies Lehmann, Coriún Aharonián, Gabriel Peluffo, Luis Ferreira y Lucía Pittaluga. Entre 1998 y 2005 forma parte del colectivo que gestiona la radio comunitaria Alternativa FM y es colaborador del suplemento Puro Rock del diario La República y de la revista Bonus Track. Entre 2006 y 2010 se desempeña como editor de la revista Guía del Ocio. Desde el 2010 hasta la actualidad es colaborador del semanario Voces. En 2016 y 2017 ha dado participado dando charlas sobre crítica teatral y dramaturgia uruguaya contemporánea en la Especialización en Historia del Arte y Patrimonio realizado en el Instituto Universitario CLAEH.